Internacional - Política

El chavismo cambia a 700,000 votantes de colegio electoral para desmovilizar a sus rivales 

2017-10-13

Los nuevos puntos para votar están alejados de los centros tradicionales, en zonas poco...

DANIEL LOZANO / El Mundo


El chavismo ha desplegado su penúltima ofensiva para mitigar la derrota electoral que pronostican todas las encuestas en las elecciones regionales de mañana. En un movimiento sin precedentes, el Consejo Nacional Electoral (CNE), uno de los brazos más poderosos de la revolución, ha cerrado y reubicado a kilómetros de distancia los centros electorales de más de 700,000 votantes, la gran mayoría opositores.

Y lo ha hecho de forma exprés, durante solo 48 horas, desde el martes hasta el jueves, apoyándose en el oscurantismo informativo y con la excusa de que en esas zonas se produjeron hechos violentos durante los comicios para la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).

Los nuevos puntos para votar están alejados de los centros tradicionales, en zonas poco conocidas para esos votantes, incluyendo barrios chavistas. La estrategia electoral tiene un doble objetivo: dificultar el voto de los que ya están convencidos de hacerlo y desalentar aún más a los que han flirteado con la abstención desde el comienzo de la campaña. Según la última encuesta de Venebarómetro, más del 70% de los venezolanos consideran que viven en dictadura, un dato que los más radicales del antichavismo esgrimen para no acudir mañana a las urnas.

"Estamos ante una nueva violación, que se suma al grueso expediente fraudulento de las rectoras (del CNE)", reaccionó Gerardo Blyde, jefe de la campaña opositora. La Unidad ha extremado su campaña de comunicación en un país que vive en las tinieblas informativas, movilizando a sus dirigentes para que pongan en marcha una red de transporte hasta los nuevos centros electorales.

La artimaña electoral afecta sobre todo a estados donde los candidatos revolucionarios son muy cercanos a Maduro. Así Héctor Rodríguez, su delfín favorito, pretende sustituir al inhabilitado Henrique Capriles en el estado central de Miranda, que comprende varios municipios de Caracas. Más del 10% de sus electores sufren la estratagema del CNE. Algo parecido ocurre en Aragua con el general Rodolfo Marco Torres, todopoderoso ministro de Alimentación, y en Lara con la almirante Carmen Meléndez, mano derecha del presidente en su gabinete.

Las presiones gubernamentales van más allá. La abrupta reubicación de los centros electorales coincide además con la embestida presidencial, con la Constituyente como bandera y castigo. "Todo el que salga a votar este domingo reconocerá a la ANC", clamó Nicolás Maduro para desalentar aún más a los votantes opositores. El presidente, incluso, anunció que los nuevos gobernadores deben subordinarse y rendir pleitesía al órgano revolucionario de corte cubano.

"Ninguno de nuestros gobernadores va a ir a juramentarse ante ese fraude", respondió ipso facto Blyde. Incluso el presidente colombiano Juan Manuel Santos intervino en la polémica, acusando a Maduro de no "jugar limpio" e invitando a los venezolanos a "votar democráticamente para recuperar la democracia". Entre medio millón y un millón de venezolanos viven actualmente en Colombia, tras huir de la debacle social y económica que sufre Venezuela.

Otros gobiernos del continente, como el de EUU y Canadá, también han advertido que estas trampas "favorecen al régimen e impiden elecciones libres y justas". "Las acciones del gobierno demuestran dos cosas: para ganar deben desactivar el voto opositor y perder gobernaciones les afecta. Lo único que puede darles la victoria es la abstención opositora", sintetizó el politólogo Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos. Actualmente, el chavismo cuenta con 20 de las 23 gobernaciones del país, pero los sondeos vaticinan que la Unidad Democrática les puede arrebatar de 13 a 20 estados si se alcanza entre el 65% y el 70% de voto nacional.

Todo dependerá finalmente del nivel de una abstención, defendida casi en soledad por la ex diputada conservadora María Corina Machado. Las trampas electorales del chavismo acompañaron la puesta en marcha ayer del Tribunal Supremo de Justicia en el exilio, albergado en principio en la sede de la OEA en Washington. En los próximos días comenzará a funcionar en una oficina privada de la capital estadounidense y en Colombia, en un lugar por decidir. El paraguas que hasta ha ofrecido Luis Almagro, secretario general de la organización, no cuenta con el respaldo unánime de los países que la conforman.


 



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