Ecología y Contaminación

Intereses contrapuestos frenan el objetivo de luchar contra la deforestación

2018-02-26

Esa asociación público-privada con más de cien miembros en todo el mundo busca...

 

Belén Delgado

Roma, 25 feb (EFE).- El objetivo ideal está claro, detener la deforestación para 2020, pero el tiempo se agota mientras grandes empresas, gobiernos, pequeños agricultores y organizaciones civiles aún debaten el papel que le corresponde a cada parte.

Los intereses son muchos y a menudo contrapuestos, como se pudo comprobar esta semana en una conferencia internacional organizada en Roma para traducir los compromisos en acciones reales.

Por muchas formas de colaboración que hayan surgido en los últimos tiempos, la meta de detener la deforestación, incluida en los Objetivos de Desarrollo Sostenibles adoptados por la ONU en 2015, no se alcanzará si no se aceleran los esfuerzos.

Así lo aseguran los expertos a la vista de los datos: el mundo pasó de perder 7,3 millones de hectáreas de bosques en 2000 a 3,3 millones en 2015, una disminución insuficiente, frenada además por las altas tasas de deforestación que todavía existen en África y América Latina.

"Hay que llegar a un acuerdo entre compañías, ONG, gobiernos y agricultores sobre cómo hacer crecer los sectores de forma sostenible", afirma a Efe Marco Albani, director de la Alianza Forestal Tropical 2020.

Esa asociación público-privada con más de cien miembros en todo el mundo busca reducir la pérdida de floresta asociada a la explotación del aceite de palma, la soja, la madera y el ganado, las principales actividades que amenazan los bosques.

Solo la conversión de los bosques en cultivos supone el 80 % de la deforestación. Frente a esa expansión a cambio de rendimientos, Albani recomienda intensificar la producción "sin ocupar nuevas tierras", prohibir la compra de productos ilegales y asegurar la tenencia lícita de los territorios indígenas y de las comunidades locales.

Mientras todo eso se materializa, el representante ve algunos cambios de actitud: si tradicionalmente las autoridades debían crear las condiciones propicias para una economía sostenible, ahora también grandes empresas están presionando al poder público para que se incentiven las buenas prácticas.

Sin embargo, todavía hay muchas que no se dan por aludidas. Stephen Donofrio, asesor de la organización Forest Trends, señala que han analizado 718 compañías de los mencionados sectores de riesgo, de las que 447 han manifestado públicamente algún compromiso ambiental frente a otras 271 que no lo han hecho.

Destaca que la certificación es la forma más habitual de controlar sus actividades y que cada vez se reportan más los progresos, "pero normalmente solo cuando es algo positivo".

A veces las buenas palabras chocan con la realidad. En Indonesia, uno de los países más deforestados, la compañía Golden Agri-Resources (GAR) gestiona más de 480,000 hectáreas de aceite de palma.

Uno de sus responsables, Agus Purnomo, lamenta que en 2014 dejaron de expandir las plantaciones pero, al estar éstas muy fragmentadas, la pérdida de bosques prosiguió en áreas remotas porque "muchos pequeños agricultores no tienen alternativa, quieren rentabilizar sus cultivos y ocupan zonas protegidas".

"El principal obstáculo está en los medios de vida de las personas, a quienes hay que dar otras opciones y capacidades para que dejen de talar árboles", considera la jefa de Cambio climático de la Comisión forestal de Ghana, Roselyn Adjei.

Quién debe financiar el cambio de modelo o cómo compensar las pérdidas económicas a corto plazo y los servicios forestales que prestan las comunidades son otras de las cuestiones sin respuesta clara.

Sobre todo cuando la demanda de productos forestales -de los que depende la vida de 1,600 millones de individuos- sigue aumentando en línea con el crecimiento demográfico global.

Algunas estimaciones hablan de invertir 160,000 millones de dólares anuales para lograr un uso sostenible de la tierra en las regiones tropicales y, aunque ya hay instrumentos financieros en marcha, los expertos piden que se combinen mejor con las iniciativas para combatir el cambio climático como los mercados de carbono.

Como no se trata de elegir entre las necesidades humanas y la protección del planeta, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ha identificado más de veinte países -Túnez o Vietnam, entre ellos- en los que mejorar la seguridad alimentaria no ha significado reducir sus bosques sino incrementarlos a base de integrar las políticas. 


 



yoselin
Utilidades Para Usted de El Periódico de México