Tras Bambalinas

Nikki Haley, la 'Dama de Hierro' de la ONU 

2017-09-20

Su verdadero nombre es Nimrata Randhawa; el Nikki no es ningún diminutivo de Nicole, sino...

PABLO PARDO / El País

La Asamblea General de la ONU es un espectáculo curioso. Están 193 países, pero es el show de una sola persona: Donald Trump. Y, como dice el refrán, detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. En este caso, Nimrata Randhawa - más conocida como Nikki Haley -, la embajadora de EU en Naciones Unidas.

Ella es la verdadera estrella entre bambalinas. Y no le faltan motivos. Ha cumplido su promesa de convencer al presidente de que la ONU es útil. Ha sido capaz de lograr que el Consejo de Seguridad imponga dos oleadas de sanciones a Corea del Norte. Y ha conseguido que Trump apoye el plan del secretario general, António Guterres, de reforma de la ONU. En otras palabras: ha conseguido casi un imposible.

Con su dosificación de cualidades contradictorias - ambigüedad, franqueza, respeto por la jerarquía, e independencia - ha disparado su estatura política sin que Trump, famoso por sus celos cuando sus colaboradores tienen éxito, la haya decapitado institucionalmente.

Y, encima, sin haberle apoyado en campaña. Durante la campaña electoral de 2016, Haley, que era entonces gobernadora de Carolina del Sur, respaldó primero a Marco Rubio y después a Ted Cruz. Cuando en la Convención Republicana la prensa le preguntó sobre Donald Trump, contestó: "Es fantástico... estar en Cleveland".

Si todo esto suena exagerado, aquí van dos datos extra: Haley no es blanca, y es hija de inmigrantes que llevan turbante. No turbante musulmán, sino sij, una distinción irrelevante para muchos estadounidenses a la hora de apretar el gatillo. Desde que cuatro días después del 11-S Frank Silva Roque asesinara a un sij en una gasolinera de Arizona porque, tal y como explicó a la policía, "soy un patriota americano", se han multiplicado los ataques contra esa comunidad, aunque en general esas acciones han sido ignoradas por los medios de comunicación de EU.

Su verdadero nombre es Nimrata Randhawa; el Nikki no es ningún diminutivo de Nicole, sino "pequeña" en punjabi, y el Haley procede de su esposo, Michael, un veterano de Afganistán que la convenció de que dejara de ser sij y se hiciera protestante.

Un futuro prometedor

En el futuro, la embajadora podría tener mucho más que ver con Afganistán que la cuestión familiar. Algunos dicen que Haley está destinada a ser secretaria de Estado en sustitución de Rex Tillerson. Otros recurren a la versión sofisticada del castizo "del mulo y del superior, cuanto más lejos, mejor", y sostienen que tiene más posibilidades de avanzar su carrera política en Nueva York, lejos de su jefe. Y es que en lo que todos en la ONU coinciden es que Haley apunta muy alto: concretamente al Despacho Oval de la Casa Blanca.

Es un objetivo complicado. Pero no imposible. La carrera de Haley es un desafío permanente. Se crió en la única familia india y en la única familia sij de su ciudad. Cabalgando en la ola del 'Tea Party', el movimiento ultraconservador creado en 2010 dentro del Partido Republicano, llegó al cargo de gobernadora de Carolina del Sur pese a tener al 'aparato' republicano en contra.

Se convirtió, así, en la primera mujer y en la primera persona que no es blanca en ocupar ese cargo en la Historia del estado. Es algo notable, porque Carolina del Sur es un sitio tan especial que la decisión de Haley de retirar la bandera confederada - es decir, la de los estados que trataron de independizarse de EU para mantener la esclavitud - del Capitolio - el edificio en el que está el Congreso estatal - en junio de 2015 fue muy controvertida, a pesar de que la gobernadora la tomó después de que el racista blanco Dylan Roof asesinara a 9 negros en una iglesia de la mayor ciudad del estado, Charleston.

Una mujer que no es blanca en Carolina del Sur no lo tiene fácil. Y tampoco lo tiene una persona del 'Tea Party' en la ONU. Haley ha logrado todo eso. Ahora, vive un momento de éxito en su carrera. Su influencia en Trump es considerable, y eso es algo que algunos miran con preocupación.

Haley apoya la política del secretario de Defensa, James Mattis, de que EU debe alinearse con las tesis del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y romper el acuerdo marco de 2015 entre siete potencias - EU, la UE, Rusia, China, Alemania, Gran Bretaña, y Francia - e Irán en virtud del cual ese país canceló su programa nuclear militar. Haley, por ahora, no ha dicho hasta dónde quiere llegar en la estrategia de tensar la cuerda con Irán. Eso, también, es muy en su estilo. No enseñar las cartas. O, si las enseña, cambiarlas rápidamente si las circunstancias lo requieren. La gobernadora de Carolina del Sur se ha convertido, contra todo pronóstico, en una pieza clave de la ONU y también del Gobierno de Donald Trump.



regina