Internacional - Política

Mujeres ponen en aprietos a Donald Trump

2018-02-15

Esa historia de maltrato a mujeres, en la que la comisión de Supervisión de la...

   
(ANSA) - WASHINGTON, 14 FEB - "Aún cuando es inocente, mi deber era proteger a Donald Trump", afirmó Michael Cohen, abogado personal del magnate, tras admitir y justificar el pago de 130 mil dólares a la actriz de películas pornográficas, Stormy Daniels, para que mantenga su silencio.
    
La paga fue para que la mujer no hablara públicamente de la supuesta relación que tenía con Trump en 2006, cuando el millonario ya estaba casado con Melania y su hijo Barron había nacido hacía cuatro meses.
    
Cohen realizó esas afirmaciones en un comunicado publicado en el New York Times, en el que dejó en claro que ni la campaña electoral de Trump ni la Organización Trump tuvieron ningún rol en la transacción directa o indirectamente".
    
El pago se realizó en septiembre de 2016, en un momento delicado en el que Trump se postuló para la Casa Blanca, luego de que resonaran y armaran una gran polvareda los comentarios del magnates sobre su fama y como esa situación le ponía mujeres a "plena disposición". Según informes, todo fue legal. El abogado Cohen, incluso, dejó en claro que esto el pago a la actriz porno no fue algo encubierto, sino todo lo contrario, una estrategia, una defensa extrema de su cliente para evitar que sea expuesto a calumnias. La porno-star Stephanie Clifford, alias Stormy Daniels, habló con desparpajo de la historia: en 2011 afirmó haber tenido una relación con Trump, pero recientemente la negó. Ahora, sin embargo, la reveló, porque, según explicó, se siente libre de poder decir lo suyo. El que violó el acuerdo sobre "confidencialidad" fue el abogado de Trump, disparó la mujer.
    
Con su admisión, Cohen espera que el caso quede cerrado, justo cuando el presidente Trump está soportando nuevas críticas por lo que dijo, o mejor dicho, por lo que no dijo, en relación a cuestiones referidas al maltrato de mujeres. Mucho más aún, luego de que su cercano colaborador Rob Porter renunció como secretario personal de la Casa Blanca, después de haber sido acusado de violencia doméstica por sus dos ex esposas. Trump en medio de la cuestión, de gran resonancia en la prensa estadounidense en los últimos días, nunca ha hablado sobre las víctimas y ha instado a los periodistas a recordar que "él dice que es inocente". Esa historia de maltrato a mujeres, en la que la comisión de Supervisión de la Cámara abrió una investigación, pesa más que todo sobre el jefe del personal de la Casa Blanca, John Kelly, por la forma en que manejó esa última crisis en el ala oeste de la Casa Blanca, donde lo llamaron para poner orden y disciplina.
    
Kelly perdió esta semana parte de la impecable reputación que le hizo ascender a su cargo. El general, que lleva poco más de seis meses como jefe de gabinete, se vio salpicado por la polémica de Porter, al brindarle apoyo incondicional público.
    
Ahora, se dice listo a renunciar, aunque sólo si se lo pide Trump. El gobierno le ha renovado su confianza, hoy fue el vicepresidente Mike Pence, quien dijo que estaba convencido de "trabajar con Kelly durante muchos meses".
    
Mientras tanto, el presidente Trump mantiene sus ojos atentos al Capitol Hill. En el Senado, en particular, donde el debate sobre la inmigración, en una carrera contra el tiempo para el programa de los "dreamers", requiere acuerdo y se necesitan 60 de los 100 votos necesarios para un texto que Trump está dispuesto a firmar. Por ahora solo hay un borrador de acuerdo elaborado por un grupo de senadores bipartidistas, que contiene los 25 mil millones de dólares para la seguridad fronteriza, pero no el endurecimiento a las entradas ilegales de extranjeros, pilar de la línea dura planteada por Trump.
    
El presidente exige a los legisladores y reiteró hoy en un mensaje que no está dispuesto a aceptar atajos. 


 



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