Agropecuaria

Aunque con menor cosecha, el campo argentino tendrá buen desempeño este año

2018-01-07

No obstante, el volumen de cosecha esperada será el segundo mayor registrado en Argentina.

Natalia Kidd

Buenos Aires, 6 ene (EFE).- Aunque con una cosecha por debajo del récord obtenido en la campaña previa, el sector agropecuario de Argentina, motor de la economía del país, tendrá un buen desempeño en 2018 gracias a precios internacionales sostenidos y políticas favorables por parte del Gobierno de Mauricio Macri.

Argentina, uno de los mayores productores y exportadores mundiales de granos, obtuvo en la campaña 2016-2017 una cosecha histórica de 136,6 millones de toneladas, pero los pronósticos coinciden en que la recolección de ciclo 2017-2018 será inferior, en torno a las 131,7 millones de toneladas.

La merma obedece a factores climáticos: menos área sembrada por amplias zonas que se inundaron el año pasado y menor rendimiento previsto por precipitaciones insuficientes.

No obstante, el volumen de cosecha esperada será el segundo mayor registrado en Argentina.

"Este año las perspectivas son buenas. Si alguien me pregunta en qué invertir, le digo que en la agroindustria. Viene muy bien y va a seguir así, primero y principal porque este Gobierno va a seguir apoyando fuertemente al sector", dijo a Efe Alejandro Ovando, director de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES).

"El único riesgo es climático, pero, fuera de eso, las perspectivas no son buenas: son excelentes", recalcó.

Según el consultor, los precios internacionales de los granos se van a mantener porque no hay un exceso de producción a nivel mundial, valores sostenidos que alientan al productor local.

Pero para el analista agropecuario Alejandro Ramírez, los precios internacionales podrían incluso apuntalarse para ciertos granos.

"El sector está muy esperanzado porque el mercado internacional tiene una tendencia de sostenimiento y quizás en algún momento puedan subir los precios por aumentos de consumo en el Sudeste asiático", indicó a Efe Ramírez, quien también vaticinó un "futuro promisorio" para el sector que "mueve la economía" argentina.

De acuerdo con un informe de IES, Argentina exportó en los primeros once meses del año pasado 80 millones de toneladas de granos y derivados, por 23.277 millones de dólares, lo que representa el 43,2 % de las colocaciones totales del país.

Las exportaciones cayeron tanto en cantidades (-2,7 %) como en valores (-6,4 %), lo que se explica en gran medida por la decisión de los productores de guardar parte de su cosecha sin vender a la espera de un mejor tipo de cambio.

Esta retención de granos impactó en un menor ingreso de divisas a Argentina. Según datos de las cámaras exportadoras, la liquidación de divisas el año pasado fue -a excepción de 2015- la menor de los últimos ocho años.

"El productor se queda con el grano hasta que sea el momento de invertir. Y eso es lo que ha ocurrido en 2017. Eso es bueno desde algún aspecto porque significa que el productor financieramente está bien", comentó Ramírez.

Según Ovando, entre unas 20 y 25 millones de toneladas permanecen "guardadas", pero su liquidación es inminente porque los productores necesitan dinero para afrontar la campaña, que en estos momentos atraviesa la siembra de la denominada cosecha gruesa (soja, maíz y girasol) y la recogida la cosecha fina (trigo y cebada).

En este ciclo vuelven a crecer el trigo y el maíz, en detrimento de la soja, que por años ha sido el cultivo estrella de Argentina y aun lo es.

Sin embargo, ya no se habla de "sojadependencia" desde que a poco de asumir la Presidencia, a finales de 2015, Macri eliminó los derechos a la exportación del trigo y el maíz y redujo el de la soja del 35 % al 30 %.

Esa medida, coincidieron los expertos, favoreció una recuperación en el área sembrada de maíz y trigo y una rotación de cultivos beneficiosa para la productividad de los suelos.

Los derechos de exportación -que desataron un conflicto severo entre el campo y el gobierno de Cristina Fernández en 2008- bajarán sensiblemente para la soja hasta finales de 2019, con un descenso de 0,5 puntos porcentuales por mes que comenzó a aplicarse el pasado martes.

Una medida que abona el optimismo de la agricultura argentina.



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