Nacional - Política

Meade es el anticlímax

2018-01-04

Dice que todo este cóctel ideológico que lo rodea tiene su origen en la guerra de El...

Jacobo García, El País

Talentoso, millonario y comprometido con la izquierda, en la fotografía de perfil de la cuenta de Twitter de Epigmenio Ibarra- donde tiene más de 300,000 seguidores- el productor aparece con una cámara al hombro.  Con sus telenovelas desde los años 90, Epigmenio Ibarra (Ciudad de México, 1951) fue el primero en muchas cosas en México: en hablar de homosexualidad, en criticar el machismo o en denunciar la corrupción política. Como periodista fue también uno de los primeros en entrevistar al Subcomandante Marcos pocos días después del levantamiento zapatista.

Tres décadas después de todo aquello, a pesar de que pasa más tiempo en un su despacho de la productora Argos, convertida en una de las más grandes de América Latina gracias a las telenovelas que cada día consumen millones de personas en Estados Unidos, le gusta verse como un hombre de acción con la cámara al hombro. También en las redes sociales donde cada día, con una constancia que raya lo obsesivo, repasa los nombres de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa.

A los 66 años, Ibarra no se considera un apestado pero se ha ganado el odio del actual gobierno con su más reciente serie: Ingobernable, protagonizada por Kate del Castillo y el de otros más al vincularse con Andrés Manuel López Obrador, sobre quien ha hecho una película.

Dice que todo este cóctel ideológico que lo rodea tiene su origen en la guerra de El Salvador donde comenzó su militancia de izquierdas y el gusto por la adrenalina.

P. ¿Creía que algo parecido a esa guerra se terminaría viviendo en México?

R. Maldito sea (el expresidente) Felipe Calderón, que por megalomanía se vistió de general y enarboló una bandera manchada con sangre de otros. Desde sus oficinas blindadas mandó matar y morir a los jóvenes de México. Debemos lograr la paz de inmediato meter al ejército al cuartel y desandar la guerra. Hemos perdido una generación completa.

P. ¿Cuáles serán las consecuencias?

R. Las cifras son contundentes: 250,000 muertos, 50,000 desaparecidos, 300,000 desplazados…y si algo aprendes en la guerra es que cada muerte tiene cuatro o cinco deudos. Estamos hablando de que millones de personas están marcadas por la guerra en México. También aprendes que el Ejército no vale un carajo cuando se trata de una guerra irregular como esta. Y sé de qué hablo; a los generales les digo que tengo más horas de combate que ellos.

P. La palabra guerra se ha incorporado con una naturalidad impensable hace años

R. La izquierda mexicana, la intelectualidad y los artistas no la vieron venir. Fui la voz clamando en el desierto. Me decían que no fuera exagerado y de eso hace ya 200,000 muertos.

P. ¿Está dormido el mundo de la televisión?

R. En un país donde el gobierno gasta millones en publicidad oficial, la cultura y la prensa se vuelven orgánicas. En el caso de la televisión, la derecha la volvió una caja idiota y una extensión de los escaparates. Por su parte, la izquierda, por recelo ideológico, se excluyó del fenómeno pensando que era un producto del imperialismo. Pero teníamos que hacer cosas dignas para un pueblo que no va al cine, que no lee y que no va al teatro.

P. ¿Por qué atreverse en un mundo tan conservador como el de la televisión espectáculo?

R. Lo único que tengo es mi pasión por transformar el país. En un país de machos había que contar la diversidad sexual, en un país de corruptos había que señalar a los ladrones y en un país de simulación había que contar como el narco y los políticos corruptos son lo mismo. Podíamos hacer purísimos documentales de izquierda que vieran cinco personas o podíamos incursionar en el gran mercado de la televisión y llegar a millones de personas.

P. ¿Es congruente criticar a Televisa o TV Azteca y después hacer grandes negocios con ellos?

R. Una cosa es opinar y otra hacer negocios. Son dos cosas distintas. En México negociar es transar , pero la realidad es que negociar es conciliar y operar para lograr un objetivo superior. Los mexicanos somos profesionales de la derrota y se dice que no podemos con el éxito. Pero hay que recordar que venimos de una guerra que sí se ganó (La Revolución) y que sabemos lo que es la victoria.

P: ¿Se considera un apestado?

R: No, porque en el mundo de la televisión aunque no te quieran te soportan. Para los periodistas soy gente de televisión, para la gente de televisión soy ajeno y para los cineastas soy un telenovelero.

P. ¿Mediáticamente cuáles van a ser los factores determinantes en esta campaña?

R. Primero, la guerra y la violencia. Segundo, la Ley de Seguridad y la influencia del ejército en las decisiones. El Ejército tiene un papel indeseable en México porque es un grupo de poder instituido con conexiones que quieren mandar. Y, tercero, las trampas que puedan tenderle a Obrador.

P. En la elección 2012 se dijo que Peña Nieto era el candidato de Televisa. ¿Cabe hoy esa posibilidad?

R. En televisión, tradicionalmente los pagos (sobornos) han salido de Los Pinos (residencia oficial) a las grandes cadenas. Eso se mantiene con Vicente Fox, que necesita la televisión para gobernar y con Calderón, donde las televisiones se vuelven un instrumento para la validación del fraude. Pero ya no es posible repetir ese modelo. José Antonio Meade no es el candidato de la televisión porque si no habrían elegido a alguien con más carisma. Meade es anticlímax, no lo elegiría nunca para una novela mía. Ni de malo. Hoy los poderes fácticos están en otro lugar que no son los medios. En otro sitio donde hay más dinero.

P. ¿Cómo cree que serán estas elecciones?

R. Aquí no hay juego limpio. Los instrumentos del poder son muchos y será un referéndum. No hay varios candidatos, sino dos: el sistema y López Obrador. Y si te enfrentas al sistema, este se te vendrá encima con todo. Hay que estar preparados.

P. ¿Cómo surgió la idea de hacer una película sobre López Obrador?

R. La idea central es de él. Le pregunté: “¿En qué te puedo ayudar?” y él contestó: “Me gustaría contar quien soy”. Y eso es lo que hicimos.

P. ¿Cómo es López Obrador?.

R. No es Chávez ni Maduro. No va a nacionalizar un carajo. No es la izquierda desmecatada (desatada). Es profundamente institucional. Deberían ponerle un altar a él y a Cárdenas. Ambos han impedido dos veces que la violencia se desate en México. Cárdenas al fundar el PRD y no alzarse contra Salinas y Obrador al hacer la mayor contribución a la paz en México con el plantón de Reforma. Obrador no dijo: “Vamos a tomar el Palacio de Invierno, sino que nos vamos a plantar en la Avenida Reforma”. Es un republicano clásico. No lo veo como la izquierda típica latinoamericana.

P. ¿No teme comprometerse y luego decepcionarse?

R. Nadie dice que López Obrador será perfecto, pero tiene una historia de lucha que lo acredita. Yo lo acompañé en circunstancias que muchos no se atreverían como recorrer 500 kilómetros diarios por todo el país sin escoltas ni vehículos blindados. No he visto un político mexicano que sea capaz de bajarse del coche y caminar por la UNAM- la mayor universidad pública de América-.



regina
Utilidades Para Usted de El Periódico de México