Internacional - Política

Abe promete medidas "contundentes" contra Corea del Norte tras su victoria electoral

2017-10-24

Abe reconoció haber discutido con el presidente Donald Trump sobre el mismo asunto en una...

JAVIER ESPINOSA / El Mundo

Las elecciones legislativas de este domingo otorgaron una vez más la mayoría de dos tercios que mantenía el primer ministro japonés, Shinzo Abe, en el Parlamento, en lo que supone un claro respaldo para su pretensión de reformar la constitución pacifista del país y su política de presión hacia Corea del Norte.

El dirigente japonés se refirió a esta última crisis en la primera rueda de prensa que celebró tras conocerse el margen de su triunfo y dijo que "el apoyo popular" que había recibido "nos capacita para poner en marcha contramedidas contundentes frente a la amenaza norcoreana".

Abe reconoció haber discutido con el presidente Donald Trump sobre el mismo asunto en una conversación de 30 minutos en la que el mandatario estadounidense le felicitó por su victoria y el nipón le reiteró su determinación de "intensificar la presión sobre Corea del Norte cuanto más sea posible para que cambie su política", según explicó un portavoz oficial a la agencia Kyodo.

La coalición del Partido Liberal Democrático (PLD) de Abe y su aliado, el Partido Komeito, logró 313 escaños de los 465 que conforman el parlamento, a falta de adjudicar los tres últimos. Unos guarismos inferiores a los que consiguieron en los comicios de 2014 -en aquella fecha la formación de Abe obtuvo 291 diputados y 35 su socio Komeito- pero que mantienen la primacía casi ininterrumpida que ha ejercido el PLD sobre la política japonesa desde hace décadas.

"Es una victoria histórica. La primera vez en más de 50 años que un partido ha recibido un apoyo tan continuado de los votantes", dijo Abe.

Pese al claro triunfo de la alianza gubernamental, dos sondeos realizados a la salida de las urnas, uno por Kyodo y el otro por el diario Asahi Shimbun, reflejan la contradicción que ha supuesto esta cita electoral en la que los votantes han apostado por la estabilidad que les otorga Abe pese a que la mayoría está en desacuerdo con su desempeño. Un 51% de los consultados por Kyodo y un 47% de los que respondieron al periódico dijeron que no tenían confianza en él o que preferían a otra persona al mando del gobierno.

El PLD y Komeito se beneficiaron de una división sumida en el caos y dividida entre varias agrupaciones incapaces de organizar una alternativa creíble a la plataforma liderada por Abe.

La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, reconoció la derrota de su Partido de la Esperanza desde Francia, y admitió que había sido un varapalo "extremadamente severo".

Tras su formación, el Partido de la Esperanza llegó a ser definido como un serio rival para Abe pero sus opciones electorales se hundieron de forma vertiginosa ante la postura de Koike, que ella misma reconoció que fue "arrogante" y que le llevó a excluir de esa agrupación a todo aquel político que no estuviera de acuerdo con sus ideas, incluido el apoyo que podría otorgarle a Abe para que modifique la constitución.

"Tenemos que analizar a fondo las causas de nuestra derrota, pero lamento haber causado una sensación de disgusto hacia el público a través de mis palabras y hechos pasados", argumentó.

El Partido de la Esperanza se vio superado incluso por el Partido Constitucional Democrático, creado por los políticos que no compartían el pensamiento conservador de Koike.

"La fragmentación de la oposición en la mayoría de los distritos electorales ha sido un salvavidas para los candidatos del PLD, incluso para aquellos dentro del partido que pensaban que iban a pasar un momento difícil en las urnas", había adelantado el diario Manichi.

Millones de japoneses votaron pese a las lluvias torrenciales y los vientos de hasta 160 kilómetros por hora que provocó el impacto del tifón Lan, que dejó al menos cinco muertos.

Como explicaba Nikkei y el diario The Asahi Shimbun días atrás, los miembros del PLD estaban tan confiados en un triunfo arrollador que ya han preparado una propuesta de remodelación de la Carta Magna y en especial del sensible artículo 9, que podrían presentar a la cámara en los próximos meses.

The Asahi Shimbun asegura que Abe pretende que el elemento "pacifista" que conlleva la renuncia a la guerra que contempla el artículo 9 sea contrarrestado con la inclusión en el texto constitucional de una definición clara de la existencia de las llamadas Fuerzas de Auto-Defensa (SDF), el ejército japonés.

El citado artículo estipula que Japón no puede "mantener fuerzas armadas terrestres, marítimas o aéreas, y otro potencial bélico" y esa terminología ha llevado a que políticos izquierdistas hayan calificado a las SDF como "inconstitucionales".

"El objetivo de Abe es que una constitución revisada entre en ejercicio en 2020", apuntó Nikkei.

Desde que expresó su deseo de revisar el texto constitucional en 2007 -durante su primer mandato como jefe del gabinete-, Abe no ha escondido su determinación por eliminar las restricciones del artículo 9 y permitir una interpretación flexible sobre el cometido del SDF. El primer ministro cuenta con el apoyo decidido de lobbies tan influyentes como Nippon Kaigi, una agrupación ultra nacionalista que no cesa de promover la necesidad de enterrar la constitución de 1947, impuesta por EU.

Incluso con esta mayoría de dos tercios, la revisión constitucional requeriría una compleja negociación ya que no es totalmente seguro el apoyo de Komeito.

Además, cualquier iniciativa parlamentaria tendría que ser secundada por el electorado en un referéndum y todos los sondeos indican que la población japonesa se opone a disociarse del "pacifismo" que ha dominado la política del país desde la última contienda mundial.

Abe también quiere que la reforma constitucional permita introducir la educación gratuita, un empeño en el que tendría menos dificultades a la hora de recabar sostén de otros grupos políticos.

Estos comicios también refuerzan las opciones de Abe para ser refrendado como máximo dirigente del PLD durante la convención de esa formación que se celebrará en septiembre de 2018, lo que le podría convertir en el primer ministro que más tiempo ha permanecido en su puesto desde el final de la Segunda Guerra Mundial.



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