Nacional - Política

López Obrador  extiende su mano a oponentes

2018-03-20

En pocos meses ha reunido una coalición que incluye a cristianos evangélicos,...

Por Dave Graham


CIUDAD DE MÉXICO (Reuters) - Después de años de denunciar a sus oponentes políticos en México como títeres de una “mafia” corrupta, el líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador les ha extendido la mano en un intento por ganar las elecciones presidenciales del 1 de julio.

Y hasta ahora, su táctica parece estar funcionando.

En pocos meses ha reunido una coalición que incluye a cristianos evangélicos, izquierdistas, admiradores del proyecto socialista venezolano y hasta magnates empresariales.

Docenas de legisladores de todo el espectro político han cambiado de bando para unirse al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de López Obrador, un partido con menos de cuatro años.

Desde el gobernante PRI, en el centro; el derechista Partido Acción Nacional (PAN) y los izquierdistas Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano, los desertores están ampliando la base de Morena.

El cambio ha alimentado la sensación de que Morena podría hacer historia en las presidenciales y ha levantado algunas esperanzas de que López Obrador, un acérrimo crítico del statu quo mexicano, estaría preparándose para adoptar un enfoque más consensuado de llegar a la presidencia.

“Las puertas de este movimiento están abiertas para priístas, panistas, del Movimiento Ciudadano, que ya están tomando la decisión de unirse a esta lucha”, dijo López Obrador, conocido por su acrónimo AMLO, a miles de simpatizantes en un acto de precampaña en la ciudad central de Guadalajara.

“Todos los partidos son bienvenidos”, agregó el exalcalde de Ciudad de México, de 64 años. “Ya se está dando ese proceso de manera natural”.

Por años, AMLO ha acusado a los principales partidos políticos de pertenecer a una “mafia del poder”: una frase hecha para referirse a los intereses políticos y comerciales corruptos que prosperan mientras gran parte del país sigue en la pobreza.

Luego de que Enrique Peña Nieto ganó la presidencia de México en 2012, negoció una alianza informal entre el PRI, PAN y el PRD para poder aprobar leyes en el Congreso, donde ningún partido ha tenido mayoría absoluta durante más de dos décadas.

AMLO se aprovechó de la alianza, conocida como el “Pacto por México”, como evidencia de que los principales partidos estaban en confabulación, lo que ayudó a polarizar el panorama político.

A medida que las elecciones se acercan, sin embargo, López Obrador está tratando de traer esas mismas fuerzas políticas a su propia órbita.

La diversidad ideológica de su alianza podría engendrar tensiones futuras. Por ahora, sin embargo, el descontento por la corrupción, el aumento de la violencia y el lánguido crecimiento económico han hecho añicos la confianza en el PRI.

Las esperanzas electorales del PAN y el PRD, mientras tanto, se han visto socavadas por años de luchas internas por lo que, inseguros de si podían ganar solos, optaron por unirse en una coalición con el centroizquierdista Movimiento Ciudadano.

“Los partidos ‘tradicionales’ en México se convirtieron en patrimonio de unos cuantos y se alejaron de la gente”, dijo la senadora Gabriela Cuevas, quien dejó el PAN para unirse a López Obrador en enero.

“El movimiento que encabeza AMLO pretende la inclusión y concibe a México en su pluralidad, la respeta y promueve”, agregó.

Pero sus instintos populistas y el tinte personalista de su movimiento inquietan a los críticos, quienes temen que López Obrador intente imponer un sistema presidencial de gobierno.

IMPULSO

Las últimas encuestas colocan a López Obrador con una ventaja de más de 13 puntos sobre su rival más cercano, Ricardo Anaya, quien encabeza la alianza PAN-PRD, y una distancia aún mayor sobre el contendiente del PRI, José Antonio Meade.

AMLO tenía una ventaja similar en marzo de 2006, pero sus respuestas agresivas a los esfuerzos por pintarlo como una amenaza minaron su impulso y perdió por poco ante Felipe Calderón, el candidato del PAN. Luego organizó protestas masivas, alegando fraude, que enojaron a muchos mexicanos y, en 2012, perdió otra vez, en esa ocasión ante Peña Nieto.

Sus adversarios esperaban que nuevamente se equivocara en 2018. Hasta ahora, le ha ido mejor, riéndose de las críticas y cuidando sus palabras, dijo Héctor Larios, un senador del PAN.

Al mismo tiempo, el PAN y el PRI se han atacado implacablemente con acusaciones de corrupción, permitiéndole a AMLO salir ileso de la refriega.

A través de su aliado, el Partido del Trabajo (PT), Morena constituye el tercer grupo más grande en el Senado como resultado de más de una docena de deserciones de otros partidos.

En la cámara baja, Morena absorbió hasta la fecha a 15 diputados de otros movimientos políticos. Y reportes de nuevas deserciones al lado de López Obrador se filtran casi a diario.

“Está provocando un factor de atracción porque está en una inercia que parece ganador”, dijo Larios.

Aún así, muchos empresarios influyentes desconfían de él y el Consejo Coordinador Empresarial lo reprendió por amenazar con desmantelar parte de la agenda económica de Peña Nieto.

Las empresas están especialmente preocupadas por las promesas de López Obrador de detener las subastas de nuevos contratos de petróleo y gas y de desechar la construcción del nuevo aeropuerto de Ciudad de México.

Para disipar esas preocupaciones, asesores como la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, han prometido fomentar la continuidad dentro de la burocracia gubernamental.

“Si pensamos gobernar para todos, obviamente tenemos espacio para todos”, dijo a Reuters. 



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