Internacional - Política

El príncipe de Arabia Saudita aumenta las tensiones en Medio Oriente

2017-11-21

El príncipe heredero Mohamed bin Salmán ordenó recientemente el arresto de...

Ben Hubbard y David D. Kirkpatrick,The New York Times

RIAD, Arabia Saudita — Con el respaldo tácito de su padre, el príncipe heredero de 32 años de Arabia Saudita se ha convertido en la figura más poderosa del mundo árabe.

El príncipe heredero Mohamed bin Salmán ordenó recientemente el arresto de once príncipes de la familia real y casi doscientos miembros de la élite empresarial saudita, además de que ha comenzado a quitarles poder a los clérigos conservadores del reino. Ha impuesto un bloqueo a la vecina Catar, acusó a Irán de actos de guerra y alentó la renuncia del primer ministro de Líbano. En Yemen, sus fuerzas armadas combaten a una facción alineada con Irán en una complicada guerra que ha creado una crisis humanitaria.

El príncipe heredero se ha movido tan rápido que a los funcionarios estadounidenses y a los burócratas de otros países les preocupa que esté desestabilizando la región. Las señales de un posible contraataque aumentan.

Los inversionistas, nerviosos por sus planes, han estado sacando su dinero del reino. El príncipe Mohamed ha buscado contrarrestar la fuga de capitales presionando a los detenidos y a otros para que entreguen sus activos.

Los defensores del príncipe Mohamed dicen que simplemente está tomando las medidas drásticas necesarias para cambiar la economía del reino, dependiente del petróleo, al tiempo que repele la agresión iraní.

Sin embargo, analistas de la región debaten si esa precipitación podría estar provocada más por un deseo de consolidar el poder antes de una posible sucesión real, por una desesperación por efectivo para pagar sus planes o simplemente una ambición desenfrenada de dejar su marca en el Medio Oriente. A pesar del entusiasmo que muestra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por el príncipe, algunas personas en el Departamento de Estado, el Pentágono y las agencias de inteligencia estadounidenses dicen que temen que su impulsividad pueda obstaculizar sus propios objetivos y desestabilizar la región.

“Ha decidido no hacer nada con cautela”, dijo Philip Gordon, el coordinador para Medio Oriente de la Casa Blanca en el gobierno de Barack Obama. Sin embargo, agregó: “Si el príncipe heredero aísla a demasiados príncipes y otros pilares del régimen, busca costosos conflictos regionales y asusta a los inversionistas extranjeros, podría minar las posibilidades de las reformas que está tratando de implementar”.

Las amenazas del príncipe heredero en contra de Irán y Líbano han hecho surgir el espectro de guerras que el ejército saudita, ya embrollado en Yemen, no está preparado para pelear. Riad quedaría obligada a depender de Estados Unidos o Israel en cualquier nuevo conflicto.

Con la caída del precio del petróleo en los últimos años, Arabia Saudita ha congelado proyectos y ha gastado más de un tercio de sus reservas financieras, reduciéndolas a cerca de 475,000 millones de dólares este otoño a partir de un pico de 737,000 millones de dólares en agosto de 2014. A esa velocidad de gasto, al reino le quedan pocos años para elevar sus ingresos o recortar sus gastos y así evitar una crisis financiera.

Ante ese escenario, los defensores del príncipe argumentan que la campaña anticorrupción busca recuperar cientos de miles de millones de dólares que se han fugado del presupuesto estatal a través de la corrupción y la autodistribución, dinero que necesita para financiar sus planes de desarrollo.

El príncipe Mohamed había solicitado durante meses a los ricos del reino invertir en su programa de modernización. Pero algunos se han quejado de que sus planes —como un nuevo centro de negocios de 500,000 millones de dólares “para los soñadores del mundo”, construido desde cero y alimentado por completo con energía limpia— no estaban bien concebidos y eran muy exagerados, así que en lugar de invertir en casa movieron sus activos al extranjero.

Ahora, ya no solo les está pidiendo. El gobierno saudita está presionando a los detenidos y a otros para que entreguen grandes sumas a cambio de un mejor trato, de acuerdo con los socios de la familia real y lo que informaron a un funcionario estadounidense sobre las medidas extremas. Los empleados de algunos de los arrestados habían sido convocados meses antes para responder a preguntas sobre sus jefes, una señal de que la purga se planeó con anticipación.

Un importante funcionario saudita que defiende las medidas dijo que su objetivo era mostrar que las viejas reglas de negocios en el reino habían cambiado.

“La corrupción se da a todos los niveles y hay cientos de miles de millones de riales que se pierden de la economía nacional anualmente”, dijo el funcionario, quien habló con la condición de que se mantuviera su anonimato. “El punto aquí fue sobre todo impactar el sistema, enviar un mensaje de que esto ya no se tolerará y de que nadie es impune”.

La corrupción ha sido tan endémica durante tanto tiempo —de los contratos gubernamentales inflados para grandes proyectos a sobornos simples para obtener un pasaporte— que innumerables sauditas han participado en ella. Aun así, parece que se ha dejado en paz a algunos príncipes con una reputación de corrupción conspicua, lo que hace surgir preguntas acerca de quiénes son blancos y por qué.

Trump eligió a Arabia Saudita para el primer viaje al extranjero de su presidencia y el príncipe Mohamed y Jared Kushner han establecido una cercanía tan estrecha que otros funcionarios estadounidenses dicen que no se les informa sobre lo que hablan.

“Tengo una gran confianza en el rey Salmán y el príncipe heredero de Arabia Saudita; saben exactamente lo que hacen”, escribió Trump en Twitter después de que comenzaron los arrestos. “Algunos de los que están siendo tratados con dureza habían estado ‘ordeñando’ a su país durante años”.



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