Internacional - Política

La Casa Blanca afronta una polémica por su sistema de acceso a datos secretos

2018-02-13

Eso genera una enorme carga de trabajo para las agencias que investigan los antecedentes, que...

Lucía Leal

Washington, 13 feb (EFE).- El caso de Rob Porter, que la semana pasada abandonó la Casa Blanca tras ser acusado de maltrato, ha dado paso a otro escándalo, al descubrirse que tanto él como "docenas" de otros altos funcionarios acceden regularmente a información confidencial sin haber recibido un permiso permanente para ello.

Entre esos funcionarios está, según varios medios, Jared Kushner, el yerno y asesor del presidente estadounidense, Donald Trump, cuyo trabajo en muchos temas de política exterior, como los relacionados con México o Israel, requiere que acceda a todo tipo de información clasificada de los servicios de inteligencia estadounidenses.

Kushner -al igual que "docenas" de otros funcionarios de la Casa Blanca, según el diario The Washington Post- hace su trabajo gracias a un permiso temporal que le permite manejar datos confidenciales o de alto secreto, mientras el FBI sigue investigando sus antecedentes para decidir si le concede una autorización permanente.

Esa revelación ha generado críticas de algunos senadores e incluso del director de Inteligencia Nacional de EU, Dan Coats.

"El proceso está roto, y hay que reformarlo", dijo hoy Coats durante una audiencia en el Comité de Inteligencia del Senado.

"A veces es necesario tener algún tipo de permiso preliminar para poder cubrir un puesto, pero si ese es el caso, tiene que limitarse el acceso, en el sentido del tipo de información que pueden recibir o no recibir" esos funcionarios, opinó el director del sistema estadounidense de agencias de inteligencia.

Durante un proceso de transición de un gobierno a otro, es común que algunos funcionarios operen con un permiso temporal de acceso a información confidencial, pero el hecho de que Kushner, Porter y otros no hubieran conseguido uno permanente un año después de la llegada de Trump al poder ha generado sospechas.

En particular, a los expertos en seguridad nacional les preocupa que el hecho de que el FBI siga investigando a esos funcionarios signifique que hay algo en su historial que les pueda hacer vulnerables al chantaje de algún enemigo nacional o internacional de Estados Unidos, y pueda comprometer la información confidencial.

El problema no solo afecta a la Casa Blanca: según la oficina que dirige Coats, alrededor de 3 millones de empleados federales -más de la mitad del total- requieren un permiso de acceso a información delicada para hacer su trabajo, que se divide en tres categorías: "confidencial", de "secreto" o de "alto secreto".

Eso genera una enorme carga de trabajo para las agencias que investigan los antecedentes, que según un informe oficial reciente tienen alrededor de 700,000 solicitudes pendientes de procesar.

"Esto, obviamente, está afectando a la capacidad de reclutamiento y retención (de empleados públicos), y nos está costando millones de dólares en ineficacia", alertó hoy el senador demócrata Mark Warner.

La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, no ha confirmado cuántos funcionarios tienen un permiso temporal de acceso a datos confidenciales, aunque sí ha reconocido que Porter lo tenía.

"Son las agencias de aplicación de la ley y de inteligencia las que tienen que decidir si hay que cambiar el proceso" de concesión de permisos de acceso a datos secretos, afirmó hoy Sanders.

Porter era el secretario de personal de la Casa Blanca, y se encargaba de manejar el flujo de documentos que llegaban a la mesa de Trump, incluidos los marcados como "alto secreto".

El FBI envió el año pasado a la Casa Blanca dos informes sobre Porter, y al menos en uno de ellos afirmó que las dos exesposas del funcionario le acusaban de haberlas maltratado hace años, pero el equipo de Trump no hizo nada, algo que Sanders ha justificado al afirmar que la investigación sobre el tema no se había cerrado.

Ese caso ha levantado especulaciones sobre por qué están tardando tanto los exámenes de antecedentes en el caso de Kushner y otros funcionarios con permisos temporales, y sobre si eso pudiera deberse a algo turbio en su pasado que pueda exponerles a un chantaje.

"No es raro que este proceso tarde tanto en una nueva Administración", defendió este lunes el abogado de Kushner, Abbe D. Lowell, en declaraciones al diario The New York Times.

"Hay una docena o más de empleados al nivel del señor Kushner cuyo proceso también se ha retrasado", agregó el letrado, que atribuyó el retraso a la cantidad de "propiedades y viajes" de su cliente y negó que eso afecte a su trabajo en la Casa Blanca. 
 



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