Nacional - Economía

Empresarios advierten contra la posibilidad de que el TLC quede en "estado zombi" si no hay acuerdo 

2018-02-16

Las posiciones de las delegaciones estadounidenses, canadienses y mexicanas siguen siendo lejanas...

Ignacio Fariza, El País

El sector privado mexicano quiere cerrar, lo antes posible, un acuerdo para la actualización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC). "Vemos una ventana de oportunidad para cerrar la renegociación hacia marzo o abril", ha subrayado este jueves el líder de los empresarios en las conversaciones, Moisés Kalach, en un encuentro con medios de comunicación. "Y otra, en septiembre u octubre, antes de las elecciones midterm [legislativas en EE UU]", ha agregado al tiempo que advertía contra la posibilidad de que el tratado quede en "estado zombi" si el diálogo trilateral "se va hasta 2019". En ese escenario, alerta Kalach, "el TLC quedaría vivo, pero caminando como un zombi, a la deriva, y eso disminuiría la alineación de los intereses económicos para poder llegar a un acuerdo. Es un escenario que existe, aunque no con muchas posibilidades, y que no nos gustaría". El calendario inicial contemplaba alcanzar un acuerdo en 2017.

Encontronazos entre EE UU y Canadá al margen, el tono de la negociación ha cambiado en los últimos días y el "optimismo moderado" se ha convertido en el nuevo mantra de prácticamente todos los actores involucrados en la negociación. El jefe de los empresarios mexicanos en el proceso no se queda atrás: la probabilidad de que Donald Trump cumpla su promesa y acabe haciendo trizas el mayor tratado comercial del planeta, dice, "ha disminuido significativamente". Y la negociación está "relativamente preparada para poderse cerrar" en los próximos meses, con entre seis y 10 capítulos vistos para sentencia, entre ellos los de telecomunicaciones, medidas sanitarias y fitosanitarias, y comercio digital.

Las posiciones de las delegaciones estadounidenses, canadienses y mexicanas siguen siendo lejanas en las cuestiones más espinosas —reglas de origen en el sector automotriz, cláusula de terminación automática del acuerdo cada cinco años y solución de controversias—, pero todas las fuentes consultadas opinan que, si de verdad hay voluntad política en la Casa Blanca, ningún escollo es insalvable.

A las puertas de la séptima ronda de negociación, que se celebrará entre el 26 de febrero y el 6 de marzo en la Ciudad de México, el sector privado mexicano —con gran ascendencia sobre el Ejecutivo de Enrique Peña Nieto (PRI)— apura los plazos para que la ansiada fumata blanca llegue en el primer tercio de 2018. "Si tenemos la posibilidad de cerrar, empujaremos todo lo que podamos junto con el Gobierno mexicano [para que así sea]. Ojalá y se pudiera lograr, siempre sin que eso implique cerrar la negociación a cualquier costo". Peña Nieto y Trump se verán las caras "en las próximas semanas", según trascendió el miércoles, en un encuentro en el que el TLC será parte esencial.

Kalach ni confirma ni desmiente una posibilidad que ha ido ganando cuerpo desde el encuentro de Montreal, a finales de enero: que México aprovechará la ronda en la que ejercerá de anfitrión para poner encima de la mesa una contrapropuesta sobre reglas de origen en el sector automotriz. "No tenemos conocimiento de que México vaya a presentar una propuesta concreta sobre reglas de origen en autos. Lo que sí sabemos es que la industria [automovilística] y el Gobierno mexicano están trabajando conjuntamente para estudiar opciones posibles. De lo que no hay duda es de que el sector automotriz será parte importante de la solución para este tratado". Washington quiere elevar del 62,5% al 85% el porcentaje mínimo de componentes que debe montar cada automóvil producido en la región y fijar un mínimo del 50% de contenido estadounidense. Mientras en el primer punto hay margen para el diálogo, México y Canadá han rechazado frontalmente establecer una cuota nacional.

El líder de los empresarios mexicanos en la negociación también ve margen de maniobra en otro asunto espinoso: la propuesta de EE UU de establecer una cláusula de finalización automática del acuerdo cada lustro si los tres países no acuerdan lo contrario. México puso encima de la mesa la posibilidad de convertir esa cláusula en un mero emplazamiento al diálogo cada cinco años, propuesta que cuenta con el apoyo explícito de Canadá pero que todavía no ha recibido respuesta alguna por parte de la Administración Trump. "Veo a EE UU tropicalizando el concepto", ha asegurado Kalach en referencia a la posible aceptación por parte de Washington de la contrapropuesta mexicana. "El sector privado estadounidense y el Congreso va a ser muy importante sobre este punto".

Menos optimista se muestra el jefe del sector privado mexicano en las conversaciones sobre el tercero de los temas candentes: los mecanismos de solución de controversias. "No tenemos constancia de que haya habido mucho avance y la resolución final [de la negociación] tiene que ir por ahí. No es posible vivir sin algún tipo de esquema, ya sea el [capítulo] 19, el 20 u otro". En todo caso, agrega Kalach, este tema será de los últimos en cerrarse. "Se irá hasta el final [de las conversaciones], con una decisión de los ministros", pronostica.

Mayor voluntad política en EE UU

La intensa labor de lobby de los Gobiernos mexicano y canadiense, siempre en estrecha coordinación con los empresarios, para convencer al círculo más cercano de Trump de las bondades del TLC empieza a dar sus frutos. Así lo cree, al menos, Kalach. "Vemos que ha cambiado mucho la voluntad política en EE UU respecto a dónde estábamos en noviembre del año pasado. El 66% de las exportaciones de Estados republicanos van a México o a Canadá y la estrategia de reelección de Trump pasa por allí", subraya. "Viendo esas fotos, esos números, la carta de los senadores republicanos diciendo que no hay que salirse del TLC… Me hace creer que las fuerzas políticas en EE UU empiezan a tener un contrapeso muchísimo más grande del que tenían antes".

"Trabajaremos con el nuevo presidente"

Con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina —en julio—, los empresarios mexicanos quieren dejar bien claro que trabajarán codo con codo con el nuevo inquilino de Los Pinos. Sea quien sea. "Cuando tengamos un nuevo presidente electo, trabajaremos con quien tengamos que hacerlo", destaca Moisés Kalach. "Estamos abiertos a hablar con todas las fuerzas políticas. Para nosotros es muy importante cuidar la institucionalidad".



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