Derechos Humanos

Las familias sirias piden que sus hijos vuelvan al colegio

2018-03-14

Sin embargo, "si hay un denominador común en todas partes es que se necesita poner a...

Susana Samhan

Beirut, 14 mar (EFE).- "En general, lo que las familias piden en Siria es que sus hijos puedan volver al colegio", afirmó hoy en una entrevista con Efe el representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en el país árabe, Fran Equiza, cuando se cumplen siete años de la guerra.

Equiza explicó que "hay muchas Sirias", porque la situación es muy diferente en las distintas partes del territorio: "Está la Siria de los bombardeos, como Afrín y Guta Oriental, y otras zonas como el sur de Latakia que han recibido muchos desplazados y no hay suficientes servicios".

Sin embargo, "si hay un denominador común en todas partes es que se necesita poner a los niños en colegios que sean inclusivos, y curar el impacto psicosocial del conflicto, algo necesario para los próximos años en términos de restaurar el tejido social", reflexionó en declaraciones telefónicas.

El responsable de Unicef ha tenido oportunidad de visitar distintas provincias de Siria, la última Deir al Zur, de donde estaba regresando hoy a Damasco, y ha podido hablar con familias afectadas por la violencia.

"Lo primero que te piden es volver a sus casas -subrayó-. Y luego que sus hijos regresen a la escuela".

Recordó una ocasión, hace "cuatro o cinco meses", en una localidad totalmente destruida de la provincia central de Hama. "Hablé con una señora que tenía varios hijos y pidió dos cosas, una era agua y otra que se arreglara el colegio, no quería ni comida ni sanidad", detalló.

En su opinión, "la preocupación de las familias sirias sobre la educación de sus hijos es excepcional".

Mañana se cumple el séptimo aniversario del inicio de la guerra en el país árabe, donde muchos menores llevan años sin poder asistir a la escuela.

Según datos proporcionados por Equiza, 1,7 millones de niños no van al colegio, a los que se suman más de un millón que corren el riesgo de abandonarlo, por lo que existe el peligro de que haya "una generación perdida".

Unicef ha puesto en marcha proyectos con profesores para que los menores que hayan estado fuera del sistema educativo cursen dos años en uno, pero Equiza reconoció que, así como esto es fácil con los más pequeños, con los mayores es complicado.

"Y, además, hay un riesgo añadido -advirtió-, no solo es la falta de educación, es que no se han generado lazos de cohesión social, un chaval de 16 años puede llevar desde los 9 sin ir a clase. Existe la posibilidad de que este adolescente crezca pensando que la violencia es lo normal. El colegio revierte esto enormemente".

La guerra se ha cebado especialmente con los menores, ya que, tal y como detalló Equiza, cerca del 45 % de la población siria son menores, "esto quiere decir que cuando hay ataques contra los civiles el porcentaje de víctimas menores es tremendo".

En el último año, ha habido un aumento importante de los ataques contra áreas civiles, como Al Raqa, Deir al Zur, Afrín y Guta Oriental.

Equiza destacó que las experiencias que más les han marcado en Siria han sido en Guta Oriental, en las afueras de Damasco, y en Al Raqa, en el noreste del país.

"La última vez que estuve en Guta Oriental fue en Duma en noviembre pasado, había muchos niños desnutridos y una mujer me quería dar a su hijo. 'Lléveselo', me decía. Fue emocionalmente muy duro, son imágenes tremendas", rememoró.

En Al Raqa, el representante de Unicef estuvo hace unos meses visitando los campos de desplazados internos, donde le impresionaron "unas niñas de 10 u 11 años, muy espabiladas y vivaces".

"Una de ellas me contó que en Al Raqa estaba todo bien, pero de repente todo se volvió negro, refiriéndose a la entrada del EI (grupo Estado Islámico) que obligó a las mujeres a vestir de negro", indicó.

Pese a estos casos, Equiza también encontró algún rayo de esperanza en el campo de desplazados cuando una niña le dijo que se sentía en casa, pese a vivir en una tienda de campaña, y que ahora podía jugar con otras menores, tras haber escapado con su familia de la ciudad de Al Raqa, en medio de disparos, campos de minas y después de la muerte de uno de sus primos en la huida.

"Esa niña quería estudiar, no me acuerdo si deseaba ser médico o arquitecta, pero deseaba regresar al colegio y tener una educación", señaló. 



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