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El sigiloso trabajo de Jared Kushner para reparar las relaciones México – Estados Unidos

2018-03-27

Trump no repitió su exigencia de que México debe pagar el muro. Kushner, según...

Mark Landler, The New York Times


WASHINGTON — Cuando el presidente Trump se quejó de que el proyecto de ley de gasto de 1,3 billones de dólares que firmó a regañadientes el 23 de marzo no paga su muro fronterizo, reavivó un tema que ha envenenado las relaciones entre México y Estados Unidos desde el día en que se volvió presidente.

No obstante, para Jared Kushner, yerno del presidente y uno de sus principales asesores, fue un pequeño paso en la dirección correcta.

Trump no repitió su exigencia de que México debe pagar el muro. Kushner, según dice la gente que trabaja con él, le había pedido al presidente que se abstuviera de usar esa frase. También cabildeó para que Trump exentara al país del nuevo arancel al acero y el aluminio y para que renegociara el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en lugar de ponerle fin.

Las intervenciones bien intencionadas de Kushner y su esposa, Ivanka, para hacer cambiar de parecer a Trump son un tema conocido —y, para algunos críticos, exagerado— de su gobierno. Su influencia se ha puesto en entredicho desde que Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París el año pasado a pesar de sus objeciones.

Sin embargo, en lo que respecta a México, los aliados de Kushner y los funcionarios del gobierno mexicano dicen que ha trabajado tras bambalinas, con algo de éxito, para mantener una relación que se había deteriorado debido a los enfrentamientos de Trump con el presidente Enrique Peña Nieto en relación con el muro.

Esta semana, durante una visita a México de la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, los dos países firmarán el primero de una serie de dos decenas de acuerdos que son producto de la diplomacia personal de Kushner con el secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray.

Los acuerdos —uno que crea inspecciones conjuntas para detener el flujo de drogas y otros productos de contrabando en la frontera; otro para usar tecnología a fin de acelerar las inspecciones de cargamento legal— son mucho menos visibles que el muro o las disposiciones del TLCAN sujetas a debate.

No obstante, muestran que México y Estados Unidos todavía pueden trabajar juntos. Los funcionarios de la Casa Blanca dijeron que, en las próximas semanas, el Departamento de Seguridad Nacional de su país y varias agencias más anunciarían otros acuerdos sobre cooperación energética, infraestructura y desarrollo económico con los países centroamericanos, cuyo propósito era contener el flujo de migrantes que ingresan a Estados Unidos a través de México.

“Es cierto, Jared ha sido una influencia positiva”, afirmó Gerónimo Gutiérrez, embajador de México en Washington. “Nuestro diálogo no se limita a la Casa Blanca. Sin embargo, de no ser por ese diálogo con Kushner, la relación habría empeorado mucho más”.

Para Kushner, los avances en México serían un punto a su favor en el que ha sido un periodo difícil. Recientemente, se le retiró el acceso a la información de máxima seguridad y se enfrenta a la recepción hostil por parte de los palestinos a su plan de paz en el Medio Oriente debido a que Trump reconoció a Jerusalén como la capital de Israel. Su futuro en la Casa Blanca está bajo escrutinio constante, aunque ha dicho a colegas que no se irá a ninguna parte.

Los asistentes de Kushner reconocen que su trabajo podría verse eclipsado por la crisis en las negociaciones del TLCAN. Los dos países están en las etapas finales de la negociación y los funcionarios de ambas naciones creen que las posibilidades de lograr el tratado no superan el 50 por ciento. También está la relación entre Trump y Peña Nieto, que ha sucumbido en dos ocasiones durante intercambios telefónicos acalorados sobre quién debería pagar por el muro.

Este mes, Trump envió a Kushner a Ciudad de México para limar asperezas con Peña Nieto después de que su último desencuentro motivó al presidente mexicano a cancelar su visita a Washington. Los medios noticiosos mexicanos criticaron duramente a Peña Nieto por recibir a Kushner, lo cual es un signo de lo tóxico que se ha vuelto el nombre de Trump en el país vecino.

“Les doy crédito a ambos por lograrlo”, dijo Jorge Guajardo, diplomático mexicano que fungió como embajador de México en China. “Jared está trabajando en circunstancias muy adversas para hacer que las cosas sigan adelante”.

A pesar de ello, Guajardo hizo notar que México ha trabajado desde hace mucho tiempo con Estados Unidos en proyectos relacionados con la frontera. Estos acuerdos, aunque de utilidad, no pueden reparar el daño hecho por las palabras incendiarias de Trump sobre los mexicanos que cruzan la frontera y sus exigencias de que México pague el muro.

“Lo hemos venido haciendo desde hace mucho tiempo, sin toda la acritud, sin todos los ataques, sin que el presidente diga que los mexicanos son gente terrible”, dijo Guajardo.

La clave de la participación de Kushner en México es la relación que ha cultivado con Videgaray Caso, un asesor cercano a Peña Nieto que, como secretario de Hacienda, negoció la visita de Trump a Ciudad de México durante la campaña presidencial estadounidense de 2016.

Kushner estaba emocionado con esa visita, en particular debido a que los funcionarios de campaña temían que pudiera convertirse en un desastre de relaciones públicas para su candidato. A Videgaray no le fue tan bien con la visita, puesto que se vio obligado a renunciar después de que los medios mexicanos criticaron fuertemente la reunión y su participación en su organización (más adelante regresó como secretario de Relaciones Exteriores).

Kushner y Videgaray se conocieron durante la transición y han hablado con regularidad desde entonces. Durante la primera conversación telefónica entre Trump y Peña Nieto, los dos líderes sostuvieron un intercambio resentido sobre el comercio y el muro, pero acordaron que Kushner y Videgaray deberían redactar una declaración que diera un giro positivo a su conversación, según una transcripción que se filtró a The Washington Post.

La decisión de Trump de dejar en manos de Kushner la relación con México generó tensión con el secretario de Estado en aquel momento, Rex Tillerson, quien se oponía a que el yerno de 37 años del presidente asumiera las que él consideraba eran sus responsabilidades. En su viaje más reciente a México, Kushner molestó seriamente al Departamento de Estado por excluir a la embajadora estadounidense, Roberta S. Jacobson, de su reunión con el presidente.

Según los asistentes, Kushner quería tener una reunión menos protocolaria y además, Jacobson, quien fue nombrada por el presidente Barack Obama, está próxima a abandonar el cargo. Sí incluyó a Kimberly Breier, una funcionaria del Departamento de Estado que recientemente fue nominada como subsecretaria de Estado para el hemisferio occidental.

Dado el despido de Tillerson y que el director de la CIA, Mike Pompeo, ha sido nominado para remplazarlo, Kushner tendrá que enfrentarse a un nuevo actor en las filas diplomáticas. Sin embargo, su mayor obstáculo para mejorar las relaciones entre México y Estados Unidos podría ser el calendario político de ambos países.

Los mexicanos votarán para elegir a un nuevo presidente el 1 de julio, por lo que muy seguramente el amigo de Kushner, Videgaray, dejará el cargo. Los estadounidenses tendrán las elecciones intermedias en otoño, una presión que, según los analistas, podría hacer que Trump reviva el lenguaje desdeñoso con el que se refiere a México y por el que se hizo necesaria en primera instancia la misión de rescate diplomático de Kushner.



yoselin

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