Derechos Humanos

Yemen sufre la peor crisis humanitaria sin vistas a una salida al conflicto

2017-12-19

La ruptura de la alianza entre los dos grupos que le disputan el poder al presidente yemení,...

Jaled Abdalá

Saná, 19 dic (EFE).- Una solución negociada al conflicto en el Yemen parece cada vez más lejana y la guerra podría recrudecerse tras la muerte del expresidente Ali Abdalá Saleh a manos de sus antiguos aliados, los hutíes, mientras el país árabe vive la mayor crisis humanitaria del mundo, con hambruna y una epidemia de cólera.

En un giro inesperado, el pasado 4 de diciembre Saleh murió tiroteado por los rebeldes hutíes cuando intentaba huir de la capital, Saná, después de varios días de enfrentamientos entre sus hombres y los hutíes, que habían luchado en el mismo bando en los últimos tres años.

La ruptura de la alianza entre los dos grupos que le disputan el poder al presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, ha supuesto un punto de inflexión en la guerra y podría dar lugar a un recrudecimiento de la violencia, debido a que dos de los hijos de Saleh han prometido vengarse de la muerte de su padre, que tenía una destacada influencia y muchos seguidores en el Yemen.

Tanto Hadi como Arabia Saudí -que lidera la coalición militar que interviene en el Yemen en contra de los hutíes desde marzo de 2015- han visto en la muerte de Saleh la posibilidad de acabar con los rebeldes, ahora que estos no cuentan con el apoyo de las fuerzas del exmandatario.

Las tropas y tribus leales al Gobierno, con el apoyo de los aviones de la coalición, recuperaron a lo largo de 2017 el control de algunas provincias del sur del país, pero no han logrado alcanzar las áreas más pobladas en el norte y el oeste, entre ellas la capital, Saná, que permanecen en manos de los hutíes.

En el campo de batalla no ha habido notables avances a favor de ninguno de los dos bandos, mientras que el proceso de paz sigue completamente estancado desde 2016 y ambas partes han rechazado volver a sentarse a la mesa de negociaciones, a pesar de los intentos del enviado especial de la ONU para el Yemen, Ismail Uld Sheij Ahmed.

El conflicto armado y el férreo bloqueo impuesto por Arabia Saudí sobre el país está teniendo un impacto devastador sobre la población de 26 millones de personas, de los que unos 20 millones necesitan ayuda humanitaria de emergencia y siete millones dependen completamente de los alimentos proporcionados por los organismos internacionales, según la ONU.

Después de que el pasado mes de noviembre la coalición cerrara todos los puertos y aeropuertos del Yemen, en respuesta al lanzamiento de un misil balístico por parte de los hutíes contra territorio saudí, quedó patente la grave situación humanitaria en el país, donde 400,000 niños sufren desnutrición crónica.

La ONU advirtió a principios de diciembre que más de ocho millones de personas podrían morir de hambre si no llega asistencia urgente al Yemen y existe la amenaza de una hambruna generalizada en el plazo de pocos meses, si no se levanta completamente el bloqueo.

Debido a la escasez de agua potable y medicamentos, y al deterioro de las infraestructuras y del sistema sanitario yemení, una gran epidemia de cólera se ha propagado en los pasados meses y ha afectado a casi un millón de personas y ha matado a 2,200, según los últimos datos.

Además del cólera, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó a mediados de diciembre de cientos de casos sospechosos de difteria y ya se han registrado 28 muertes, el 95 % de las cuales son niños menores de 15 años.

El último caso de difteria en el Yemen se había registrado en 1992 y el último brote en 1982, pero la actual carencia de vacunas y medicamentos, así como la imposibilidad, en muchos casos, de acceder a tratamiento médico podría provocar una nueva epidemia.

El cólera se ha extendido a prácticamente todo el país -con una mayor incidencia en las regiones controladas por los hutíes, donde la gestión de la basura y de las aguas residuales es deficitaria-, y el 70 % de los casos de difteria se dan en la provincia de Ib (sur), también dominada por los rebeldes.

El conflicto entre el Gobierno y los hutíes, que se tornó más violento y se amplió a toda la región desde la intervención de la coalición árabe, ha causado la que la ONU haya catalogado la situación como la peor crisis humanitaria del mundo en 2017. 
 



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