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Lula apura carrera en busca de apoyo popular para recuperar caudal político | Internacionales

2017-12-07

"Desafío a la Policía Federal, a la Fiscalía, al juez (Sergio) Moro a...

Mar Marín

Duque de Caxías (Brasil), 7 dic (EFE).- El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva apura en Río de Janeiro, donde su partido ha perdido un importante caudal de votos, la recta final de una carrera en busca de apoyos para recuperar protagonismo político y fortalecerse ante el cerco judicial que le investiga por corrupción.

Lula (2003-2010), que es todavía el dirigente mejor valorado y con más posibilidades electorales según las encuestas, se sumergió hoy en la Baixada Fluminense, una de las zonas más castigadas por la corrupción y la violencia en Río de Janeiro, para reivindicar sus logros y ratificar su intención de volver al poder.

La caravana de "Lula pelo Brasil" (Lula por Brasil) se detuvo en el centro de Duque de Caxías, donde el exmandatario logró en su última elección un aplastante apoyo que se ha desmoronado en los últimos años.

Aunque esta gira, que comenzó en agosto en el empobrecido nordeste, no ha congregado multitudes en sus actos, cientos de simpatizantes le aguardaron durante más de dos horas al sol con temperaturas superiores a los 30 grados.

"Soy consciente de cuantas personas pudieron cambiar de coche, comprar una casa, mejorar su vida, durante mi mandato", comenzó Lula, entre aplausos que aprovechó para desmenuzar su gestión, cargar contra el Gobierno de Michel Temer, al que calificó de "golpista", y reivindicar su inocencia frente a las acusaciones de corrupción.

"Desafío a la Policía Federal, a la Fiscalía, al juez (Sergio) Moro a encontrar algo", clamó Lula, quien se dijo víctima de un "montaje" para truncar sus aspiraciones presidenciales para las elecciones de 2018.

Un sondeo divulgado esta semana le otorga el 34 % de los votos en la primera vuelta y una victoria aplastante en segunda, aunque su eventual candidatura está en manos de la Justicia, que debe pronunciarse sobre su condena de nueve años y medio por un caso de corrupción vinculado con Petrobras.

De ratificarse la sentencia, Lula no podría concurrir a las elecciones del próximo octubre.

"Ellos no saben quién es Lula, cuál es el orgullo de andar con la cabeza erguida. Todo lo aprendí de una mujer que nació y murió analfabeta", insistió el expresidente en referencia a su madre, una de las constantes en sus intervenciones.

"Todavía no se puede hablar de elecciones ni de pedir votos", prosiguió, pero "si llegada la hora es necesario, quiero ser candidato", zanjó en medio de gritos de "Lula presidente".

Entre el público, Etienne, que peleaba por acercarse a la caravana, dijo a Efe: "Cuando gobernaba Lula, yo tenía trabajo. Ahora estoy vendiendo en un puesto por días".

A pocos metros, Carla, que también trabaja en un puesto callejero, miraba con desconfianza el espectáculo: "No me gusta Lula, no me gusta ningún político. Estamos cerca de navidad, qué le vamos a dar a nuestros hijos, qué habrá en nuestra mesa".

Carla tiene 30 años y dos hijas, de 4 y 9 años, trabaja ocho horas diarias, seis días a la semana en el puesto y gana unos 10 dólares al día.

"Cómo hago para darles una vida mejor a mis hijas. Yo perdí la esperanza, no tengo más que decepción, de cuatro en cuatro años, cuando vamos a votar, solo decepción", se lamentaba.

Al fondo, Lula prometía recuperar el Brasil próspero de su último mandato: "Si ellos no son competentes para arreglar este país, yo lo voy a arreglar".

Un mensaje que convenció a Luiz Carlos Salgueiro: "Yo le voté a Lula. No se si robó, pero si robó, hizo. Ahora roban y no hacen, así que volvería a votarle".

Roberto Ribeiro, sin embargo, negaba con la cabeza. "Voy a votar por (Jair) Bolsonaro", confesaba en alusión a un defensor de la dictadura que escala en las encuestas pese a sus declaraciones machistas, racistas y homofóbicas.

"Bolsonaro es militar, no tiene mancha de corrupción y se necesita mano dura contra la violencia", se justificaba Roberto.

"La solución de Brasil no son las armas, es la educación. La mitad de la violencia en Río de Janeiro se acabaría con la generación de empleos", reclamó Lula.

"Quiero que la hija de la empleada doméstica tenga las mismas oportunidades que la hija del empresario, por eso hay que prepararse porque va a haber mucha batalla", se despidió el expresidente.

"¿Está Lula? ¿Quién quiere más ladrones en la ciudad?", protestaba una vecina contrariada porque la caravana le impedía el paso. 



regina
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