Nacional - Población

Contracara: solidaridad , corrupción y también rapiña

2017-09-29

También hubo milagros como el caso de Mariel, de 9 años, a quien un muro le...

Por Marcos Romero

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 28 SET - El terremoto del pasado día 19, de 7,1 grados en la escala de Richter, que causó 342 muertos, la mayor parte de la capital azteca, sacó lo mejor de los mexicanos, que se volcaron solidarios a ayudar al rescate de víctimas y a llevar ayuda a los centros de acopio.
    
Sin embargo, también salió a relucir la "parte oscura" de la sociedad, pues hubo casos de rapiña y abusos escandalosos que generaron indignación justo cuando miles de personas se hallaban en el estado más vulnerable.
    
Los terremotos del 7 y 19, de 8,2 y 7,1 2 grados en la escala de Richter, mostraron la solidaridad de los ciudadanos, sobre todo de los jóvenes, que se volcaron a las calles para ayudar a los que quedaron sin techo y rescatar a las personas atrapadas bajo montañas de escombros.
    
Hubo actos enternecedores como el de un niño que repartió dulces a los "topos" en uno de los edificios en ruinas de la capital y perros de equipos rescatistas, como Titán y Frida, que ayudaron a encontrar decenas de personas vivas y a localizar cuerpos.
    
También hubo milagros como el caso de Mariel, de 9 años, a quien un muro le cayó encima en una vivienda en la zona oriente de la capital, y estuvo en coma cinco días, además de sufrir fracturas en la pelvis y lesiones en el intestino, pero sobrevivió y se recupera rápidamente.
    
Sin embargo, también se vio el otro México, el de los saqueadores de automovilistas inmovilizados en largas filas de vehículos en las calles debido al caos generado por los terremotos.
    
El acto que sin duda más enojo generó fue el abuso de una brigadista católica que formaba parte de una caravana de ayuda al estado sureño de Oaxaca.
    
El grupo de jóvenes voluntarios católicos que salió de la capital mexicana en convoy hacia Oaxaca, el más golpeado por el terremoto del día 7, fue interceptado por un grupo armado.
    
Los asaltantes robaron, golpearon y dispararon contra un joven, golpearon a otro y abusaron de una joven, según denunció Carlos Arvizu, administrador de la fundación católica Papa Francisco Pro Felicitas, a cargo del acopio de víveres y encomendó a los jóvenes la labor.
    
Dos de estos jóvenes se encuentran hospitalizados, uno por las balas que perforaron arterias y el segundo por la manera tan brutal con que fue golpeado y "que por poco le ocasionaban la muerte".
    
Arvizu señaló en un comunicado que este no es una caso aislado pues otros jóvenes voluntarios han sido blanco de ataques en diversas zonas cuando iban a llevar ayuda.
    
Otro caso vergonzoso es el de Alejandra, de 24 años, que murió al desplomarse el edificio en la esquina entre Torreón y Viaducto, en el barrio Piedad Narvarte.
    
En las ruinas, alguien halló su tarjeta de débito y la usó para hacer compras en un almacén de ropa de la cadena española Zara y otro en la de productos electrónicos Best Buy, por unos 1,300 dólares. Best Buy anunció que reembolsaría el dinero a Porfirio Vicente, el atribulado padre de la joven, quien hizo la denuncia y que había abierto la cuenta y le depositaba dinero desde que era pequeña "para comprar sus cosas".
    
Otro de los hechos más oprobiosos y quizá el más grave, es el de constructoras que defraudaron a compradores de apartamentos nuevos de edificios que se derrumbaron al edificarlos con materiales de baja calidad y con permisos fraudulentos, y ahora podrían enfrentar cargos ante la justicia. El "premio mayor" se lo llevó sin embargo Mónica García, la directora del fatídico colegio privado Enrique Rébsamen, al sur de la capital, donde murieron 19 niños y 6 adultos, por haber construido dos casas sobre el inmueble, valiéndose de permisos falsos, por lo cual se colapsó apenas sobrevino el sismo del día 19.



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