Internacional - Economía

Rusia y Ucrania se asoman a una nueva guerra del gas

2018-03-02

Arbitraje considera que Gazprom incumple el contrato de tránsito a Europa, al bombear por la...

Arturo Escarda


Moscú/Kiev, 2 mar (EFE).- Rusia y Ucrania se asoman a una nueva guerra del gas, después de que el gigante gasístico ruso Gazprom haya cortado el suministro al país vecino y haya anunciado su decisión de romper todos los contratos con Kiev, incluido el tránsito hacia la Unión Europea (UE).

El monopolio estatal ruso ha roto la baraja al entender que sus intereses han sido gravemente dañados por el Tribunal de Arbitraje de Estocolmo, que este miércoles resolvió más de cuatro años de litigio entre los dos países con una sentencia muy favorable a la gasística ucraniana Naftogaz.

"Gazprom se ve obligado a iniciar en el Arbitraje de Estocolmo los trámites para romper los contratos de suministro y tránsito de gas con Naftogaz", dijo hoy a los periodistas el presidente de la compañía rusa, Alexéi Miller.

El anuncio ha caído como un jarro de agua fría tanto en Kiev como en Bruselas, que teme que se repitan "las guerras del gas" de la década pasada, en las que algunos países europeos dejaron de recibir gas ruso que, según Moscú, había sido "robado" por Ucrania.

La decisión del tribunal sueco no sólo exime a Naftogaz de pagar los más de 2,000 millones de dólares que le debe a Gazprom por suministros atrasados, sino que además condena al gigante ruso a abonar 2.560 millones de dólares a su homóloga ucraniana.

Arbitraje considera que Gazprom incumple el contrato de tránsito a Europa, al bombear por la red de gasoductos ucranianos menos de 110,000 millones de metros cúbicos al año, el mínimo que establece el contrato.

Pero, al mismo tiempo, en otra sentencia anunciada el pasado diciembre, anuló del contrato de suministro la cláusula que obligaba a Naftogaz a pagar por un volumen mínimo de gas ruso, al asumir que Kiev no puede cumplir con ese punto por la mala situación económica del país.

"Los árbitros han argumentado su decisión con el agudo empeoramiento de la economía ucraniana. Nosotros estamos categóricamente en contra de que los problemas económicos de Ucrania se resuelvan a costa nuestra", indicó el presidente de Gazprom, tras acusar a Arbitraje de "doble rasero".

El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, denunció que Rusia no tiene derecho a romper los contratos y advirtió de que, en caso de que así sea, Kiev demandará una recompensa adicional ante el Arbitraje de Estocolmo.

Nada más conocer la sentencia, el monopolio ruso suspendió el bombeo de gas a Ucrania y devolvió a Kiev el dinero adelantado en concepto de los suministros para el mes de marzo.

Ucrania, afectada por el temporal de nieve y con temperaturas que rozan los 15 grados bajo cero, reaccionó con el cierre temporal de escuelas y guarderías en todo el país para ahorrar en el consumo de gas.

El país sufre un déficit de hasta 20 millones de metros cúbicos de gas diarios para garantizar el suministro a hogares, industrias e instituciones, por lo que adoptó un "plan de acción nacional" para ahorrar el consumo y garantizar una temperatura mínima aceptable en los centros educativos.

Naftogaz acusó a Rusia de "chantaje", mientras que Poroshenko pidió a sus conciudadanos que reduzcan la calefacción en sus casas para hacer frente a la falta de gas.

"Es suficiente con reducir la calefacción en las casas en un grado durante unos pocos días (...) y evitar en la medida de lo posible que se pierda el calor en el hogar", dijo el líder ucraniano.

En la actualidad, alrededor del 30 % del gas que se consume en la UE proviene de Rusia y la mitad se transporta por los gasoductos ucranianos.

Sin embargo, incluso antes del anuncio de hoy, Moscú ya se había mostrado decidida a no renovar el contrato de tránsito con Ucrania que expira el próximo año.

El Kremlin considera que Kiev no es un socio fiable y quiere dirigir todo el tránsito a los gasoductos North Stream, que une el país con Alemania por el fondo del mar Báltico, y Turkish Stream, actualmente en construcción y que conectará Rusia con Turquía por el mar Negro.

También defiende la construcción de otro gasoducto nuevo paralelo al North Stream, un proyecto rechazado de plano por la UE y Estados Unidos, pero que cuenta con el respaldo de Berlín.


 



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