Internacional - Finanzas

La volatilidad dificulta la normalización de la política monetaria

2018-03-12

Esa imagen positiva cambió abruptamente tras la publicación del informe laboral de EU...

Arantxa Iñiguez

Fráncfort (Alemania), 11 mar (EFE).- El Banco de Pagos Internacionales (BPI) observa en su último informe trimestral que la volatilidad en los mercados financieros dificulta a los bancos centrales volver a la normalidad y que el proteccionismo complica más la tarea.

En su último informe, publicado hoy, el BPI analiza la situación de los mercados financieros desde comienzos de diciembre.

Destaca que se produjo un episodio de inestabilidad en los mercados bursátiles, que ponía fin "a un prolongado periodo de inusual tranquilidad y evidenció las dificultades a las que se enfrentan los bancos centrales a la hora de normalizar las políticas monetarias".

El BPI dice que la fuerte bajada de los mercados bursátiles tuvo su origen en el nerviosismo ante las perspectivas de inflación y subidas de los tipos de interés en EU.

La consiguiente subida de la rentabilidad de los bonos estadounidenses y alemanes a largo plazo hizo tambalearse a la renta variable.

Esta corrección pone de manifiesto que los mercados habían asumido antes riesgos, durante un periodo de volatilidad extraordinariamente reducida.

"Sin duda, el episodio de inestabilidad ha eliminado algunas posiciones -el equivalente a un 'reseteo' del mercado-, pero básicamente la situación general no ha cambiado", afirmó el jefe del Departamento Monetario y Económico del BPI, Claudio Borio.

"Los responsables de la política monetaria no deben temer a la volatilidad en sí misma. La presencia de cierta volatilidad durante el proceso de normalización puede favorecerles", añadió Borio.

El BPI, dirigido ahora por el mexicano Agustín Carstens, examina las turbulencias del 2 y el 5 de febrero, que prevé no serán las últimas porque los mercados financieros y la economía global navegan por aguas desconocidas.

Durante las primeras semanas de enero, el índice estadounidense S&P 500 subió más de un 6 %, uno de los comienzos del año más fuertes desde finales de los años 90, el Nikkei ganó un 4 %, los mercados de valores de economías emergentes casi un 10 % y las bolsas europeas lo hicieron más de un 3 %.

Esa imagen positiva cambió abruptamente tras la publicación del informe laboral de EU el 2 de febrero en el que los salarios habían subido en enero un 2,9 %, el mayor incremento desde el final de la recesión a mediados de 2009, que hizo temer una subida de la inflación y de los tipos de interés en EU.

La semana después el S&P 500 bajó más un 10 %, el Nikkei perdió un 7 %, los mercados de valores emergentes cedieron un 8 % y los de la zona del euro un 7 %, según cifras del BPI.

Estas caídas -la del 5 de febrero recordaba al crash bursátil del 1987- fueron amplificadas, añade el BPI, por los productos cotizados que apuestan sobre la evolución de la volatilidad.

"Los productos complejos y apalancados pueden crear y amplificar fluctuaciones de los mercados, aun cuando los actores principales sean relativamente pequeños", según el banco de los bancos centrales, cuya sede está en la ciudad suiza de Basilea.

La volatilidad se han concentrado en los mercados de acciones con algunas propagaciones en los bonos soberanos y los tipos de cambio.

"No sabemos cuánto tiempo durará, pero ha vuelto y algo de volatilidad es sana. Hay pocas cosas más insidiosas en los mercados que la ilusión de una calma permanente ", dijo Borio.

La situación económica y financiera no ha cambiado y las condiciones financieras siguen siendo "excepcionalmente expansivas", añadió Borio.

Respecto a la depreciación del dólar, desde comienzos de 2017, Borio dice que ha sorprendido porque EU endurece su política monetaria y expande la fiscal y que la explicación puede ser que el ritmo de normalización es "muy gradual", que se produce una recuperación global fuera de EU, por la preocupación por la sostenibilidad de la posición fiscal, así como por el proteccionismo y las declaraciones a favor de un dólar débil.

Desde diciembre de 2016 el euro se ha apreciado un 14 % frente al dólar, mientras el yen y otras divisas han subido un 6 %. 



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