Mujeres

La vida sin Lady Di, 20 años después 

2017-08-28

Los hijos de Diana se han convertido en su ausencia en el mejor antídoto cuando llegan...

Mábel Galaz, El País


Cuando Diana de Gales se convirtió en esposa de Carlos de Inglaterra, el 29 de julio de 1981, tuvo que ser examinada antes por los ginecólogos de Isabel II para corroborar su virginidad. Veinte años después de su muerte en un accidente de coche, su hijo Enrique está a punto de anunciar su compromiso con Meghan Markle, la actriz protagonista de la serie Suits, divorciada y de origen afroamericano. Muchas cosas han cambiado en Buckingham Palace —que siempre se resiste a que las novedades traspasen sus muros— y en ello tiene mucho que ver Lady Di, todavía una figura clave en la monarquía británica. Si no que se lo digan a Camila, duquesa de Cornualles, la mujer que ocupó el lugar de Diana en la alcoba de Carlos de Inglaterra de manera oficial hace 12 años y que acaba de reconocer en público lo que era un secreto a voces: "Fue horrendo, unos tiempos profundamente desagradables que no le desearía ni a mi peor enemigo. Los paparazis nos seguían a todas partes y nos acechaban como fantasmas. Teníamos unos prismáticos en el cuarto de baño para vigilarlos".

Todo ello fue consecuencia de aquella mítica frase de la princesa: “Éramos tres en mi matrimonio, una multitud”. Diana desveló así la infidelidad de su esposo, desmontó el cuento de hadas que el Reino Unido se había creído y puso en entredicho al heredero. Han hecho falta muchos años y muchos expertos en imagen para rehabilitar a Camila, que todavía es vista con recelo por una gran parte de británicos. Una reciente encuesta publicada en el Reino Unido apunta que el príncipe Carlos también vive sus momentos de popularidad más bajos estos meses.

La separación de los príncipes de Gales fue un seísmo en palacio al que siguió la de Sarah Ferguson casada con Andrés, el segundo hijo varón de Isabel II y uno de los que más problemas le ha dado estos 20 años a la soberana por sus comprometidos negocios y amigos poco recomendables. Andrés ahora está en conflicto, además, con su hermano mayor quien reclama más protagonismo para él y para sus dos hijas Beatriz y Eugenia. Y es que el duque de York ve cómo Guillermo y Enrique acaparan toda la atención mediática.

Los hijos de Diana se han convertido en su ausencia en el mejor antídoto cuando llegan tiempos convulsos a palacio. La leyenda de la princesa ha dejado de ser una amenaza para la familia real para convertirse en su principal activo. Guillermo se ha consolidado como heredero del heredero aún más tras su boda con Kate Middleton. La duquesa de Cambridge, pese a no conocer a la madre de su esposo, ha sabido contribuir a mantener su recuerdo con su anillo de pedida en la mano, con sus trajes inspirados en ella, con la manera de vestir a los nietos que no conocerá.

En estos días de homenaje a la princesa del pueblo, Guillermo y Enrique se han prodigado en comparecencias públicas para recordarla, han participado en documentales especiales de la televisión en los que han hablado no solo de su adorada madre, también de cómo dos niños de 14 y 12 años afrontaron aquella tragedia en público y en privado. En la BBC confesaron haber llorado en el palacio de Balmoral por su madre, donde les sorprendió la noticia de su muerte, y se han mostrado orgullosos de no haberlo hecho en público. Enrique ha desvelado que hasta que cumplió los 30 años no pudo hablar con nadie de su madre y necesitó ayuda de especialistas para superar la pérdida. También han contado por primera vez qué papel jugó su padre en esos días: "Lo peor para un padre es decirle a sus hijos que su madre ha muerto. Él estuvo allí". Con los años Guillermo y Enrique han cerrado heridas y mantienen una cordial relación con Camila.

Coincidiendo con el vigésimo aniversario de la muerte de Diana, Felipe de Edimburgo su mayor detractor en la familia real británica se ha retirado de la vida oficial. Muchos apuntaron al marido de Isabel II como presunto instigador de la muerte de Lady Di, aquellos que creen que hubo un complot. Ninguna prueba avala esta teoría pero lo cierto es que ni el duque, ni nadie han podido con Diana de Gales que, con sus luces y sus sombras, se ha convertido en el modelo de princesa en el que muchas monarquías del siglo XXI se inspiran.
 



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