Internacional - Política

La gira de Trump por Asia evidencia la menor relevancia de EU en la región

2017-11-14

La gira de Trump tenía dos objetivos principales: incrementar la presión sobre Corea...

Xavier Fontdeglòria, El País

Ni su oferta para mediar en el mar de la China meridional ni el nuevo término utilizado por Donald Trump para referirse a la región, Indo-Pacífico, han calado del todo durante la gira del presidente estadounidense por Asia. Trece días, cinco países y muchos apretones de manos que concluyen sin que Trump haya logrado convencer sobre el nuevo papel de EE UU en la zona, cuyos países han dado pasos hacia una mayor integración de forma independiente.

Trump no llegó a participar este martes en la cumbre anual de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) en Manila, la capital filipina, por los retrasos en su agenda de reuniones con otros líderes. Le sustituyó en el encuentro su secretario de Estado, Rex Tillerson. Justo antes de partir hacia Washington a bordo del Air Force One calificó su viaje por el continente de "tremendamente exitoso". "He hecho muchos amigos al más alto nivel (...) Creo que los frutos van a ser increíbles", dijo el presidente estadounidense, según recoge France Presse (Afp).

La gira de Trump tenía dos objetivos principales: incrementar la presión sobre Corea del Norte por su programa de armamento nuclear y mejorar la relación comercial y de inversión entre Estados Unidos y varios países de la región con los que EE UU registra un importante déficit comercial. En ninguno de estos dos puntos está claro que haya logrado avances significativos.

En el primero, al menos públicamente, Trump no arrancó el compromiso de nuevas medidas al respecto por parte de Pekín, principal sustento económico de Pyongyang. En el terreno comercial, el presidente aseguró en Twitter tras su gira: "Todos los países que tratan con nosotros en lo comercial saben que las reglas han cambiado".

Aunque así sea, ninguno de estos ha cogido el guante propuesto por Trump de empezar a negociar tratados de forma bilateral (de hecho 11 países de la región llegaron a un principio de acuerdo que resucita el Tratado Comercial del Pacífico sin Estados Unidos) o dar un mayor acceso a sus empresas. Solamente Pekín prometió relajar los límites en su sector financiero para los inversores extranjeros, aunque el anuncio, según los analistas, no respondería tanto a la visita de Trump sino a la propia estrategia de apertura económica del gigante asiático. El presidente estadounidense ha asegurado en Twitter que hará una "declaración importante" cuando llegue a la Casa Blanca, aunque no ha especificado si tiene relación con su gira asiática.

La cumbre de la ASEAN terminó este martes con el compromiso entre varios países de la zona y China de negociar, a partir del próximo año, un código de conducta para evitar conflictos en el mar de la China Meridional. Son aguas cuya soberanía se disputan hasta siete naciones (China, Vietnám, Filipinas, Brunei, Malasia, Indonesia y Taiwán), pero en las que Pekín ha construido islas artificiales —con instalaciones civiles y militares— con el objetivo de reforzar sus reclamaciones. Trump se había ofrecido de mediador en esta disputa, pero su propuesta no ha cuajado y finalmente las discusiones las dirigirán solamente los países directamente afectados, precisamente lo que buscaba Pekín.

"Esperamos que las conversaciones sobre el código de conducta refuercen la confianza y el entendimiento mutuo. Nos esforzaremos para alcanzar un consenso y lograr su implementación", dijo el primer ministro chino, Li Keqiang, durante el encuentro en Manila. El acuerdo no especifica un calendario de negociación ni tampoco que una vez concluido sea legalmente vinculante, algo que según sus críticos impide que China siga adelante con sus planes de controlar unas aguas que son una vía clave para el comercio marítimo internacional.

De lo que sí pudo presumir Trump es de haber normalizado las relaciones entre Estados Unidos y Filipinas. Lo ha logrado gracias a su camaradería con el polémico presidente filipino, Rodrigo Duterte, y a no criticar abiertamente su sangrienta campaña contra las drogas, algo que sí hizo con dureza Barack Obama. "La relación entre ambos países antes era horrible, pero ahora tenemos unos lazos muy, muy fuertes", dijo Trump, antes de subir al avión presidencial.



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