El colegio del horror, detalles de desatinos letales 

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 26 SET - La gente no podía salir porque las puertas estaban bloqueadas, y algunos maestros escaparon dejando a su suerte a los pequeños: las historias de horror que rodean la muerte de 19 niños y 6 adultos en una escuela por el sismo de hace una semana siguen surgiendo.

Una de las salidas por la que trataron de salir algunos de los niños del fatídico colegio privado Enrique Rébsamen, ubicado al sureste de la Ciudad de México, eran verdaderas "trampas mortales".

Evelyn de la Cruz, la única madre que estaba en la puerta del edificio colapsado a las 13:14 horas del martes 19 (16 minutos antes de la hora de salida), cuando sobrevino el terremoto, contó al diario La Jornada que se perdieron "valiosos minutos" para abrir un portón eléctrico bloqueado controlado a distancia.

Además, había otra pequeña puerta bajo llave y una más de emergencia bloqueada por automóviles, dijo la madre, que resultó herida.

A estas circunstancias se agregan denuncias en racimo que empiezan a emerger de diversas fuentes, según las cuales hubo numerosas irregularidades en la construcción del edificio de 4 niveles.

Entre otras cosas, hubo permisos de construcción cancelados, se edificó la casa de la directora y su hermano en la planta alta y se colocó un depósito de gas en el techo.

"A mí nadie me va a contar y voy a dar mi testimonio a la procuraduría", señaló furiosa la mujer, quien se preguntó por qué había "varias casas encima de la escuela y un enorme tanque de gas", así como "una puerta cerrada eléctricamente y muchas con llave".

Otra de las cuestiones que aguijonean en su cabeza es por qué muchas maestras se quedaron "pasmadas", y "no supieron qué hacer".

''Me dicen: 'pero tú hijo está vivo, por qué quieres que se investigue'. Sí, pero él estuvo ahí. Quiero que los responsables sientan esa angustia que yo sentí cuando no podía abrir la puerta. Quiero que sientan y que lloren el dolor de esos padres", expone la mujer.

La madre de familia reprocha también a los directivos del colegio, que no tenían "ningún plan de seguridad" y denuncian que, excepto cuatro maestras, que "corrían salvando niños", las demás huyeron sin importarles la suerte de los chicos.

"Los alumnos caminaban llorando, solos. A otro, de nombre Diego, lo agarró mi hijo y lo sentó en la banqueta (vereda).

Gritaba: 'mi hermano, mi hermano'", expone. "No había maestras y las contadoras salieron bien peinaditas.

Por eso tengo tanto coraje con ellas", porque fueron las "primeras en abandonar" dejando "a los grupos abandonados", expone.

La mujer rechaza también las críticas que se formularon contra la Marina, que encabezó el rescate, por errores en las labores de salvamento.

"No es cierto que los de la Armada no hicieron nada: se treparon entre los escombros. Cuando vi sus playeras grises que decían: Marina, le dije a mi hijo: 'estamos a salvo'", afirma.

El ministro de Educación Aurelio Nuño, el jefe de gobierno de la capital Miguel Mancera y la alcalde de Tlalpan, donde se ubica el colegio, Claudia Sheinbaum, se culpan unos a otros por esta tragedia, quizá la peor dentro de todo el conjunto de desgracias que trajo consigo el sismo, porque involucró a muchos niños.

El Instituto de Verificación Administrativa (INVEA), un ente del gobierno de la capital que otorga los permisos de uso del suelo, para verificar que por ejemplo en una escuela no haya una casa, presentó una denuncia ante la Procuraduría de Justicia de la Ciudad para establecer responsabilidades.

Sin embargo, la mayor responsabilidad podría recaer en la directora de la escuela, Mónica García, quien podría inclusive enfrentar una condena de cárcel y obligada a indemnizar a los padres de las víctimas.

Se le acusa, entre otras cosas, de uso de documentos falsos, pues se cree que se valió de permisos apócrifos para realizar obras de expansión no autorizadas en el inmueble. 

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