Internacional - Seguridad y Justicia

Las lejanas víctimas colaterales del asesino de Las Vegas 

2017-10-12

Días antes de que el 1 de octubre Paddock descargara su rifle contra los asistentes a un...

Atahualpa Amerise

Cavite (Filipinas), 12 oct (EFE).- Stephen Paddock, autor del tiroteo en Las Vegas que causó 58 muertos y 489 heridos, también ha dejado víctimas colaterales a más de 12,000 kilómetros de distancia: los familiares de su novia de origen filipino en una aldea al sur de Manila.

Días antes de que el 1 de octubre Paddock descargara su rifle contra los asistentes a un concierto de música country, Marilou Dansley -de 62 años, nacionalidad australiana y apellido heredado de un matrimonio anterior- visitaba a su hermano Reynaldo Bustos, de 66, en el barangay (barrio) Langkaan en Cavite.

Horas después de la masacre la fotografía de Marilou, buscada por el FBI, se divulgó por las televisiones e internet. Su hermano la llamó y ella, todavía en Filipinas, le aseguró que tenía "la conciencia tranquila", según una entrevista que concedió Reynaldo a la cadena estadounidense ABC.

Superado por la presión, el estrés y la atención mediática tras su primera y única entrevista, el hermano de Marilou abandonó la casa familiar en Cavite sin dar explicaciones, dejando atrás a su mujer y ocho hijos en una situación de precariedad y desesperación.

"Se vio desbordado y traumatizado por la situación, y por eso se fue", explica a Efe el joven de 20 años Miguel Bustos, hijo de Reynaldo, que junto a sus hermanos intentan desde hace días hallar el paradero del patriarca de la familia.

Curandero de profesión, Reynaldo trataba a sus pacientes con masajes y oraciones desde 150 pesos (unos 2,5 euros, 3 dólares) por sesión, lo que lo convertía en el principal sustento de esta familia numerosa que malvive apiñada en un chamizo de apenas 25 metros cuadrados.

Cuando ocurrió el tiroteo, Marilou Danley estaba fuera de EU. Había viajado a Filipinas 15 días antes porque Paddock le compró un billete para visitar a su familia allí durante un mes.

Tras regresar a su país natal recibió una transferencia de Paddok en su cuenta filipina por valor de 100,000 dólares, supuestamente para comprar una casa.

Sus parientes aseguran no haber recibido un solo dólar de la mujer cuando fue a visitarles y destacan que "no trajo a casa regalos, ni siquiera unos bombones", comentó a Efe otra sobrina, Mary Jane, de 22 años.

Esta joven define la situación de la familia como "desesperada", ya que entre todos sobreviven con 200 pesos al día (unos 3,3 euros, 4 dólares) que les aportan un desvencijado puesto de plátanos frente a la puerta de su casa y otro de balut (embriones de pato hervidos dentro del huevo) en el mercadillo de la aldea.

Por si fuera poco, tras la espantada del patriarca su mujer, Myla, ha caído enferma y otro hijo fue despedido del trabajo por ausentarse para buscar a Reynaldo, según relata Mary Jane.

"Es como una pesadilla. Desearía que no hubiera ocurrido esta tragedia y poder seguir con nuestra vida normal", se lamenta la joven, madre de un bebé al que sostiene desnudo en brazos frente al chamizo familiar.

Mientras, su tía Marilou permanece en Los Ángeles, donde regresó para ser entrevistada por agentes del FBI.

Tras varios interrogatorios, las autoridades concluyeron que la mujer desconocía los siniestros planes de Paddock, pero aun así la han sometido a un sistema de vigilancia y el Departamento de Transporte se encargará de controlar sus movimientos durante un tiempo.

En su única declaración pública, Marilou afirmó que Stephen Paddock era "un hombre bondadoso, cariñoso y tranquilo" y confesó sentirse "devastada" por los cientos de familias afectadas.

"Nunca se me ocurrió de ninguna manera que él estuviera planeando un acto violento contra nadie", aseguró, mientras siguen siendo una incógnita los motivos que llevaron a un contable jubilado a acumular un arsenal en la habitación de su hotel y disparar indiscriminadamente contra la multitud. 



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