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En el Caribe, azotado por el huracán, arrecia la desesperación y estalla la violencia 

2017-09-11

Los habitantes de San Martín y otras partes de la región hablaron sobre una...

Azam Ahmed y Kirk Semple, The New York Times

MARIGOT, San Martín – La gente comenzó a reunirse al amanecer para planear su supervivencia después del huracán Irma.

Empezaron en las tiendas de abarrotes, buscando lo que necesitaban para su sustento: agua, galletas, fruta.

Pero al caer la noche del jueves, lo que había sido una búsqueda de comida tomó un giro más amenazante, conforme grupos de saqueadores, algunos de ellos armados, se abalanzaron a tomar cualquier cosa de valor que quedara, ya fueran electrónicos, aparatos o vehículos.

“Ahora ya no hay comida”, dijo en una entrevista el domingo Jacques Charbonnier, residente de San Martín de 63 años. “La gente se pelea en las calles por lo que queda”.

En los pocos y largos días desde que Irma golpeó el noreste del Caribe, lo que provocó la muerte, hasta el momento, de 27 personas y derribó el 90 por ciento de las construcciones en algunas islas, el tejido social ha comenzado a desintegrarse en las comunidades más golpeadas.

Los habitantes de San Martín y otras partes de la región hablaron sobre una desaparición generalizada de la ley y el orden conforme los sobrevivientes batallaban ante la grave escasez de agua y comida, así como la ausencia de electricidad y servicios telefónicos.

Conforme crecían los reportes de la desesperación a lo largo del fin de semana, los gobiernos del Reino Unido, Francia y los Países Bajos, que tienen el dominio de algunos territorios ahí, redoblaron su respuesta. Se defendieron de las críticas acerca de que su reacción había sido muy lenta e insuficiente. Los gobiernos tanto francés como neerlandés señalaron que estaban enviando a más elementos del ejército para restaurar el orden, junto con la ayuda transportada en avión a la zona.

Después de una junta de emergencia con su gobierno el domingo, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo que viajará el martes a San Martín, territorio francés. Macron también anunció el sábado en la noche que duplicará el despliegue militar en la región, de 1100 a 2200 elementos; los funcionarios dicen que el aumento constituye en parte una respuesta al caos reinante en San Martín.

El lado neerlandés de la isla también ha experimentado un saqueo generalizado de tiendas. El problema había aminorado para el domingo, pero no había desaparecido por completo.

“Hubo algo de saqueo los primeros días, pero la policía y los marinos neerlandeses salieron a la calle a evitarlo”, dijo Paul De Windt, editor de The Daily Herald, un periódico del lado neerlandés de la isla. “Algunas personas roban objetos lujosos y bebidas alcohólicas, pero muchas otras roban agua y galletas”.

La tormenta golpeó directamente la región desde el miércoles: destruyó aeropuertos y puertos, los servicios de electricidad y agua potable no funcionaban, y dejó a muchas decenas de miles de habitantes y turistas aislados y cada vez más desesperados, sin poder irse a ninguna otra parte.

La crisis empeoró el sábado cuando el huracán José retumbó por la región. Aunque las islas azotadas por Irma esquivaron el golpe directo del segundo huracán, su llegada forzó la suspensión de las operaciones de rescate y ayuda humanitaria, por lo que se prolongó la agonía de muchos.

El domingo, los funcionarios anunciaron que se habían descubierto dos cuerpos más en el lado neerlandés de San Martín, con lo que aumentó el total de muertes en el Caribe atribuibles al huracán Irma a 27. Sin embargo, la gente aquí insiste en que la cantidad de muertos es mucho mayor.

Aunque no hay manera de verificar tales afirmaciones, estas ilustran el miedo y los rumores que revolotean por una isla cuando la gente queda aislada del resto del mundo, con los caminos bloqueados y la mayoría de las zonas sin servicio de telefonía celular. La mayor parte de las noticias se transmiten de boca en boca, lo que conduce a aseveraciones exageradas.

El domingo se esparció el rumor de que cientos de personas habían muerto, algunas a manos de prófugos de una prisión local, aunque el gobierno francés negó que se hubiera dado tal fuga. No obstante, algunos habitantes hablaron de haber presenciado actos violentos, en los que las personas se peleaban en las tiendas de abarrotes y había saqueadores armados con pistolas y otras armas.

Los residentes informaron que hombres armados entraron al Hotel Flamboyant en Marigot, la capital del lado francés, y robaron a los turistas tocando a las puertas de sus habitaciones, mostrando sus pistolas y exigiendo la entrega de los objetos valiosos.

La Gendarmería Nacional Francesa, cuyas tropas se encuentran en San Martín y San Bartolomé, otro territorio francés de ultramar devastado por el huracán, anunció en Twitter el domingo que había realizado 23 arrestos. El ministro del Interior de Francia declaró: “Se han enviado recursos extraordinarios a las Antillas. El gobierno se ha movilizado totalmente”.

Cuba también lidia con el daño causado por el huracán Irma, que pasó por la costa norte de esa nación el sábado.

Hasta el momento el gobierno cubano ha informado de diez muertes por Irma y desde el domingo La Habana se enfrentó con daños sustanciales a la infraestructura. Los habitantes de la capital, que pasaron la noche a oscuras después de que las autoridades suspendieron la electricidad como medida precautoria, encontraron árboles caídos, luminarias destrozadas y tanques de agua reventados. Las crecidas llegaron hasta medio kilómetro al interior de la ciudad.

Sin embargo, el daño en la capital fue leve si se compara con el de otros lugares de la isla. En la ciudad costera de Matanzas, a 96 kilómetros al este, las casas de un piso quedaron totalmente cubiertas por el agua; el daño en Cayo Romano y Cayo Coca, famosas islas turísticas, fue grave. Un video que se publicó en Facebook muestra los techos de los hoteles derrumbados, así como montículos de concreto y anillos de acero en los vestíbulos. Los cayos del norte albergan más de 50 hoteles todo incluido, que proporcionan un dinero en efectivo esencial para Cuba.

El gobierno cubano ofreció ayuda humanitaria casi de inmediato con el despliegue de fuerzas de seguridad en grandes cantidades en las áreas más asoladas, junto con convoyes de camiones con comida y equipo pesado para ayudar en la remoción de escombros.

“Cuba está muy organizada”, dijo Orlando Eorlsando, de 53 años, mientras remplazaba su puerta delantera con una hinchada madera contrachapada en La Habana. “La prioridad del gobierno es mantener a las personas a salvo y preservar la vida”.

“Se estaba poniendo muy fea la situación en la isla. Alguien entró a nuestra casa y trató de robarnos”.

Mientras que la respuesta cubana parece haber sido la de una maquinaria bien engrasada, en las demás partes del Caribe las reacciones gubernamentales han sido vacilantes, dicen los críticos.

En Francia, entre las críticas surgió la de un exministro de los territorios franceses de ultramar, Victorin Lurel, quien señaló que la situación requería más “recursos, más planeación logística, más transporte y un barco hospital”.

“Se pudo haber evacuado a las personas con anticipación”, mencionó en una entrevista el domingo con el canal de noticias Europe1. La respuesta gubernamental en el lado neerlandés, insistió, fue mejor que la del lado francés.

Hubo críticas similares hacia los británicos: que el gobierno no tomó las precauciones debidas para proteger a los residentes de tres territorios en la trayectoria de los huracanes Irma y José. Cerca de 75,000 personas, la mayoría de ellos ciudadanos británicos, viven en Anguila, Turcas y Caico, así como en las Islas Vírgenes Británicas; todas estas sufrieron daños sustanciales debido a Irma.

Las familias con parientes en la isla de San Martín organizaron convoyes de lanchas desde lugares tan lejanos como Guadalupe que les brindaron agua, comida enlatada, combustible y la oportunidad de escapar. Pero incluso eso se había vuelto peligroso. Muchas embarcaciones regresaron del puerto principal de San Martín, temerosas de las multitudes reunidas en busca de ayuda.

Cuando una embarcación entró en el puerto de Marigot el domingo, una familia corrió a los muelles para descargar bienes y subir a varios niños a bordo. Se despidieron con rapidez y los nuevos pasajeros emitieron un suspiro de alivio cuando el bote se alejó.

Maeva Canappele, de 20 años, lloró cuando la embarcación se alejó de la isla de San Martín y se dirigió a Guadalupe, en un viaje de seis horas por un mar picado. Se sentía muy agradecida.

“Se estaba poniendo muy fea la situación en la isla”, dijo. “Alguien entró a nuestra casa y trató de robarnos, pero mis padres lograron asustarlo y ahuyentarlo”.

El domingo, mediante una declaración, el ministro francés del interior señaló que una vez que se hayan abordado las necesidades urgentes, comenzará la reconstrucción. Entre las prioridades, según la declaración, se tiene la intención de distribuir un millón de litros de agua potable, asegurar la propiedad privada contra los saqueadores y hacer que los sistemas de comunicación funcionen de nuevo.

El martes zarpará desde Francia un barco de la marina francesa equipado con un hospital, el cual llevará helicópteros, soldados y material de reconstrucción.

Desde el viernes, el Reino Unido también había enviado dos aviones de transporte con casi 20 toneladas de provisiones de emergencia a sus territorios en el Caribe, así como a 250 marines y dos helicópteros militares. El barco de guerra más grande del Reino Unido llegará al Caribe en aproximadamente diez días, con ocho helicópteros más.



regina

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