Tras Bambalinas

Una candidata contra Putin para "despertar" a Rusia 

2017-10-19

Aunque el presdente ruso, Vladimir Putin, todavía no ha aclarado si se presentará o...

 

XAVIER COLÁS / El Mundo

Sus detractores la llaman la Paris Hilton rusa pero en los momentos de mayor contestación al Kremlin tuvo aire de Juana de Arco. Tras semanas de rumores que han enfadado a otros líderes opositores ya es oficial: la periodista, actriz y presentadora de televisión Ksenia Sobchak lanzará su candidatura a la Presidencia de Rusia en las elecciones de marzo de 2018. Sobchak, de 35 años, licenciada en Relaciones Internacionales, no tiene posibilidades de ganar. Pero si el alambicado sistema político ruso permite que compita, los comicios cobrarán un brillo pop de normalidad liberal hacia fuera, y un aire algo cómico y catódico hacia dentro.

Aunque el presdente ruso, Vladimir Putin, todavía no ha aclarado si se presentará o no, su victoria no encontrará obstáculos. Pero la irrupción de Sobchak puede sacar al debate político del sopor que ha desmovilizado a amplias capas de la población, que parecen creer todavía en Putin pero ya no en el sistema democrático ruso. En una carta publicada ayer en el periódico 'Vedomosti' defendió su candidatura: "Tengo una actitud responsable hacia el ámbito público y, consciente de los riesgos y la gran complejidad de esta tarea, he decidido que mi participación en los comicios presidenciales puede ser un paso hacia los cambios que el país necesita", escribe Sobchak.

Desde la oposición extraparlamentaria se teme que sea un truco del Kremlin para dividir a los descontentos en un momento en el que una parte de ellos se plantea un boicot a los comicios por haber dejado fuera a su líder natural, Alexei Navalny, inhabilitado por haber sido condenado por un tribunal.

La mera presencia del apellido Sobchak en las papeletas implicaría que el morbo está servido. Hija del ya fallecido Anatoli Sobchak, quien fue alcalde de San Petersburgo y a quien el actual presidente reconoció como su mentor, la presentadora participó activamente en las protestas de 2012 organizadas por la oposición para rechazar el regreso al Kremlin de Putin. Esa oposición extraparlamentaria ha pasado por altibajos en cuanto a capacidad de movilización callejera, y naufragó en las últimas elecciones parlamentarias. Sus cabecillas -como el propio Navalny o el izquierdista Serguei Udaltsov- están desunidos y envueltos en largos procesos judiciales.

"En los cinco años transcurridos desde la ola de protestas de 2012 mis ideas políticas se han consolidado y estoy dispuesta a defenderlas al más alto nivel", señala. Y agrega que, pese a los intentos de los burócratas de comprometerla, de los ataques de parte de sus "amigos liberales" y las "especulaciones de politólogos de diván", su candidatura presidencial "puede ser útil tanto para la oposición como para toda la sociedad".

Sobchak y Navalny, enfrentados

Sobchak admite que las elecciones de marzo no ofrecen muchas opciones, ya que los candidatos son "los de siempre" y no pueden participar "algunos" que podrían cambiar las cosas, en aparente alusión al líder opositor Alexei Navalny, que se ha tomado bastante mal los rumores de su candidatura de las últimas semanas porque concedería un grado de legitimidad a unas elecciones donde los tribunales rusos le han vetado.

"La idea del Kremlin es muy simple", dijo Navalny a sus seguidores en YouTube el mes pasado: "Dirán: 'No dejamos concurrir a Navalny porque es un extremista criminal, pero aquí está Ksenia Sobchak, dice todo lo que quiere la oposición', porque ellos necesitan una caricatura de candidato liberal", dijo Navalny en su plataforma habitual, YouTube. Sobchak le ha respondido a través de su canal favorito, Instagram, y le ha llamado "populista" acusándolo de querer "monopolizar" la oposición.

Los estilos de ambos son muy distintos: Sobchak encarna a un liberalismo 'chic' más parecido al de la Rusia de Yeltsin, mientras que Navalny es al mismo tiempo un nacionalista que trata de acercarse al ruso medio, escarmentado de los noventa, para convencerle de que esta vez el experimento democrático sería diferente. La presentadora se hizo popular a principios de los 2000 presentando programas de telerrealidad y escribiendo columnas de cotilleos. Actualmente trabaja para el canal Dozh, muy crítico con el gobierno . Recientemente se vio con Putin para entrevistarle y ambos charlaron un buen rato al margen de las cámaras. Según la periodista, el presidente no quedó contento con la noticia de que iba a presentarse.

Pero el Kremlin llevaba tiempo buscando una mujer para este cometido. En las pasadas elecciones presidenciales de 2012 el elegido para atraer el voto liberal fue el millonario Mijail Projorov, admirado por su fortuna pero inaceptable para muchos rusos que abominan de los oligarcas que "compraron" el país en la ganga de las privatizaciones de los noventa.

Sobchak siempre ha negado las teorías de que Putin sea su padrino, y se ha involucrado cada vez más con las protestas a las que asistían los opositores de Putin, Alexey Navalny, Ilya Yashin y el asesinado Boris Nemtsov. Yashin, que fue pareja de Sobchak durante un tiempo, ha tomado el relevo de Nemtsov aunque su liderazgo siempre ha sido discutido. Sobchak ha critica do duramente el régimen de Putin en términos parecidos a los de Navalny. De hecho ha sugerido que retirará su candidatura si permiten a éste presentarse. Y en todo caso actuará como voz de todos los descontentos: "Seré parte de estos comicios, pero no sólo como aspirante, sino como portavoz de aquellos que no pueden serlo".

"Es posible que cuando mi hijo tenga la edad para votar, aún estén los mismos candidatos", dijo en un vídeo Sobchak, que fue madre el mes pasado. "Tenemos que cambiar el sistema de poder". Por eso "los ciudadanos pueden y deben manifestar su desacuerdo con el poder, que quiere mantenerse un cuarto de siglo; con la destrucción de la educación y la sanidad, con la monstruosa corrupción y propaganda que impregna desde la escuela rural hasta el Kremlin, con la guerra y el aislamiento internacional".

La 'saga' de los Sobchak es conocida en Rusia. El padre de Ksenia fue alcalde de San Petersburgo entre 1991 y 1996 y escogió a Vladimir Putin (que había vuelto recientemente de su destino como agente del KGB en Alemania) como mano derecha. Aquella fue la primera incursión de Putin en política, pero no acabó bien. Sobchak perdió la reelección y abandonó el país en 1997 huyendo de una investigación por corrupción. Regresó al país sólo cuando Putin fue nombrado primer ministro, pero murió de un ataque al corazón un mes antes de que, ya como presidente en funciones, Putin ganase sus primeros comicios presidenciales en 2000.

Temor a una muy baja participación

Aunque la popularidad de Putin es de cerca del 80%, el equipo del Kremlin lleva meses preparando los comicios presidenciales. Han transcendido las preocupaciones del Gobierno por el aburrimiento de los votantes, que puede llevar a unos datos de participación ridículos como en las últimas elecciones parlamentarias de septiembre del año pasado. Entonces los comunistas repitieron segundo puesto tras el partido gubernamental Rusia Unida, pero las ciudades dieron la espalda a la convocatoria: en Moscú sólo votó un 28% del censo. Con la presencia de Sobchak se quiere volver a atraer al sistema a parte de esa clase media urbana que ha dejado de creer en el voto.

Sobchak es consciente de que el Kremlin usará su campaña "como una legitimización de esta elección", pero intentará "hablar sobre lo mal que están las cosas en el país" y demandar la inscripción de Nalvalny como candidato presidencial. Para muchos seguidores no es una candidata banal, pues la recuerdan en algunas ruedas de prensa planteando a Vladimir Putin las preguntas más difíciles de la comparecencia. Meses después, ha perseguido con su cámara a un conejo por el parque para intentar 'entrevistarlo' o posar desnuda para una revista para lucir su embarazo.

Según una encuesta del Centro Levada para Interfax, un 53% de los rusos es contrario a que una mujer dirija el país en el futuro próximo. La sensación entre algunos partidarios de Putin es que ya ha derrotado a una mujer en unas elecciones presidenciales: a Hillary Clinton, que el año pasado perdió el Despacho Oval inesperadamente después de una campaña muy agitada en medios y redes sociales y en la que se ha denunciado la injerencia rusa. El pulso entre ambos era algo personal. Putin siempre ha considerado a Clinton la persona que desde el Departamento de Estado había promovido las manifestaciones con las que se encontró su regreso al Kremlin en 2012. En todo caso, no sería la primera vez que una candidata se mide con Putin en Rusia: Irina Hakamada logró el 4% del voto en 2004. Rusia ha cambiado mucho desde entonces, y Sobchak será un buen termómetro para ver hasta donde está dispuesto a moverse un país alérgico a los cambios pero que sabe que Putin no puede durar para siempre.



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