Migración

Pese a Trump, menos expulsiones y más remesas 

2017-12-27

Las remesas familiares enviadas en los primeros 10 meses de 2017 ascendieron a 23.908 millones de...

 

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 27 DIC - La llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca presagiaba la expulsión masiva de indocumentados sobre todo latinos y fuertes restricciones a los envíos de dinero a sus familias desde Estados Unidos, pero un año después de su asunción las cosas ocurrieron a la inversa.
    
En 2017, la cifra de mexicanos repatriados bajó 27% y el monto de las remesas aumentó 7%, respecto a 2016, según el Anuario de Migración y Remesas del Consejo Nacional de Población (Conapo), que depende del ministerio de Gobernación (interior).
    
Entre enero y octubre de este año fueron repatriadas 135,000 personas, tres cuartas partes respecto a los más de 200,000 mexicanos devueltos el año pasado, según las estadísticas incluidas en el informe, el cual indica que, de hecho, entre 2010 y 2015 se redujeron las repatriaciones de 626,000 a 282,000.
    
Las remesas familiares enviadas en los primeros 10 meses de 2017 ascendieron a 23.908 millones de dólares, 7% más que el año pasado, expone el informe.
    
En 2016 se registró un máximo histórico en el envío de dinero de los mexicanos que viven en Estados Unidos a sus familias, con 27,000 mil millones de dólares, sobrepasando las entradas de divisas por concepto inversión extranjera directa, ingresos por turismo y exportaciones petroleras.
    
Por supuesto que estas cifras no pueden considerarse una tendencia para el futuro y el mismo informe alerta sobre la amenaza latente de que aumenten las deportaciones o se impongan impuestos a las remesas.
    
El Conapo expone que la imposición de restricciones al envío o el establecimiento de un gravamen puede afectar a alrededor de 1,6 millones de viviendas en México que dependen directamente de las remesas, es decir, a más de 7 millones de personas.
    
Otro informe del ministerio de Gobernación, "Migración Internacional", señala que de 2006 a 2015 se observó una importante reducción de mexicanos aprehendidos y repatriados de Estados Unidos, pasando de un 1.291,000 a sólo 462,000.
    
En 2009 fueron expulsados sin una orden judicial 469,000 pero seis años más tarde fueron sólo 40,000 los deportados en esas circunstancias, mediante una orden judicial con consecuencias penales en futuras detenciones en Estados Unidos.
    
Durante su campaña electoral, Trump prometió expulsar a por lo menos 6 millones de personas sin papeles, pero no logró cumplir ni en una mínima parte su compromiso no por falta de voluntad sino porque no cuenta ni con el personal ni con centros de detención suficientes ni con la capacidad de traslado de esta enorme cantidad de indocumentados.
    
Las cosas no han sido sin embargo fáciles para los indocumentados mexicanos en Estados Unidos pues aunque deportó a menos indocumentados que su antecesor Barack Obama, aumentó 40% los arrestos desde sus primeros 100 días en el poder.
    
En este período 41.328 personas fueron llevadas a prisión por "acusaciones migratorias civiles", un promedio de 400 diarios y un aumento de 37,6% comparado con las 30.028 el mismo periodo del último año del gobierno de Obama, quien entregó la estafeta presidencial a Trump el 20 de enero pasado.
    
La caída en las deportaciones estriba básicamente en que el sistema legal ha sido aprovechado por activistas que defienden a los migrantes y al apoyo jurídico que el gobierno mexicano a otorgado a sus ciudadanos.
    
Aunque el ICE asegura que el 75% de los inmigrantes arrestados eran "criminales convictos", por acusaciones de homicidios, agresiones, abuso sexual y ofensas por drogas ilegales, activistas aseguran que se ha arrestado inclusive a personas sin antecedentes y con "green card" (permiso de residencia).
    
Inclusive han sido detenidos los llamados "dreamers", protegidos por el programa DACA, llamado también "Acción Diferida", que beneficia a unos 800,000 jóvenes, permite a indocumentados hispanos llevados a Estados Unidos desde niños por sus padres, obtener una cédula de conducir, realizar estudios universitarios y obtener un empleo legal.
    
El programa ha sido cancelado por Trump, que dejó en manos del Congreso decidir si lo mantiene, a pesar de que prometió "no tocar a los soñadores", por lo que se da por un hecho que terminará en febrero próximo. 


 



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