Reportajes

Una infancia bajo el horror de la guerra

2018-01-30

"Por suerte", ha añadido desde este campo bangladesí, "los...

ALBA CUÉLLAR | El Mundo

Uno de cada cuatro niños en el mundo vive en un país asolado por algún conflicto armado o los estragos de desastres naturales, de acuerdo con Unicef. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ha presentado hoy su Informe Acción Humanitaria para la Infancia, en el que hace un llamamiento para recaudar 3,600 millones de dólares (unos 2,9 millones de euros) con los que atender a 48 millones de niños en situación de emergencia.

Entre esos menores que viven bajo la amenaza de una crisis, destacan los niños rohingya que, ante la persecución sufrida por esta comunidad en Birmania, se han visto forzados a huir a Bangladesh. Allí, en el campo de refugiados de Kutupalong, en Cox's Bazar, Unicef lleva instalados 141 'Espacios Amigos de la Infancia' en los que los niños participan en actividades de recreo, pintan y juegan, con lo que, poco a poco, van recuperando una cierta normalidad. "Ha costado meses, porque estos niños han llegado con traumas tremendos", ha señalado Sara Bordas, jefa de operaciones de la Agencia en la región, por videoconferencia, durante la presentación del informe en Madrid.

"Por suerte", ha añadido desde este campo bangladesí, "los niños tienen una capacidad de recuperación mucho más rápida que los adultos". En sus dibujos, donde al poco de llegar los pequeños que cruzaron la frontera en septiembre retrataban helicópteros y soldados, ahora hay flores. "Nuestro trabajo evoluciona y lo que pintan ahora son cosas que les hacen felices", se ha congratulado Bordas.

De ahí que esta cooperante defina su labor como "trabajar para la esperanza". Para ello, sin embargo, se necesita espacio, que se trata del principal problema en este 'megacamp' de refugiados. En sus 3,000 acres (algo más de 12 kilómetros cuadrados), que deberían albergar "como mucho" a 250,000 personas, viven más de 600,000 (688,000 contando con los asentamientos aledaños), de las cuales el 60% son niños y niñas. La congestión, ha explicado, es "el problema número uno" en Kutupalong, ya que dificulta, entre otras cosas, proveer de suficientes puntos de acceso a agua limpia y saneamientos adecuados.

Además, las tasas de desnutrición severa son muy altas (un 7,5% en octubre, antes de la última campaña de nutrición terapéutica) y las epidemias de enfermedades como la difteria se siguen cobrando vidas. De momento, en lo relativo a la educación de los menores rohingya refugiados, el problema de la superpoblación del campo se solventa prestando educación y ayuda psicosocial "por turnos", aunque no basta con ello. "Aún no tenemos suficientes fondos para llegar a todos los niños", ha admitido Bordas. Y seguirán llegando mientras prosiga la violencia en Birmania.

Siria, siete años de horror


La mayor partida del llamamiento de Unicef para este año (1,300 millones de dólares) será para los niños afectados por la guerra en Siria. En total, hay unos 2,5 millones refugiados en los países vecinos y tres millones de desplazados dentro del propio país, a consecuencia de un conflicto que perdura desde 2011, con el consiguiente "cansancio" de los donantes y la disminución del interés mediático, según ha explicado el representante de esta Agencia en Damasco, Fran Equiza.

El cooperante ha denunciado en Madrid que los niños sirios "tienen que escapar de muchas cosas: no sólo de las balas, también de ser reclutados", ya que "todos los bandos" captan menores, cada vez de edades más cortas. Asimismo, ha contado cómo el terreno "es minado sistemáticamente" y que, en poblaciones sitiadas, las cifras de malnutrición son "catastróficas" - en Guta alcanzan el 11,9%-. Por otra parte, el sistema sanitario sirio, otrora considerado uno de los mejores de Oriente Próximo, hoy es incapaz de absorber -incluso en las principales ciudades- a la población desplazada, por lo que allí también se precisa la instalación de clínicas móviles.

Además, allí donde la guerra ha acabado con una parte importante de la industria y ha dejado la agricultura desatendida, son muchas las familias empobrecidas que recurren a medidas desesperadas, como el trabajo infantil e incluso la atroz práctica de casar a las niñas y divorciarlas al poco para percibir una dote, "una forma de prostitución forzada encubierta", en palabras de Equiza.

A corto plazo, el cooperante ha señalado que lo más crítico es atender a los desplazados en Idlib y proteger a los niños frenteal frío invierno sirio, teniendo en cuenta que muchos abandonaron sus hogares apenas "con lo puesto". "Hace dos semanas una familia que cruzaba de Siria al Líbano, 15 personas, falleció de frío", ha lamentado el representante de Unicef, cuya agencia hasta el momento ha repartido 435,000 kits de ropa de abrigo en el país.

A largo plazo, sin embargo, los objetivos de la Agencia van más allá. "No basta con sobrevivir", ha destacado Fran Equiza, quien ha recalcado la necesidad de que los niños de un país en el que una de cada tres escuelas ha sido destruida recuperen la normalidad y tengan un futuro. "Que esos niños vean que lo que han visto los últimos siete años no es lo normal, sino una interrupción de la vida" ha explicado. "Si les hemos ayudado a sobrevivir, debemos ayudarles también a prosperar", ha concluido.



regina

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