Nacional - Economía

México advierte de que reducirá la cooperación en seguridad y migración si Trump rompe el TLC

2017-11-12

El distanciamiento en las posturas de EE UU respecto a las de México y Canadá y el...

Ignacio Fariza, El País

México verbaliza una idea que llevaba tiempo flotando alrededor de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC): que su cooperación con Estados Unidos en materia migratoria y de seguridad depende de lo que la Administración decida sobre el mayor pacto comercial del planeta. "Es bueno cooperar con EE UU en seguridad, migración y otros asuntos", ha subrayado el canciller mexicano, Luis Videgaray, en una entrevista concedida este sábado a Bloomberg en Vietnam, donde ha asistido a la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés). "Pero es un hecho de la vida y una realidad política que un mal resultado en el TLC tendrá impacto sobre esto. No queremos que ocurra y, por ello, estamos trabajando duro para lograr un buen resultado [en la renegociación]".

Las declaraciones de Videgaray llegan a menos de una semana de que las delegaciones estadounidense, mexicana y canadiense vuelvan a sentarse a negociar para lograr la modernización del tratado. Las conversaciones pasan por uno de sus momentos más críticos después de que Trump haya puesto sobre la mesa una ristra de propuestas consideradas "inaceptables" por sus dos socios.

El Gobierno mexicano quiere llegar a la quinta ronda de negociaciones con una posición de fuerza. En las últimas semanas, las autoridades del país norteamericano han reiterado que no permanecerán en la mesa de diálogo "a cualquier precio" y han reconocido que trabajan en un plan B –del que solo han desvelado unas líneas muy generales– por si las conversaciones no llegan a buen puerto, una posibilidad que ha cobrado desde el último encuentro entre los tres países, hace un mes en Washington. Trump, por su parte, sigue insistiendo en que el tratado ha sido "injusto" para su país y que solo México y Canadá se han beneficiado del mismo. Aunque la mayoría de académicos especializados en comercio internacional niega este extremo, el presidente de la primera potencia mundial achaca al TLC –y no a la automatización– la destrucción de millones de empleos en el sector manufacturero. También la ampliación de su déficit comercial con México.

"Es natural que las partes tengan diferencias en la fase inicial; así es una negociación", ha subrayado el titular de Exteriores mexicano, uno de los hombres fuertes del Gobierno de Enrique Peña Nieto (PRI). "Todos [EE UU, México y Canadá] estamos de acuerdo en que queremos que sea un buen acuerdo para los tres. Y México está siendo constructivo y serio en la negociación. Tenemos algunas diferencias, que hemos hecho bastante públicas". Videgaray espera "algún éxito" en la veintena de mesas de negociación que retomarán las conversaciones entre el 17 y el 21 de noviembre en la Ciudad de México y que se presumen especialmente tensas tras los últimos órdagos lanzados por Washington.

El distanciamiento en las posturas de EE UU respecto a las de México y Canadá y el lento avance en la negociación ha llevado a los tres países a reformular sobre la marcha el calendario de las conversaciones fijado antes de verano, ampliándolo hasta marzo y alargando el periodo de tiempo que transcurre entre ronda y ronda. Las discrepancias se centran, sobre todo, en tres propuestas estadounidenses: el incremento del contenido regional –el porcentaje de insumos mínimo producido en uno de los tres países– y la fijación de un mínimo nacional en la industria automotriz, la que más intercambios comerciales genera en Norteamérica; y el fin automático del tratado a cinco años vista si las tres partes implicadas no acuerdan antes lo contrario. Fuentes cercanas a las conversaciones han llegado a calificar estas ideas de "bombas nucleares" lanzadas sobre el corazón mismo de la renegociación.

La creciente incertidumbre en torno al TLC ha provocado una severa depreciación del peso frente al dólar tras unos meses en los que la moneda mexicana había recuperado buena parte del terreno perdido tras la llegada de Trump a la Casa Blanca.

Aunque el responsable directo de la renegociación por el lado mexicano es el secretario (ministro) de Economía, Ildefonso Guajardo, Videgaray –coordinador de la campaña electoral que llevó a Peña Nieto a la presidencia de México en 2012 y titular de Hacienda entre 2012 y 2016, puesto que tuvo que dejar tras organizar una reunión entre el jefe de Estado mexicano y Trump cuando este era solo candidato del Partido Republicano y profería continuos insultos a su vecino del sur– es una persona clave en la casi inexistente relación entre ambos mandatarios. El canciller tiene varios amigos en común con una de las personas que más influyen en el magnate republicano: su yerno, Jared Kushner, a quien ha alabado públicamente en repetidas ocasiones. Ahora, con el TLC pendiendo de un hilo, le toca fijar la posición más dura de la Administración mexicana.



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