Internacional - Política

Aung San Suu Kyi, presionada por la crisis rohingya

2017-11-14

Mientras Suu Kyi hacía lo posible por capear las críticas en Manila, el...

Paloma Almoguera, El País

La líder de facto birmana y Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi no ha logrado que la crisis rohingya se ignore del todo durante la cumbre de la ASEAN en Manila. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, le dijo durante un encuentro mantenido en los márgenes de la reunión que sería “esencial” que aumentasen los esfuerzos para asegurar el acceso humanitario y el retorno “seguro, digno y voluntario” de los más de 600,000 rohingya que han huido de Myanmar (antigua Birmania) hacia Bangladés desde el pasado 25 de agosto, ante una campaña de represión inusitada por parte del Ejército birmano.

Suu Kyi se entrevistó asimismo con el secretario de Estado de EU, Rex Tillerson, presente en Manila. Un encuentro celebrado con discreción que sirve de antesala al viaje de Tillerson a Myanmar el miércoles. Se espera que allí el jefe de la diplomacia estadounidense amoneste al Tatmadaw (Ejército birmano) por lo que la ONU considera “una limpieza étnica de manual” contra los rohingya, una minoría musulmana que Myanmar, de mayoría budista, tilda de inmigrantes ilegales bengalíes.

También el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, transmitió durante la cumbre el compromiso de su país con “encontrar una solución sostenible y justa” a la crisis rohingya.

Pero ni Suu Kyi ni el Tatmadaw parecen dispuestos a ceder fácilmente a las presiones. En Manila, la hija del general Aung San, padre de la independencia birmana, desestimó referirse a los rohingya como tal y pidió al resto de líderes que evitaran el término. Según Reuters, el borrador del comunicado final de la ASEAN se refiere a la minoría musulmana como “comunidades afectadas” del estado de Rajine (norte de Myanmar), de donde huyen, en deferencia a Suu Kyi. La líder se habría beneficiado del principio de no injerencia de la organización –que cuando luchaba por llevar la democracia a Myanmar en los 90 criticó- para evitar una condena más tajante por parte de sus vecinos.

Mientras Suu Kyi hacía lo posible por capear las críticas en Manila, el Ejército birmano daba una de cal y otra de arena desde Myanmar en vísperas a la llegada de Tillerson. Si bien negaba cualquier culpa en los abusos cometidos contra los rohingya en un informe sobre su investigación de la crisis, sustituía a su vez al teniente general al mando de Rajine, Maung Maun Soe, sin dar explicaciones.



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