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Tres décadas después del sismo de 1985, cientos de mexicanos aún esperan una vivienda

2017-09-22

Mejía vive con su familia en un asentamiento para cientos de damnificados en los suburbios...

Por Noe Torres

CIUDAD DE MÉXICO (Reuters) - Cuando el potente terremoto del martes comenzó a cimbrar las paredes de lámina de su vivienda, Martha Mejía recordó con terror el olor a muerte que emanaba de los escombros de los edificios derruidos por el sismo que azotó México hace 32 años.

“Me daban ganas de gritar porque ya lo viví. Me daban ganas de salirme corriendo y gritar”, dijo la mujer de 64 años cuya casa se derrumbó en aquel sismo. “Será que ya estoy más vieja, pero yo ahora lo sentí más fuerte”.

Mejía vive con su familia en un asentamiento para cientos de damnificados en los suburbios de la capital, a la espera del subsidio para una casa que le prometió el Gobierno hace tres décadas.

“Supuestamente aquí iba a ser temporal, pero temporal de toda mi vida”, dijo, mientras miraba por televisión la cobertura del terremoto de magnitud 7.1, que golpeó varios estados del centro del país justo en el aniversario del desastre de 1985 que mató a varios miles de personas.

Según los líderes del asentamiento ubicado en el norte de la ciudad, sus viviendas destartaladas albergan a unas 750 personas, divididas en 250 familias, incluidos 200 niños.

Por lo menos hay seis asentamientos de este tipo en la capital. El Instituto de Vivienda de la Ciudad de México dijo que desde el 2016 ha entregado 173 hogares a víctimas del terremoto de 1985 y esperan otorgar otras 120 antes de que acabe el 2018.

No estaban disponibles de inmediato cifras sobre cuántos hogares han sido entregados hasta ahora a las víctimas desde el sismo. Según el Instituto de Vivienda, en el 2008 entregó 241 viviendas a los habitantes de la barriada de Mejía.

Pero Alfredo Villegas, uno de los líderes del asentamiento, dijo que muchos que aparecen en las listas como beneficiarios del Gobierno nunca han recibido una casa. “Entonces la pregunta es, ¿dónde quedaron esos departamentos?”, comentó.

El instituto de vivienda no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.

El alcalde de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, ha dicho que el problema radica en cómo el instituto entrega viviendas a las organizaciones que representan a las víctimas. Habitantes de los asentamientos aseguran que algunos de los líderes de estas organizaciones a lo largo de tres décadas hicieron manejos oscuros con las viviendas.

“Ya llegó el momento de que ya se me acabaron todas las ilusiones”, dijo Mejía entre lágrimas. “Ahora con este otro terremoto. ¿Cuánta gente va a quedar sin casa? Van a hacer nuevos albergues y nosotros vamos a seguir en las mismas, o peor, porque somos los olvidados del temblor”.

PROFUNDO ESCEPTICISMO

El violento terremoto del martes ha dejado casi 300 muertos, la mitad de ellos en Ciudad de México, donde los equipos de rescate continúan escarbando entre los escombros de decenas de edificios que se desplomaron.

Unas 2,500 personas duermen en albergues y miles de millones de pesos serán requeridos para reconstruir la capital, según autoridades. El alcalde Mancera dijo que el Gobierno emitirá esta semana un dictamen de los daños.

Además de Ciudad de México, miles de personas han perdido sus hogares en los centrales estados Morelos y Puebla, donde fue el epicentro, y en el Estado de México, que rodea a la capital. Hace unas semanas otro sismo destruyó las casas de otros miles de personas en los estados Chiapas y Oaxaca.

Para las autoridades aún no estaba clara la cantidad total de gente que había perdido sus casas desde el martes y que necesitarán nuevas viviendas. Ni el gobierno federal ni los locales explicaron cómo ayudarían a estas personas.

Con la carrera presidencial del próximo año en ciernes, muchos políticos, desde el presidente Enrique Pena Nieto y el alcalde de la ciudad hasta los gobernadores de los estados afectados, se han precipitado a la escena de la reciente devastación, haciendo promesas para ayudar a los afectados.

Incluso las principales fuerzas políticas de México han anunciado su intención de ceder a las víctimas parte del financiamiento de las campañas, pero hay un profundo escepticismo entre muchos mexicanos.

“Es una mentira, ahorita como comienzan las campañas, las candidaturas, vienen a ver, a supervisar, pero pasan los meses y se olvidan”, dijo Emanuel Jardón, un taxista cuya casa resultó gravemente dañada tras el derrumbe de un edificio vecino en la colonia Narvarte, una de las zonas más afectadas en la capital.

“Me da pena decir esta grosería, pero son mierda”, sostuvo el hombre mientras sacaba escombros del inmueble a punto de colapsar. 



regina

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