Internacional - Finanzas

El papel clave de las bodegas en la transformación económica de Estados Unidos 

2017-10-30

Natalie Kitroeff, The New York Times

BETHLEHEM, Pensilvania — Ellen Gaugler recuerda cuando llevaba a su padre a la planta siderúrgica donde pasó su vida laboral acarreando barras de acero de la línea de ensamblaje hacia los vagones de carga.

Cuando la planta de Pensilvania cerró hace casi dos décadas, Gaugler pensó que sería la última vez que ella o cualquiera en Bethlehem volvería a sus puertas para encontrar un trabajo con un salario decente por un día de trabajo físico.

Sin embargo, el año pasado se topó con un anuncio en el periódico para un puesto en una bodega local que cambió su forma de pensar. Nunca había oído hablar de Zulily, el comerciante en línea que estaba contratando, pero conocía la dirección: era el espacio de la vieja acerera, a unos pasos de donde su padre trabajaba.

“Cuando acudí a las entrevistas miré alrededor y pensé: ‘Ay, me siento como en casa’”, recuerda Gaugler, quien consiguió el trabajo.

Conforme las compras se mudan de las tiendas convencionales hacia los comercios en línea, muchos empleados de las tiendas físicas han perdido sus trabajos, pero Gaugler está saliendo adelante. Los vendedores como Zulily, Amazon y Walmart compiten para llevar productos a la puerta de sus clientes tan rápido como es posible, y así aumento la vasta red de bodegas que han hecho crecer exponencialmente el empleo para trabajadores sin títulos universitarios, llenando los bolsillos de quienes se habían quedado económicamente rezagados.

Las bodegas han producido cientos de miles de empleos desde que comenzó la recuperación en 2010, aumentando su fuerza de trabajo cuatro veces más rápido que el incremento general de empleos. Gran parte de este crecimiento ha ocurrido fuera de las extensas áreas metropolitanas, en condados que tenían poca participación en las labores de empacado y envío hasta hace poco.

“Nos encontramos en los inicios de una importante transformación, y la humilde bodega es el factor que la lidera”, dijo Michael Mandel, estratega económico en jefe del Progressive Policy Institute en Washington. “Estos centros de distribución y logística no se están creando en los centros tecnológicos que ya habían crecido antes. Hemos ampliado el círculo ganador”.

El núcleo de su red es extenso. En el condado Bullitt, en Kentucky, al sur de Louisville, el empleo en bodegas aumentó a 6000 en 2017 a partir de los 1200 que había en 2010, según el Departamento de Trabajo. En Kenosha, Wisconsin, que alguna vez fue un centro manufacturero cuyas plantas de automóviles produjeron Nash Ramblers y Plymouth Horizons, los trabajos en bodegas aumentaron de 250 a 6200 durante el mismo periodo.

Esos lugares tienen la ventaja de estar rodeados de carreteras y vías de ferrocarril que van directo a algunas de las ciudades más importantes del país. También tienen una gran abundancia de terrenos a bajo costo y trabajadores, dos recursos que se han vuelto cada vez más relevantes para las empresas que venden en línea.

El mismo incremento sucedió en la bodega principal, ubicada en los terrenos de la antigua siderúrgica de Bethlehem, y genera en personas como Gaugler un sentimiento de que su pueblo está progresando.

Gaugler, de 54 años, gana 13,50 dólares la hora por armar pedidos en la bodega de Zulily, donde los empleados suelen referirse a su cliente final como “Mamá”. Trabaja turnos de diez horas de miércoles a sábado y horas extra siempre que puede.

“Me gusta mandarle pedidos a Mamá”, dijo. Explica que el trabajo es físicamente arduo pero es sencillo y claro. Recibe una lista de productos que debe sacar de los estantes cada mañana —juguetes, vajillas, ropa de bebé— y trata de llegar al final de la lista tan rápido como puede. Ha recibido dos aumentos de sueldo, de 25 centavos cada uno, durante este año.

Antes de que las bodegas llegaran a la zona, había pocos trabajos con salarios decentes para trabajadores no calificados. Sin embargo, Amazon vio algo prometedor en esa ciudad. Está ubicada a un costado de la carretera Interestatal 78, lo que la convierte en una entrada a la mayor área metropolitana del país —Nueva York está a 128 kilómetros de distancia— y tiene a otros siete estados a un día de camino.

“Se trata de la ubicación, de ser capaces de prestar servicios a clientes en la costa este y el Atlántico”, dijo Ashley Robinson, una vocera de Amazon. “También es la infraestructura disponible para sacar a los camiones del Lehigh Valley. Además, está la fuerza de trabajo”.

La compañía abrió dos establecimientos sencillos en las afueras de Allentown, el vecino al oeste de Bethlehem, un lugar que se hizo famoso gracias a la canción de Billy Joel sobre la muerte de los trabajos manufactureros. Otros comerciantes llegaron rápidamente, atraídos principalmente por incentivos económicos como reducciones de impuestos y créditos, lo que permitirá que las empresas establecidas en los terrenos de la planta siderúrgica ahorren cientos de miles en sus declaraciones de impuestos durante diez años.

Como resultado, la franja este y centro de Pensilvania que incluye Lehigh Valley ha crecido más rápido que cualquier otro mercado en el país durante los últimos cinco años, según informes de CBRE. Mientras los comerciantes suelen contratar a más gente de forma provisional durante la temporada festiva —Amazon anunció sus planes de contratar a 120,000 empleados temporales a fin de año— también han recibido a un ejército de trabajadores fijos. El trabajo en bodegas en un área de dos condados que incluye Bethlehem creció a 15,200 en 2017, en contraste con los 5200 que había en 2010.

“No conozco ningún otro lugar en el mundo que de ser un submercado se haya convertido en un centro global en solo ocho años”, dijo David Egan, director general de investigación industrial y logística en CBRE. “No podemos negar que es un mercado importante y crucial para el comercio mundial”.

Algunos de los participantes más importantes de la industria de las bodegas han reclamado su derecho sobre terrenos de Lehigh Valley. Walmart tiene dos instalaciones enormes en Bethlehem. FedEx está construyendo en la zona uno de sus establecimientos terrestres más grandes de Estados Unidos, y el United Parcel Service (UPS) abrió un nuevo centro cerca de la frontera con Nueva Jersey el año pasado para administrar el volumen inmenso de tráfico que llegaba a través del este de Pensilvania.

El crecimiento explosivo de las bodegas ha incrementado la demanda de acomodadores, mensajeros y empacadores, y ha convertido al pueblo en un imán para la gente que necesita una segunda oportunidad.

“La creencia popular es que los trabajos en comercios tradicionales son mejores y que perderlos es malo para la economía”, dijo Don Cunningham, presidente de Economic Development Corp. en Lehigh Valley. “La realidad es que los empleos en las bodegas ofrecen un salario más alto y más oportunidades a largo plazo”.

La pregunta inquietante sobre el caso de Bethlehem es cuándo, exactamente, los robots echarán a perder la fiesta. En un centro de distribución de Walmart que ocupa casi la misma extensión que un estadio de béisbol profesional, las máquinas comienzan a hacerse cargo de tareas involucradas en el proceso de llevarle a la gente sus productos en un día.

Mientras las cajas caen hacia la cinta transportadora en su camino fuera del edificio, pequeños aparatos conocidos como “Zapatos” los siguen todo el camino y los mueven para empujarlos hacia las rampas que los dirigen hasta el camión que tienen asignado.

Las máquinas con forma de caja se deslizan entre los estantes para agarrar contenedores y depositarlos en una cinta transportadora. No hay accidentes en estos procesos —justo antes de que dos cajas choquen entre ellas, una combinación de sensores y software detiene una y deja que la otra pase—.

No obstante, por ahora aún son necesarios los humanos, en cantidades más grandes que nunca.

“Hay todavía muchas cosas que se llevan a cabo no necesariamente a mano, pero con ayuda de las personas”, dijo David Tarnosky, director general de la bodega. Walmart comenzó aquí el año con casi 1100 empleados de tiempo completo, y para octubre había duplicado el número.

“No detendremos las contrataciones en el punto más alto del año”, dijo Tarnosky. “En un año, por estas fechas habremos contratado a otros cientos”.


 



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