Internacional - Política

Chile se encamina hacia un nuevo ciclo en el último año del Gobierno Bachelet

2017-12-26

Sin embargo, el expresidente (2010-2014) tendrá que pactar las reformas de su futuro...

Manuel Fuentes


Santiago de Chile, 26 dic (EFE).- Los resultados de las recientes elecciones y los indicadores de los últimos meses ponen de manifiesto que Chile se encamina hacia un nuevo ciclo político y económico, coincidiendo con la fase final de la presidencia de Michelle Bachelet.

A lo largo de este año, el Gobierno de la Nueva Mayoría ha sido fuertemente cuestionado por la oposición de derechas y un amplio sector del empresariado, pero el resultado de los comicios y el rumbo de que está tomando la economía parecen arrojar un balance más equilibrado.

El pasado 17 de diciembre, el candidato conservador Sebastián Piñera logró una contundente victoria en la segunda vuelta de la elección presidencial frente el senador Alejandro Guillier, afín a Bachelet.

Sin embargo, el expresidente (2010-2014) tendrá que pactar las reformas de su futuro Gobierno con la oposición, ya que la coalición derechista que le apoya no obtuvo mayoría absoluta en los comicios del 19 de noviembre.

El fracaso electoral de Guillier supone un duro revés para Bachelet, quien en las últimas semanas apoyó decididamente al aspirante oficialista, a diferencia de lo que hizo en 2009 con Eduardo Frei.

El desplome de la Nueva Mayoría, la coalición formada en 2013 para dar apoyo electoral a Bachelet, es inapelable.

Sin embargo, el segundo mandato de la presidenta -considerada por Forbes la cuarta gobernante más poderosa del mundo- deja un legado político que asume, incluso, un sector de la derecha.

La presidenta asegura que ha impulsado reformas que representan "cambios fundamentales en la vida de las personas, al abordar temas que parecían imposibles".

La gratuidad de la educación superior, la reforma del sistema electoral, el voto de los chilenos en el extranjero, las cuotas obligatorias de participación femenina y la despenalización parcial del aborto son algunos ejemplos.

En efecto, en 2017 el Gobierno aceleró transformaciones que la Concertación aparcó durante las dos décadas que estuvo en el poder (1990-2010).

En los últimos años aumentó entre la ciudadanía una fuerte desafección hacia los partidos políticos, las instituciones, la clase empresarial y hasta la policía, una aversión que fue creciendo a medida que se destapaban casos de corrupción.

Los chilenos tomaron conciencia de que el Estado no les garantizaba educación de calidad, un sistema de salud confiable, pensiones dignas, seguridad ciudadana y empleos estables.

Y mientras una parte de la ciudadanía salió a la calle a protestar, más de la mitad cristalizó su enojo en la abstención (65 % en las elecciones locales, 53 % en las legislativas y 51 % en las presidenciales).

El cambio social y político que vive el país también ha tenido su expresión este 2017 con el fin del modelo político nacido a fines de los ochenta para luchar contra la dictadura, basado en un bloque de centroizquierda y otro de derecha.

Pero la irrupción en el Parlamento del Frente Amplio, una heterogénea coalición de partidos de izquierda y movimientos sociales, ha provocado una nueva correlación de fuerzas.

Paralelamente a la configuración de un nuevo mapa político, empieza a dibujarse un escenario económico más boyante.

La clase empresarial y las calificadoras de riesgo, que perdieron la confianza en el Gobierno Bachelet a causa de la reforma laboral, la subida de los impuestos corporativos y el déficit fiscal, espera ahora que el triunfo de Piñera impulse la economía.

Además del optimismo de los inversionistas por las expectativas generadas con el cambio político, algunos indicadores económicos han experimentando mejoría en los últimos meses del año.

En octubre pasado, la actividad económica de Chile se expandió un 2,9 % en comparación con el mismo mes de 2016, lo que supone la variación más alta anotada en lo que va del año.

El Producto Interior Bruto de Chile creció un 2,2 % interanual en el tercer trimestre de este año y, según el pronóstico del Banco Central, cerrará 2017 con una expansión del 1,4 %.

El desempleo también se mantiene en niveles relativamente bajos, con un 6,7% de la fuerza laboral en el trimestre agosto-octubre.

En tanto, para 2018 se prevé que la economía chilena vuelva a repuntar, con una expansión de entre el 2,5 % y el 3,5 %, según el instituto.

Además, el cobre, la principal exportación de Chile, se situó a mediados de octubre 3,2 dólares la libra, su mayor nivel desde julio de 2014, una esperanzadora noticia si se considera que por cada centavo de dólar promedio anual que sube (o baja) el precio del metal, Chile gana (o deja de ganar) alrededor de 125 millones de dólares por exportaciones, y el fisco, 60 millones.

Un Parlamento fragmentado políticamente y dominado por la oposición y una economía que muestra signos de un leve repunte es la herencia que este año deja al futuro Gobierno. 
 



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