Internacional - Política

Tsipras cruzó ecuador de su mandato convertido en alumno aplicado de troika

2017-12-29

En 2017 Grecia se apuntó una serie de éxitos importantes para su proyección...

Ingrid Haack

Atenas, 29 dic (EFE).- Alexis Tsipras cruzó este año el ecuador de su segundo mandato como primer ministro griego, y quien para muchos Gobiernos comenzó como el diablo personificado por su ideología izquierdista se ha convertido en alumno aplicado de los acreedores, con un objetivo muy definido para el próximo año: salir puntualmente del programa de rescate.

En 2017 Grecia se apuntó una serie de éxitos importantes para su proyección exterior: finalizó con éxito -aunque con retraso- la segunda evaluación del tercer rescate; cumplió nuevamente con creces los objetivos para el superávit primario, realizó una primera salida a prueba a los mercados financieros, y vio cómo la Unión Europea cerraba el procedimiento por déficit excesivo.

Además, se espera que cierre el ejercicio con el primer crecimiento visible de su economía en nueve años (1,6 %).

El precio para los ciudadanos griegos, sin embargo, volvía a ser el mismo de todos los años: las pensiones bajaban y la presión fiscal subía.

Según cálculos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Grecia se ha situado en el décimo lugar de los países que integran esta organización con el mayor porcentaje de tasa fiscal, el 38,6 % de su producto interior bruto (PIB).

Los asalariados y los pensionistas han sido los que han cargado con el mayor peso. Aunque solo comportan la mitad de la población activa, aportan dos terceras partes de los ingresos de Hacienda y apenas recurren a la evasión, una lacra que sigue estando a la orden del día entre autónomos, no siempre por astucia, sino cada vez mas por falta de recursos.

Así, el año estuvo nuevamente repleto de manifestaciones de jubilados y trabajadores que protestaron contra los enésimos recortes desde que en 2010 se impuso el primer rescate a Grecia, un descontento que la izquierdista Syriza ha pagado en las encuestas demoscópicas, en las que la conservadora Nueva Democracia le saca una ventaja media de diez puntos.

En noviembre Tsipras intentó lanzar un nuevo mensaje conciliador a la población, al anunciar un "dividendo social" de 1,400 millones de euros destinado a aliviar los bolsillos de los ciudadanos, especialmente de los mas desfavorecidos.

El dinero procede del superávit primario -que excluye el pago de la deuda- que este año alcanzará previsiblemente el 2,45 %, muy por encima del 1,75 % pactado con los acreedores del país.

El regalo de Navidad, el segundo que hace Tsipras por sobrecumplir el superávit, no logró sin embargo calar entre una población hastiada de recortes y de escuchar promesas sobre un futuro mejor que no llega.

La queja que me más se oía después de que Tsipras anunciara este reparto era: "lo que nos dan ahora es solo parte de lo que nos han quitado previamente".

Entre toda la protesta, Grecia logró cerrar en tan solo dos meses un acuerdo técnico para la tercera evaluación del rescate, una revisión clave para que el país pueda salir de la tutela de los acreedores en el plazo previsto, agosto de 2018.

Para Tsipras la salida "limpia" del rescate, es decir sin líneas de crédito preventivas, se ha convertido en la meta capital de 2018, en el fármaco más idóneo para recuperar la tan necesaria confianza de los inversores.

En 2017 Tsipras lanzó por ello una campaña para atraer inversiones de economías potentes, con viajes a China y Estados Unidos. Además, fue anfitrión de una cumbre heleno-francesa a la que asistieron numerosos empresarios franceses.

Uno de los hitos fundamentales de cara a esta emancipación de los acreedores la constituirán en los próximos meses nuevas salidas a prueba a los mercados. De sus resultados dependerá de si a Grecia le compensa financiarse al precio regular del mercado o debe seguir recibiendo algún tipo de apoyo.

Pero además de las buenas noticias económicas Grecia sufrió este año el mazazo de una serie de desastres naturales que dejaron más de una veintena de muertos y centenares de heridos.

Durante el verano grandes superficies de bosque quedaron devastadas por incendios -aunque la magnitud no tuviera ni punto de comparación con las tragedias vividas en Portugal y España-.

También en verano dos potentes terremotos con una magnitud de 6,1 y 6,4 en la escala de Richter sacudieron las islas de Lesbos y Kos, respectivamente.

Sin embargo, la tragedia mas mortífera la trajo el agua. Un solo día de lluvias torrenciales en noviembre en la región capitalina de Atica dejó 23 muertos y monumentales daños materiales. 



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