Atrocidades

Nadie apaga el infierno de Guta

2018-02-23

Guta es una de las pocas zonas del país aún bajo el control de los rebeldes. Las...

XAVIER COLÁS | El País

El enclave sirio de Guta Oriental vive desde hace días uno de los ataques más sangrientos de la guerra civil siria, que está a punto de cumplir siete años. Desde el domingo han muerto más de 400 civiles. La situación es tan extrema que el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió para buscar una salida.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, señaló que Rusia, con poder de veto, estaba dispuesta a aceptar un alto el fuego en Siria a través de una resolución de la ONU, pero bajo determinadas condiciones: "El alto el fuego no debe aplicarse nunca a los grupos terroristas Estado Islámico, el Frente Al Nusra y cualquier otro grupo de los que bombardean sistemáticamente barrios residenciales en Damasco", señaló. Rusia ha vetado ya varias resoluciones contra Damasco en el pasado y ha impulsado un formato de paz propio en Astaná y una cumbre extra en Sochi, diluyendo así en múltiples foros la situación de incómoda -pero efectiva- minoría obstaculizadora que tiene en la ONU.

Guta es una de las pocas zonas del país aún bajo el control de los rebeldes. Las bombas caen a diario, a menudo durante horas. El Gobierno sirio denuncia por su parte el lanzamiento de granadas desde la zona rebelde contra Damasco. Y Moscú se lava las manos diciendo que los que causan las muertes no son los aviones sino los Estados que respaldan a los terroristas, "entre los que no están Rusia, Siria ni Irán", dijo el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. Según dijo anoche el embajador de Rusia ante la ONU, Vasily Nebenzya, en la sesión del Consejo de Seguridad, son los militantes que controlan la zona los que han arruinado las conversaciones sobre el asentamiento en este distrito sitiado.

Sobre el terreno los activistas hablan de masacre, y las imágenes muestran cadáveres bajo los escombros y calles destruidas. Más de 400 civiles han perdido la vida desde el domingo y más de 1,700 han resultado heridos, según los activistas. La localidad hace meses que está sitiada por las tropas del Gobierno y se estima que unas 400,000 personas se mantienen aisladas del mundo exterior, sin acceso a alimentos o medicinas. Varias ONG señalan que el Gobierno sirio está centrándose en destruir hospitales mientras retiene los convoyes de ayuda humanitaria.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió la suspensión inmediata de "todas las actividades bélicas" en el área donde dijo que la gente está viviendo "un infierno en la Tierra". Pero a Moscú le preocupa que una resolución de alto el fuego se use como un medio de presión contra el Gobierno sirio, a quien Rusia ha apuntalado con una intervención militar desde 2015.

Acusan a Rusia de bombardear

Guta Oriental es una de las "zonas de seguridad" acordadas durante las conversaciones de paz impulsadas por Rusia, Irán y Turquía en Astaná, que son además las potencias garantes de ese proceso. Pero Moscú no puso en práctica el año pasado un acuerdo cerrado que establecía la retirada de 240 seguidores de Al Qaeda en Guta Oriental, como recordó el portavoz de la milicia islamista Failak al Rahman, Wail Olwan, en una entrevista en televisión. Al quedar yihadistas en la zona, Moscú permite que Damasco tenga un buen pretexto para atacar ahí. Al mismo tiempo.

El experto Anton Mardassov cree posible que Siria haya acordado la operación con Rusia bajo el pretexto de una lucha contra grupos yihadistas. Y eso a pesar de que apenas hay terroristas allí: "Guta Oriental es un barrio de la oposición de mayoría sunita cerca de la capital. En realidad, las tropas cercanas al Gobierno están luchando contra la oposición moderada", aseguró en declaraciones a DPA.

Medios cercanos al Gobierno de Damasco aseguran que los aviones rusos participan en los bombardeos. Una fuente del Ministerio de Defensa ruso confirmó al diario 'RBK' que aviones rusos están operando en la zona, aunque no especificó su papel. Moscú rechaza su implicación en los combates. "Las acusaciones no tienen fundamento", aseguró Dimitri Peskov. Estos días los medios han difundido imágenes de los modernos Su-57 rusos avistados en Siria, donde Moscú está aprovechando para probar su armamento.



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