Barones y Magnates

El banquero que 'limpió' su banco

2018-03-03

Sobrinho no dio ninguna explicación sobre el dinero desaparecido cuando la directiva le...

Luis Barra | El Mundo

A finales de 2014, el Parlamento portugues pidió explicaciones a Alvaro Sobrinho, banquero y empresario angoleño, por la desaparición de casi 600 millones de dólares de la entidad que había gestionado durante una década y cuya matriz, el Banco Espírito Santo en Portugal, había colapsado unos meses antes, hasta el punto de necesitar que el Banco Central portugués acudiera a su rescate.

Los registros internos del Banco Espírito Santo Angola (BESA) sugerían que millones de euros en metálico habían salido por la puerta sin más explicación. Correos electrónicos, extractos bancarios y otros documentos obtenidos por el semanario alemán Der Spiegel y compartidos con la red EIC, de la que forma parte el mundo, revelan cómo Sobrinho se las habría arreglado para desviar cientos de millones de dólares desde el banco en el que trabajaba hasta un entramado de sociedades y cuentas que gestionaba en secreto.

Este supuesto esquema de malversación ha sido, durante años, objeto de investigación de las Fiscalías portuguesa y suiza, pero no encontraron pruebas suficientes como para llevarle a juicio. Los documentos analizados por EIC muestran las métodos que el banquero habría utilizado para desviar cantidades millonarias: préstamos fraudulentos, transferencias masivas y retiradas de dinero irregulares que se sucedían en el BESA.

Así, tres empresas angoleñas recibieron, sin la justificación correspondiente, cientos de millones de dólares en sus cuentas bancarias en el BESA. Dos de esas sociedades fueron identificadas como sospechosas por el sustituto de Sobrinho en 2013. Esta nueva directiva conectó las firmas angoleñas a un grupo de cinco empresas que habían recibido préstamos del banco por más de 1,600 millones de dólares. La identidad de los beneficiarios últimos de esas empresas, así como los motivos para obtener esa cantidades sin que nadie hiciera preguntas, parecía imposible de averiguar.

Sobrinho no dio ninguna explicación sobre el dinero desaparecido cuando la directiva le preguntó, pero los documentos obtenidos por EIC permiten saber que las empresas misteriosas pertenecían, en última instancia, a el propio Sobrinho o a miembros de su familia. El dinero fluía entre las distintas cuentas y empresas con distintas excusas gracias a la ayuda de Manuel Afonso-Dias, cuñado de Sobrinho y uno de los principales gestores de sus negocios privados. Supuestos préstamos de accionistas a empresas en las que en realidad no tenían acciones, devoluciones de esos préstamos y comisiones "fondos de reserva especial".

A los préstamos millonarios les seguía la entrada masiva de efectivo y, después, fugas igualmente masivas. Cantidades registradas como ingresos en efectivo que se acababan transfiriendo a cuentas suizas gestionadas por sociedades offshore cuyo beneficiario último era Sobrinho. Gracias a la opacidad en la estructura de las empresas y en sus operaciones, casi cualquier cosa era posible. Hasta hacer desaparecer 600 millones de euros sin que nadie pudiera seguirles el rastro.

En 2013, apartado ya del control ejecutivo del BESA pero aún parte de su junta directiva, Sobrinho montó su propio banco, el Banco Valor. Y comenzó a hacer llegar el dinero a sus nuevas cuentas. Un año después, en 2014, se vio obligado a renunciar como CEO de ese nuevo banco, pero mantuvo su control accionarial: un 35,46% de las acciones con su propio holding y otro 31,14% a través de sus familiares.

Frente al Parlamento, Sobrinho negó las acusaciones. Hasta la fecha, las pérdidas millonarias del BESA no han tenido consecuencias: no se ha abierto una investigación penal en Angola y nadie ha sido apartado oficialmente del sector bancario. Preguntados por EIC, ni Sobrinho ni su cuñado han querido comentar nada al respecto.



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