Nacional - Población

Expertos intentan disipar miedos apocalípticos 

2017-09-27

Por una circunstancia que algunos llaman "una broma macabra de la naturaleza" y otros...

 

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 27 SET - Investigadores mexicanos salieron al paso de la sicosis y los temores apocalípticos de una gran parte de la población que hablan del inminente "fin del mundo", tras el destructivo sismo de 7,1 grados del 19 de este mes que arrojó 333 muertos. "No hay fin del mundo, no hay alineación de planetas, ni fechas fatales, lo que sí debe haber es atención sobre el diseño de los lugares que habitamos y laboramos, pero sobre todo prevención", señalaron expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Los especialistas desmintieron el caudal de informaciones falsas magnificadas por las redes sociales, de que "está temblando más que nunca" o "Dios nos está mandando una señal del fin de los tiempos".

Tampoco están asociados los terremotos a las "tormentas solares" o las pruebas nucleares de Corea del Norte, pues no han variado la cantidad ni la intensidad de los sismos recientes, dijeron.

Los académicos refirieron que debido a la cercanía del epicentro, a 120 kilómetros de la Ciudad de México, en los límites entre los estados de Puebla y Morelos, los colapsos en el primer caso se concentraron en inmuebles de cuatro a ocho pisos, mientras que en 1985 en estructuras más altas.

Por una circunstancia que algunos llaman "una broma macabra de la naturaleza" y otros creen que fue sólo una mera coincidencia, el mismo día en que ocurrió el sismo de hace más de una semana, se produjo el terremoto más destructivo de la historia en la capital azteca, que arrojó unos 15,000 muertos.

"No existe relación causal entre ambos sismos, y las características son desiguales: el ocurrido hace unos días fue 30 veces menor que el de 1985", señala Raúl Valenzuela, del Instituto de Geofísica de la UNAM.

La diferencia y magnitud se debió a la cercanía del epicentro: hace 32 años fue a 350 kilómetros, y hace unos días a 120.

Sismos con epicentro en la costa, como el de 1985, que surgió en el puerto sureño de Lázaro Cárdenas, estado de Michoacán, "cuando llegan a la Ciudad de México tienen un predominio de lo que llamamos 'ondas superficiales', de periodos más largos o de frecuencias más bajas", al contrario del más reciente.

El experto en "sismotectónica" dijo que los movimientos con frecuencias más altas tienden a afectar estructuras más bajas, mientras que los de frecuencias más bajas, dañan estructuras de mayor altura.

Leonardo Ramírez, de la Unidad de Instrumentación Sísmica del Instituto de Ingeniería, indicó que los colapsos o derrumbes se concentraron ahora en inmuebles de cuatro a ocho niveles, mientras que hace 32 años fueron en estructuras más altas, de hasta 20 niveles.

En el sismo de 1985, los daños se circunscribieron a lo que era antiguamente el Lago de Texcoco (centro, sur y oriente de la urbe).

En cambio, ahora ocurrieron en la denominada "zona de transición", el sur de la ciudad, que coincide con las márgenes de la zona lacustre donde los mexicas o aztecas fundaron la capital de su imperio.

El especialista analizó los daños ocurridos esta vez y señaló que el 90% por ciento de las estructuras que registraron cuarteaduras o colapsaron fueron construidas con el código de construcción anterior a 1985, que era más flexible.

"La mayoría fueron edificadas bajo el reglamento previo y no se reforzaron con las modificaciones a la normativa de 2004", indicó.

Anualmente se registran unos 150 sismos en el mundo de entre 6 y 6,9 grados, 15 de 7 a 7,9 y sólo uno o ninguno de hasta 8 grados, por lo que no está temblando más de la cuenta, como se pregona en las redes sociales, afirmó.

Ante la posibilidad de que se registre el "gran terremoto" en una zona conocida como "Brecha de Guerrero", sur del país, donde no ha habido actividad mayor en más de un siglo, señaló que "nada ni nadie puede predecir un sismo".

Sin embargo, expuso que "también sabemos que desde diciembre de 1911 no ha ocurrido un movimiento de gran magnitud en dicha zona", y "no se ha liberado energía ahí". 



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