Internacional - Política

El nudo de la frontera irlandesa como escollo 

2018-02-28

Pero la premier británica Theresa May la calificó de inmediato como...

Por Patrizia Antonini

(ANSA) - BRUSELAS, 28 FEB - El nudo de las fronteras irlandesas es el enésimo escollo en torno al cual corre el riesgo de encallar la negociación por el Brexit.
    
La Unión Europea pone presión a Londres al pedirle acelerar las tratativas, y desata nuevas fricciones con una propuesta en la cual se prevé que Irlanda del Norte permanezca en "una zona común", o sea alineada a la normativa comunitaria.
    
Una hipótesis contenida en un protocolo de integración del borrador del proyecto de acuerdo de recesión, revelada hoy por el jefe de las negociaciones de la UE, Michel Barnier. Una solución pensada para evitar el problema de las barreras físicas en Irlanda, y en resguardo del acuerdo del Viernes Santo.
    
Pero la premier británica Theresa May la calificó de inmediato como "inadmisible" porque "violaría la integridad constitucional" del Reino Unido.
    
"Ningún primer ministro británico podría jamás estar de acuerdo", advirtió May durante el Question Time en la Cámara de los Comunes.
    
Según el protocolo, toda Irlanda se encontraría separada del sistema británico de aduanas, agricultura, ambiente, ayudas de estado y reglas en el mercado de energía y mucho más.
    
"El área común" estaría privadas de fronteras internas, les sería "garantizado la libre circulación de mercaderías", recayendo "bajo la jurisdicción de la Corte de la UE".
    
Presionada por el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, para anticipar una propuesta, May aseguró que no quiere una frontera "hard" en Irlanda, aunque a nombre del ministro de Exteriores, Boris Johnson, una carta de ella que trascendió en la prensa parecer especular lo contrario.
    
"El ministro de Exteriores y yo estamos comprometidos en una solución que no contemple barreras físicas entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda", precisó la titular de Downing Street.
    
May pronunciará el viernes un discurso sobre el Brexit expresando que se trata de un objetivo compartido por todos los partidos del Irlanda del Norte y por el gobierno de Dublín, en "respeto de los acuerdos de paz del Viernes Santo". Pero al mismo tiempo ratificó por boca de su número dos -el ministro de la Oficina del Gabinete, David Lidington, encargado de responder interrogantes más específicos sobre el informe noirlandés en lugar de Johnson, que se alejó en forma anticipada- quiere garantizar también "la integridad constitucional y económica" de Reino Unido.
    
En respuesta a las críticas británicas Barnier advirtió: "Es nuestra responsabilidad garantizar a los ciudadanos europeos una solución funcional y operativa. Nuestra solución no pone en discusión el orden constitucional británico".
    
Pero existen otros aspectos del proyecto de separación, que se traduce en términos jurídicos los compromisos comunes adoptados en diciembre (120 páginas para 168 artículos), que son controvertidos.
    
En particular, Barnier señaló que hay "diferencias importantes" sobre el período de transición.
    
Entre ellos, la UE no quiere que haya disparidad de tratamiento entre los ciudadanos europeos que llegaron antes del Brexit y los que lo hicieron en el período de transición.
    
Además insiste "en la aplicación dinámica del conjunto de las normas comunitarias".
    
Londres se opone. Es contraria también a la idea de que la Corte Europea de Justicia dirima las controversias con Bruselas.
    
"Quédense tranquilos y sean pragmáticos", es la advertencia dirigida por Barnier a los socios del otro lado del Canal de la Mancha, donde peles internas y divisiones políticas afectan a diario el gobierno, complicando el ya difícil camino a la salida del bloque continental. 



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