Internacional - Política

¿Trump debería preocuparse por las investigaciones de Mueller? 

2018-02-27

Trump está en lo cierto cuando dice que nada de lo que Mueller ha divulgado...

Peter Baker, The New York Times

WASHINGTON — En un discurso vehemente ante sus simpatizantes la semana pasada, el presidente Donald Trump criticó a la oponente que derrotó en 2016. “Teníamos una candidata corrupta”, declaró. La multitud respondió con la consigna distintiva de su campaña electoral: “¡Enciérrenla!”.

Casi tres horas después y 16 kilómetros al norte, el exdirector adjunto de la campaña de Trump, que lo ayudó a ganar la presidencia, llegó a un tribunal federal en Washington para declararse culpable de haber cometido actos de corrupción y enfrentar la posibilidad de que las autoridades lo encarcelen.

Cada día que pasa, Robert Mueller III, el fiscal especial encargado de investigar la interferencia de Rusia en la elección de 2016, parece conseguir nuevos elementos del caso que está investigando: un cargo más, una entrevista más, una declaración de culpabilidad más. Trump y sus asesores insisten en que no están preocupados porque hasta ahora ninguno de los cargos implican al mandatario. Sin embargo, nadie afuera de la oficina de Mueller sabe con seguridad adónde se dirige y la ráfaga de acciones recientes parece conducirlo inexorablemente a un blanco más grande.

“Si juntas todas esas piezas, la Casa Blanca debería estar muy preocupada”, dijo Benjamin Wittes, editor en jefe de Lawfare, un blog que analiza casos legales, y amigo de James B. Comey, el exdirector del FBI que estaba a cargo de la investigación de Rusia hasta que Trump lo despidió el año pasado. “Debes hacerte la pregunta de si hay un cierto nivel de engaño en el asunto”.

En los últimos diez días, Mueller ha imputado a trece rusos y tres empresas rusas por sospechas de intentar ayudar a Trump en secreto para que ganara la elección; añadió nuevos cargos en contra de Paul Manafort, el exdirector de campaña de Trump, y aseguró una declaración de culpabilidad de un abogado vinculado con los acuerdos comerciales de Manafort con personajes ligados a Rusia. La admisión de culpabilidad que presentó el viernes Rick Gates, el exdirector adjunto, aumentó la presión sobre Manafort.

Trump está en lo cierto cuando dice que nada de lo que Mueller ha divulgado públicamente involucra ningún acto indebido por parte del presidente ni ninguna colaboración ilegal con los rusos que buscaron influir en la elección de 2016. La imputación de los rusos —a quienes se acusa de inundar Facebook y otras redes sociales con información falsa y propaganda— solo citó contactos con “individuos inadvertidos” relacionados con la campaña de Trump.

Los cargos en contra de Manafort y Gates describen una gran operación de fraude y lavado de dinero a raíz de su trabajo con líderes ucranianos que simpatizan con Moscú, no por su participación en la campaña. Michael T. Flynn, el exasesor de seguridad nacional del presidente, y George Papadopoulos, un exasesor de campaña, se declararon culpables de mentirle al FBI acerca de sus contactos con los rusos o sus intermediarios, pero no de colusión.

John M. Dowd, el abogado privado del presidente, señaló la cooperación de Trump con la investigación como evidencia de que no tiene nada que esconder. Señaló que la Casa Blanca ha entregado voluntariamente más de 20,000 páginas a Mueller, entre ellas documentos relacionados con Flynn y Comey, y que la campaña proporcionó 1,4 millones de páginas.

Más de veinte funcionarios de la Casa Blanca, entre ellos ocho miembros de la oficina del consejero jurídico, se entrevistaron voluntariamente con el fiscal especial o los investigadores del congreso, al igual que diecisiete empleados de campaña y otros once afiliados con ella, agregó.

“Le doy mucho crédito al presidente por su extraordinaria cooperación con el fiscal especial”, dijo Dowd.

Aun así, como indica la información acumulada en el tribunal, los aliados de Trump reconocieron que la investigación había causado estragos.

“La buena noticia para la Casa Blanca es que después de más de dieciocho meses de que el FBI comenzó su investigación, aún no hay evidencia de la colusión con Rusia”, dijo Christopher Ruddy, director ejecutivo de Newsmax y amigo de Trump. “La mala noticia es que el fiscal especial tiene planeada una agresiva persecución con el objetivo de aplastar a los colaboradores del presidente”.

“No creo que el presidente esté preocupado por la investigación”, agregó, “pero evidentemente le molesta que estén yendo tras las personas solo porque trabajaron en su campaña”.

Dentro de la Casa Blanca, los funcionarios expresaron una serena resignación el viernes mientras Gates entraba al tribunal. Sin embargo, hubo cierta preocupación por el hecho de que Gates estuvo en muchas reuniones a lo largo de mucho tiempo.

El hecho de que permitieran que Gates se declarara culpable de solo dos cargos de nivel relativamente bajo les indicó a los expertos legales que eso debe ser algo valioso para Mueller. La suposición en el círculo de Trump es que quizá Gates no tiene ningún tipo de información que incrimine al presidente, pero podría ser un testigo peligroso contra Manafort, quien a su vez podría amenazar a Trump.

Manafort participó en una reunión en junio de 2016 junto con Donald Trump Jr., el hijo del candidato, y Jared Kushner, su yerno, con una abogada rusa bajo la promesa de recibir información comprometedora acerca de Hillary Clinton en nombre del gobierno de Rusia.

Según reportes, Manafort también ofreció dar “informes privados” a Oleg V. Deripaska, un oligarca ruso vinculado con el presidente Vladimir Putin que afirmó que Manafort le debía 19 millones de dólares. A los fiscales les interesa saber cómo se desintegró una plataforma principal de la convención republicana acerca de la intervención de Rusia en Ucrania.

Por otro lado, los defensores de Trump dijeron que la credibilidad de Gates como testigo podría estar empañada por el hecho de que uno de los cargos por los que se declaró culpable era el de mentirle al FBI mientras negociaba su acuerdo judicial. Ty Cobb, el fiscal especial de la Casa Blanca, ha dicho que Manafort no tiene información perjudicial contra Trump. Manafort insistió de nuevo el viernes en que era inocente y lucharía contra “los cargos falsos”.

En cuanto a que Mueller está explorando la posibilidad de que Trump haya obstruido la justicia al despedir a Comey, los defensores del presidente sostienen que, según la Constitución, tiene el poder de retirar a los funcionarios de la rama ejecutiva y dictar su trabajo. También señalan testimonios de Comey y otros funcionarios que dijeron que la investigación no se vio obstaculizada.

Por lo tanto, afirman que la orden original con la que se designó a Mueller fue inválida y debería revocarse. Ellos, como todos los demás, no tienen más opción que interpretar las pistas de las acciones de Mueller. David Rivkin Jr., un exabogado de la Casa Blanca y del Departamento de Justicia en los gobiernos de Reagan y George Bush, dijo que todas las acciones de Mueller no conforman una amenaza para Trump.

“No tiene sentido desarrollar gradualmente una acusación de entidades y ciudadanos rusos si tienes alguna esperanza de presentar un caso de colusión. No tiene sentido ni lógica”, comentó. “Por lo menos para mí, lo que ha hecho sí enfatiza que no hay colusión en el asunto. Lo único que le queda es la narrativa de la obstrucción de justicia, que constitucionalmente es deficiente y no llegará a ningún lado”.

Wittes dijo que las acciones de Mueller podrían verse como la construcción de una pirámide… estableciendo que hubo una campaña rusa de influencia y reuniendo a un grupo de testigos que cooperan con las autoridades. Sin embargo, el fiscal especial aún no ha revelado sus intenciones.

“El panorama básico del rompecabezas es que ha basado sus acciones de manera que no sepamos adónde lo llevarán”, agregó, “y eso lo hizo a propósito”.


 



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