Internacional - Población

Una peregrinación anual a La Meca marcada por la disputa con Qatar 

2017-08-31

La disputa diplomática, la más grave que han vivido los países que integran el...

FRANCISCO CARRIÓN / El Mundo

Unos dos millones de musulmanes participan este año en el "hajj", la peregrinación anual a La Meca que todo acólito de Mahoma debe realizar al menos una vez en la vida. Una cita multitudinaria, que tiene este jueves como escenario el monte Arafat, marcada por el regreso de los peregrinos iraníes y el rifirrafe que protagonizan desde el pasado junio Qatar y un cuarteto de países árabes liderado por Arabia Saudí.

La disputa diplomática, la más grave que han vivido los países que integran el Consejo de Cooperación del Golfo, no ha pasado desapercibida entre la muchedumbre que transita estos días La Meca, la ciudad natal del profeta. Los medios de comunicación saudíes han celebrado la llegada de los peregrinos qataríes tras tres meses de bloqueo terrestre, marítimo y aéreo del emirato. Al Arabiya ha catapultado a la fama a un poeta qatarí que recitó ante sus cámaras unas estrofas ensalzando al rey saudí Salman, el custodio de los lugares santos.

En las últimas semanas la visita anual a la Kaaba, el santuario más sagrado del islam, ha estado jalonado de polémica. En un encuentro con Salman en la ciudad marroquí de Tánger, Abdalá bin Ali al Zani, un príncipe qatarí sin cargo gubernamental que procede de un rama apartada del poder en 1972, llegó a un sorpresivo acuerdo con la monarquía saudí. Riad anunció la apertura de la frontera y se ofreció a trasladar gratuitamente a los qataríes interesados en cumplir con la peregrinación.

Doha no autorizó el aterrizaje en su territorio de los aviones fletados por el reino vecino y denunció una descarada "manipulación política" mientras la prensa saudí especulaba con la idea de un gobierno en el exilio presidido por Abdalá. A pesar de las cuitas que enfrentan a ambos países, Arabia Saudí celebra la afluencia de qataríes a La Meca. Según el príncipe Jaled al Faisal, gobernador de la ciudad santa, unos 1.564 ciudadanos qataríes cumplen este año con el "hajj", frente a los 1.210 que lo hicieron en 2016.

Unas cifras de las que desconfía Qatar, que ha sorteado el bloqueo decretado por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto reforzando sus lazos con Turquía -que mantiene una polémica base militar en su territorio-, Irán y Omán. Precisamente Doha anunció la pasada semana la restauración completa de los lazos diplomáticos con Teherán, congelados desde enero de 2016.

Entretanto, la falta de avances en la mediación kuwaití inquieta a Estados Unidos. En una conversación telefónica mantenida este miércoles, el presidente estadounidense Donald Trump pidió a Salman el final del litigio. "El presidente instó a todas las partes a hallar una solución diplomática a la disputa de Qatar", señaló un breve comunicado de la Casa Blanca. Horas antes, el ministro de Exteriores qatarí Mohamed bin Abdelrahman al Zani confirmó la parálisis en un encuentro con su homólogo ruso Sergei Lavrov.

"Qatar mantiene su postura de que la crisis solo puede ser resuelta a través de un diálogo constructivo pero los países que dictaron el bloqueo no están respondiendo a ninguno de los esfuerzos llevados a cabo por Kuwait y otras naciones amigas", aseveró el jefe de la diplomacia qatarí. Emiratos, por su parte, ha indicado que estaría dispuesto a negociar con Doha "siempre que Doha no establezca ninguna condición previa".

La otra novedad de esta esperada cita para los musulmanes es la presencia de Irán entre los 168 países de los que proceden peregrinos. El año pasado Teherán boicoteó el acontecimiento tras la estampida que en 2015 se cobró la vida de más de 2,400 peregrinos, entre ellos, más de 400 iraníes. Una tragedia, nunca esclarecida, que la República de los Ayatolás atribuyó a la mala organización saudí. El conflicto diplomático entre las potencias del islam suní y chií, recrudecido a principios de 2016 por la ejecución del jeque chií Nimr al Nimr en Arabia Saudí y el posterior asalto a legaciones diplomáticas saudíes en Irán, acabó afectando al periplo hasta La Meca.

Este año, en cambio, se espera que alrededor de 90,000 iraníes tomen parte de una cita jalonada de cifras faraónicas. A la barahúnda de autobuses y grandes infraestructuras desarrolladas para albergar al gentío, se unen los más de 100,000 agentes de las fuerzas de seguridad que velan por el peregrinaje y los 30,000 sanitarios desplegados para atender a una parroquia de todas las edades congregada bajo un sofocante calor. En el "hajj" de 2016, sin ir más lejos, hasta 35 egipcios fallecieron en La Meca por causas naturales.

Las fuerzas de seguridad precisan que, aunque se han detenido células terroristas en los últimos meses, no han interceptado amenazas de atentado durante la cita. Este jueves se desarolla una de las jornadas más simbólicas. Ataviados con el "ihram", un hábito para la ocasión compuesto por dos piezas abiertas de paño blanco limpio, los peregrinos han pasado la noche en Mina, a unos ocho kilómetros al este de La Meca, y al amanecer han emprendido camino hacia el monte Arafat, a unos 15 kilómetros al este de La Meca, donde dedicarán la tarde a entonar rezos.

Durante la noche, de regreso a Mina, la multitud se preparará para celebrar este viernes el "Eid al Adha" (La Fiesta del Sacrificio), el acontecimiento más importante del calendario musulmán. En Mina serán sacrificados centenares de miles de vacas, corderos o camellos. La peregrinación concluirá con el ritual de "ramyi". Los peregrinos arrojarán piedras contra tres pilares que simbolizan a Satanás.



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