Internacional - Seguridad y Justicia

China y Corea del Sur intentan frenar una posible guerra con Corea del Norte

2017-12-14

El significativo encuentro que mantuvieron hoy los presidentes de China, Xi Jinping, y su...

JAVIER ESPINOSA | El Mundo

El significativo encuentro que mantuvieron hoy los presidentes de China, Xi Jinping, y su homólogo surcoreano, Moon Jae In, concluyó con un llamamiento mutuo para evitar una guerra en la Península, que marca un significativo contraste con el estilo casi apocalíptico que han mantenido Corea del Norte y Donald Trump en la crisis coreana durante los últimos meses.

Según un portavoz del jefe de Estado surcoreano, Yoon Young-chan, los dos líderes coincidieron en que "no se debe permitir una guerra en la Península" y establecer una "línea caliente" de contacto entre ambos dirigentes a tal efecto.

La defensa mutua por la "negociación" y el "diálogo" como fórmula para instar a Corea del Norte a abandonar su programa nuclear aleja también a Seúl del principio de "máxima presión" por el que aboga Trump, y que secunda el primer ministro japonés Shinzo Abe.

"La península de Corea está en una situación crítica. Es un asunto que finalmente tiene que resolverse mediante el diálogo y la consulta", afirmó Xi Jinping, según los medios locales.

Xi y Moon se reunieron durante la tarde en el Gran Palacio del Pueblo y al concluir su encuentro, el segundo dijo que "esperaba" que esta cita sirva para "consolidar el nacimiento de una nueva era en la relación entre los dos países, basada en la confianza y la amistad" entre ambos líderes. El mandatario chino reconoció que las relaciones entre las dos naciones habían sufrido un "retroceso debido a las razones que todos sabemos", pero dijo tener confianza en que esta visita servirá para mejorarlas.

Los contactos entre las dos naciones habían sufrido un serio varapalo tras el despliegue del escudo antimisiles estadounidense (conocido por las siglas THAAD) al sur de Seúl, que China considera un sistema armamentísticos que viola su integridad territorial por la potencia de los radares que utiliza. La decisión generó un significativo boicot comercial que generó millones de pérdidas para las compañías surcoreanas instaladas en el territorio chino.

Pekín y Seúl acordaron el pasado 31 de octubre poner fin a esas diferencias después de que la administración dirigida por Moon Jae In aceptar las apodadas "tres no": no reforzar el THAAD, no integrarse en el sistema global antimisiles de EU y negarse a sumarse a la triple alianza militar que quiere establecer Trump con su país y Japón, una posición que abre una significativa brecha en la posición de Washington frente a Pyongyang. Como explicó Lu Fengding, un miembro del grupo de asesores del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, la aproximación de Pekín y Seúl resulta determinante para intentar frenar un posible conflicto bélico en la Península.

"La cooperación entre China y Corea del Sur tiene una importancia creciente. Los países que no son de la región (una alusión a EU) no tienen los mismos sentimientos respecto a una guerra en la Península ni pueden calcular de forma efectiva los efectos de ese conflicto", señaló el funcionario al diario chino Global Times.

La Península asiste a una creciente escalada de tensión en medio de los repetidos ensayos de misiles norcoreanos y su última prueba nuclear, la serie de amenazas vertidas por Trump y las maniobras militares lideradas por fuerzas de EU en la región.

Coincidiendo con la cita en Pekín, Pyongyang advirtió que la posibilidad de que EU imponga un embargo naval en torno a su Estado sería considerada como un "acto de guerra y agresión" que "no sería tolerado". "Están conduciendo la situación cada vez más cerca al borde de la guerra", indicó la agencia oficial norcoreana KCNA.

Corea del Norte lleva días enfrascada en la celebración del lanzamiento de su último misil intercontinental, el Hwasong-15, que todos los expertos coinciden que podría alcanzar el territorio continental de EU.

Su máximo dirigente, Kim Jong Un, indicó que esta prueba y los ensayos atómicos anteriores confirman que su estado ha "completado su fuerza nuclear", algo que ha sido acogido con movilizaciones de masas y repetidas exhortaciones a la loa en los medios de propaganda oficiales. Sin embargo, algunos expertos opinan que esta certeza podría llevar ahora al mandatario norcoreano a abrirse al diálogo.

"Tras haber completado su fuerza nuclear, Corea del Norte podría lanzar una ofensiva de paz. Pyongyang todavía sigue bajo sanciones, pero el país ha comenzado a explorar posibles vías de comunicación (con la comunidad internacional) tras el lanzamiento del Hwasong-15", opinó Li Chunfu, un experto de la Universidad Nankai de China, también en una conversación con Global Times.

Esta hipótesis ha generado un frenesís diplomático en la región. Una delegación del ministerio de Defensa ruso se trasladó hoy mismo a Corea del Norte sin que los medios de ese país informaran cuál es su propósito, mientras que el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, acudía a Japón, donde alertó que "lo peor que podría pasar es que todos camináramos como sonámbulos hacia una guerra que podría tener consecuencias dramáticas".

La cumbre presidencial chino-surcoreana se vio ensombrecida en parte por un polémico incidente en el que un fotógrafo de esta última nacionalidad resultó herido tras recibir una severa golpiza a manos de una quincena de guardias de seguridad chinos. Según la agencia Yonhap, los miembros de la seguridad de una feria comercial organizada por los cerca de 200 empresarios que acompañan al jefe de Estado surcoreano impidieron el paso a 14 fotógrafos de la misma nacionalidad y tras su protesta apartaron a uno de ellos y le golpearon en grupo, pese a los reclamos de los funcionarios de la oficina presidencial de Corea del Sur.

El mismo medio informativo dijo que el fotógrafo tuvo que ser internado en un hospital donde se encontraba sometido a "tratamiento intensivo".

Otro de sus compañeros sufrió un asalto de menor consideración en el mismo evento, al que acudió el propio Moon Jae In y al que también asistían cerca de 500 empresarios chinos.

El diario surcoreano Joongang informó que el fotógrafo recibió numerosos golpes en la cara y que los guardias de seguridad -contratados por la organización surcoreana del evento- llegaron a empujar y enfrentarse con asesores del propio mandatario surcoreano, cuando estos intentaron poner fin a la agresión. La delegación surcoreana presentó una queja oficial y exigió una disculpa pública. Los representantes de Seúl explicaron que aunque el servicio de seguridad había sido contratado por los empresarios de su país estaba "liderado por la policía china".



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