Internacional - Política

Cómo Trump normaliza lo inaceptable desde la Casa Blanca

2018-03-25

 Que Donald Trump es un presidente atípico es algo indudable, pero tras el paso de los meses...

Javier Pachón Bocanegra

Washington, 25 mar (EFE).- Que Donald Trump es un presidente atípico es algo indudable, pero tras el paso de los meses se han producido acontecimientos que antes eran impensables en un mandatario de EU y que ahora parecen más normales o aceptables.

Tras más de un año al frente de la Casa Blanca, Trump ha protagonizado múltiples actos inéditos en esa posición como decir que hay gente "buena" entre los neonazis, alardear de haber discutido con otro líder internacional sin tener "ni idea" de lo que hablaba, llamar "hijo de puta" a un comunicador o calificar -supuestamente- de "agujeros de mierda" a determinados países.

Pero este tipo de comportamientos tiene su explicación en la Ventana de Overton, un concepto de Ciencia Política que explica que para que un líder pueda implementar sus políticas sin ser castigado electoralmente, éstas deben estar dentro del marco de lo que el público está dispuesto a aceptar.

De este modo, si un político quiere establecer unas medidas sobre un tema que se encuentran fuera de esa ventana de lo tolerable, primero tendrá que situarse en una posición más extrema para arrastrar al público hacia ese sector y poder hacer aceptable lo antes inaceptable.

Según esta premisa, por ejemplo, cuando Trump habla de los países "agujeros de mierda" o traza lazos entre inmigración y crimen, eso le vale como paso previo para que el público no rechace sus medidas migratorias.

Una de las formas más gráficas de percibir el desplazamiento de esta ventana hacia posiciones más extremas puede verse en la televisión estadounidense, donde algunos debates entre progresistas y conservadores han pasado a ser entre conservadores y conservadores pro Trump.

Entre los factores que influyen en esta aceptación de lo inaceptable se encuentran la desinformación, las apelaciones a las emociones, los errores y la lógica, según destaca el Centro Mackinac, cuyo difunto vicepresidente Joseph Overton desarrolló esta teoría.

"Trump es un maestro empujando hacia los límites en una gran cantidad de políticas públicas y aspectos de preocupación pública entre republicanos y conservadores", explicó a Efe Brian Harrison, experto en Ciencias Políticas estadounidenses de la Universidad de Northwestern, en Illinois.

El doctor citó a la opinión de los conservadores sobre el líder ruso, Vladimir Putin, como uno de los ejemplos más claros donde se percibe cómo Trump ha modificado los márgenes de aceptación, en este caso hablando en términos positivos sobre el presidente.

De este modo, según una serie de sondeos YouGov recogida por el medio Vox, el porcentaje de republicanos que tenían una visión favorable o muy favorable sobre el jefe del Kremlin pasó del 8 % en diciembre de 2014 a ser del 37 % justo después de las elecciones presidenciales de 2016.

Según Harrison, esta práctica es "relativamente común" entre presidentes para cambiar la opinión entre los partidarios de su formación, "pero quizá no en el mismo grado en el que Trump la está utilizando".

También lo cree así Steven Schier, profesor de Ciencias Políticas en la Carleton College de Minesota, quien enfatizó que otros mandatarios ejercen esta vía, pero "nunca de la forma en la que Trump lo hace".

"Normalmente los presidentes lo hacen de una forma más gradual y medida, como es el caso de (Barack) Obama, pero Trump es temerario, abrupto y a veces vulgar a la hora de hacerlo", aseguró en una entrevista con Efe el académico, quien cree que nadie además del propio Trump tiene el poder de guiar estratégicamente su retórica.

Sin embargo, emplear estas técnicas es arriesgado, así lo apuntan desde el Centro Mackinac, cuyo presidente, Joseph Lehman, advirtió de que si el político en cuestión se posiciona muy alejado de la ventana de lo aceptable y tensa la cuerda en exceso, ésta puede terminar por romperse.

Por su parte, Michael Cornfield, profesor de Liderazgo Político de la Universidad George Washington, cree que aún es "demasiado pronto" para evaluar si el mandatario ha conseguido cambiar los estándares de retórica y conducta presidencial y lo vincula a los éxitos que deriven de sus políticas.



JMRS
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