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Los cuatro escenarios de las elecciones italianas

2018-03-06

Solo hay, en principio, dos escenarios que se antojan imposibles. Parece absolutamente impensable...

IRENE HDEZ. VELASCO | El Mundo

Al no tener ninguna formación los votos necesarios gobernar, las posibles alianzas que se perfilan en las quinielas políticas van desde la alianza de Cinco Estrellas con el centro-izquierda hasta una gran coalición

Los politólogos, e Italia entera, andan en estos momentos entregados a uno de sus deportes preferidos: elucubrar sobre los posibles Gobiernos que se podrían formar. El "totocalcio", como lo llaman los italianos, el juego de las quinielas. Es un pasatiempo divertido que consiste en hacer combinaciones políticas teniendo en cuenta la aritmética de los votos y las compatibilidades/incompatibilidades ideológicas.

Solo hay, en principio, dos escenarios que se antojan imposibles. Parece absolutamente impensable juntar a Cinco Estrellas con Silvio Berlusconi, no hay manera, son como el agua y el aceite, no es posible mezclarlos. Y también resulta inconcebible reunir en un mismo Gobierno al centro izquierda y a la Liga, un partido xenófobo de extrema derecha. Se odian mutuamente. Pero, quitando esas dos grandes objeciones filosófico/existenciales, todo lo demás es posible, al fin y al cabo esto es Italia. Siempre y cuando, eso sí, las matemáticas funcionen y se consigan los votos necesarios para poner en pie un Ejecutivo.

A priori parece muy difícil que se pueda lograr un acuerdo para constituir Gobierno sin contar con Cinco Estrellas. No sólo porque el movimiento de Beppe Grillo ha obtenido una victoria clamorosa, revalidándose con más fuerza aún como el primer partido de Italia, sino porque la ley de compatibilidades/incompatibilidades juega a su favor. Los números no salen, por ejemplo, cuando se trata de montar un Ejecutivo sumando las fuerzas del centroizquierda y de Forza Italia, hipótesis que se barajaba inicialmente y que Bruselas observaba con complacencia. Sencillamente, no suman el porcentaje necesario, no llegan a la cifra mágica del 40% que concede la mayoría absoluta. Y si se suma la Liga, habría que restar al centroizquierda.

Estas son las principales (y más verosímiles) alianzas que podrían llevarse a cabo. Hagan juego señores...

Cinco Estrellas + centro-izquierda

Es la hipótesis que, a decir de muchos analistas, más probabilidades tendría de llegar a llegar a buen puerto. Ya en las elecciones de 2013, que también arrojaron un escenario de ingobernabilidad, el entonces candidato a primer ministro del Partido Democrático, Pier Luigi Bersani, ofreció a los "grillini" (como se conoce en Italia a los chicos de Beppe Grillo, el cómico fundador Cincos Estrellas) gobernar juntos, pero estos rechazaron la oferta. Pero estos son otros tiempos.

Es verdad que Matteo Renzi, profundamente aborrecido por Cinco Estrellas, constituiría un enorme obstáculo para cerrar una alianza de Gobierno entre el movimiento de Beppe Grillo y el centroizquierda. Pero la dimisión ayer de Renzi como líder del Partido Democrático abre las puertas a un posible acuerdo entre ambas formaciones para poner en pie un Ejecutivo.

Cinco Estrellas + Liga del Norte

Es una hipótesis remota, muy remota, pero no imposible. Para Bruselas sería un cóctel terrorífico, la peor de sus pesadillas. Pero, más allá de que los números saldrían, hay bases ideológicas que podrían sustentar esa posible unión que algunos analistas ya han bautizado como "El Monstruo". Y es que tanto Cinco Estrellas como La Liga son formaciones que despotrican contra la casta y la política tradicional, que abogan por dar una patada al sistema y ponerlo todo patas arriba, que comparten un sentimiento fuertemente nacionalista y soberanista, con discursos euroescépticos muy similares, con posiciones anti-inmigración parecidas...

La mayoría de los politólogos consideran que un Gobierno formado por Cinco Estrellas y la Liga tiene muy pocos visos de hacerse realidad. Pero tampoco lo descartan tajantemente. Al fin y al cabo, ya en el pasado Cinco Estrellas y la Liga han flirteado. No conviene olvidar por ejemplo que en la segunda vuelta de las elecciones municipales que Italia celebró en junio de 2016 el líder de La Lega, Matteo Salvini, apoyó públicamente a las candidatas de Cinco Estrellas a las alcaldías de Roma y Turín -Virginia Raggi y Chiara Appendino, respectivamente-, quienes además acabaron ganando.

Coalición de centro derecha + tránsfugas

A la coalición de centroderecha formada por la Liga, Forza Italia y Hermanos de Italia no le salen las cuentas. No tienen el número de escaños necesarios para poder gobernar, y tiene muy, muy difícil lograr el apoyo de algún otro partido con la fuerza necesaria para poder gobernar. Prácticamente su única esperanza son los tránsfugas, una figura muy arraigada en Italia. En la pasada legislatura, sin ir más lejos, se contabilizaron en total 546 cambios de grupo parlamentario: 310 en la Cámara de los Diputados y 236 en el Senado. El número de parlamentarios que se vieron envueltos en ese cambio de chaqueta fueron 345, es decir el 36,32% del total, uno de cada tres.

El problema es que el centroderecha necesitaría convencer a unos 40 o 50 tránsfugas de pasarse a sus filas. Una cifra bastante abultada, por no hablar de que (ejem) sería un modo bastante feo de comenzar una legislatura. Además, habría que ver quien estaría al frente de ese hipotético Gobierno, visto que la Liga se ha puesto por delante de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi. Matteo Salvini, el hombre al frente de La Liga, ya ha dejado claro que aspira a ser primer ministro. Pero, ¿tragaría el ex Cavaliere con ello?

Además, se da por sentado que el presidente de la República, Sergio Mattarella, dará el encargo de formar Gobierno a Cinco Estrellas antes que a la coalición de centro derecha.

Gobierno de gran coalición para cambiar la ley electoral

Se trataría de formar un Gobierno de gran coalición que tendría un único objetivo: aprobar una nueva ley electoral que sustituya a la actual, que justo se ha estrenado en estas elecciones generales con el resultado evidente de ingobernabilidad. Sería un Gobierno con muy pocos objetivos pero muy claros y un amplio apoyo en el Parlamento, que permitiría aprobar los presupuestos generales y una ley electoral capaz de garantizar una mayoría clara. En cuanto se aprobara dicha ley, Mattarella disolvería el Parlamento y convocaría nuevas elecciones.

En este caso sería una especie de "gobierno del Presidente", porque Sergio Mattarella no sólo actuaría como árbitro de la situación sino que sería él quien propusiera el nombre de primer ministro, un nombre alrededor del cual pudieran converger todos los partidos de esa gran coalición. Algo así como lo que hizo en 2013 el entonces presidente Giorgio Napolitano cuando puso en pie el Gobierno técnico de Mario Monti.
 



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