Internacional - Población

Comerciantes cristianos egipcios, amenazados por el terrorismo esta Navidad

2018-01-05

"Os advertimos a vosotros, cristianos inmundos, de que tenéis que cerrar vuestro...

Azza Guergues e Isaac J. Martín

El Cairo, 5 ene (EFE).- Los comerciantes cristianos de El Cairo perviven con la inseguridad y la amenaza de ser atacados por los extremistas en plena celebración de la Navidad copta, después de que el año pasado esta comunidad fuera golpeada duramente.

"Os advertimos a vosotros, cristianos inmundos, de que tenéis que cerrar vuestro comercio impuro", reza un mensaje dejado en el coche de Amir Gatas, de 35 años y propietario de una tienda que vende obsequios y vestimentas en el barrio cairota de Shubra, donde hay una gran presencia de coptos, la minoría cristiana de Egipto.

Al son de las máquinas de coser de su taller, en el que perfilan los atuendos para la Navidad que se celebra el domingo 7 de enero, Gatas relata a Efe que, además de esa amenaza, encontró otra advertencia en su buzón.

"He ido a la comisaría para sacar un permiso de armas, pero me lo han denegado", cuenta desde un rincón del primer piso de un edificio situado justo a una decena de metros de la Iglesia de Santa María, completamente rodeada por barreras de seguridad engalanadas con telas de colores y con una fuerte presencia policial.

Los coptos fueron de nuevo blanco del grupo yihadista Estado Islámico (EI) el pasado 29 de diciembre, cuando un hombre armado atacó una iglesia en Heluán, al sur de El Cairo, y abrió fuego contra un comercio cercano, dejando una decena de muertos.

Este suceso se produjo un año después del primero de una serie de atentados que han golpeado a los cristianos en los pasados 12 meses, en los cuales han fallecido más de 100 fieles de esta confesión, que representa más del 10 por ciento de la población egipcia.

Mina Sabry, de 53 años y propietario de un pequeño comercio donde los árboles de navidad en el exterior conducen hasta la puerta, asevera a Efe que si se repitiera el atentado de Heluán se entrará "en una etapa peligrosa, que será difícil detener".

Sin un atisbo de duda, afirma que asistirá a las misas que se celebrarán por la natividad, pero le angustia pensar que si no se detienen este tipo de sucesos "la gente va a ser asesinada por su identidad" religiosa.

"El terrorismo ha empezado a tomar una nueva orientación", aduce Sabry, al explicar que primero tenía como objetivo las iglesias, luego las tiendas de los cristianos y teme que ahora se dirigirá "contra los propios cristianos en las calles".

"Si lo permitimos, después no se podrá controlar", arguye el padre de familia, cuyo hermano emigró en 2011 a EU por miedo a la persecución y discriminación que sufren en muchas ocasiones los coptos.

Confiesa que la tristeza es el sentimiento que prevalece entre los cristianos por la muerte de "los mártires que perecen en su patria por su religión" y se muestra preocupado por sus hijos y su mujer, además de "por el futuro del país".

A pesar de la presencia policial y el estado de emergencia declarado en Egipto tras los ataques del Domingo de Ramos contra dos templos de Tanta y Alejandría (norte), en los que fallecieron más de 45 personas, Sabry piensa que esa protección no es suficiente.

"Hay falta de seguridad. No sé si es intencional o no, pero hay dejadez por parte del Estado a la hora de hacer frente al terrorismo y los atentados contra las iglesias y los cristianos", indica y añade que "no es suficiente cerrar las calles", sino que hay que "tomar medidas para saber de dónde viene ese pensamiento" radical.

A una decena de metros, Viuni, de 30 años, regenta una tienda de alcohol, un lugar "hostil" y que puede ser un objetivo después de que en la madrugada de Año Nuevo hombres armados matasen en el sur de la capital a dos coptos frente a una licorería cuando ayudaban al dueño del comercio a colocar las bebidas, aunque el ataque no ha sido reivindicado hasta ahora por ningún grupo extremista.

"Estoy preocupado, al final nosotros trabajamos en una profesión hostil", asegura Viuni, mientras manda a uno de sus trabajadores a vigilar el exterior de la tienda porque ha pasado un hombre con barba, que suelen lucir los musulmanes más religiosos.

Su comercio, situado en una calle comercial de Shubra, está bastante expuesto y la única seguridad que pasa por su puerta es la que protege el templo sagrado ubicado a pocos metros.

"Aunque desearía que esta situación se termine pronto, creo que va a durar mucho tiempo", concluye en voz baja. 



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