Internacional - Política

Rusia tiene pocas opciones de política exterior si falla apuesta por Trump

2018-04-05

Trump reticentemente promulgó nuevas sanciones contra Moscú el verano boreal pasado...

Por Andrew Osborn


MOSCÚ (Reuters) - Rusia por mucho tiempo vio a Donald Trump como el comodín de su estrategia para mejorar las relaciones con Estados Unidos.

Pero 14 meses después de convertirse en el presidente estadounidense, Moscú está más cerca de verlo como una jugada fallida, incapaz de cumplir su promesa de aumentar los vínculos.

Trump reticentemente promulgó nuevas sanciones contra Moscú el verano boreal pasado por acusaciones de interferencia rusa en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. La semana pasada, respaldó la expulsión de 60 diplomáticos rusos y el cierre del consulado ruso en Seattle por el envenenamiento de un exagente ruso en Reino Unido.

Después de apostar todo por Trump, Rusia vio cómo sus lazos con Occidente caían tan bajo, que ahora se habla de una nueva Guerra Fría. Las opciones del presidente Vladimir Putin para un cambio de estrategia, apostando menos en Trump y su capacidad para influir sobre Rusia en los que lo rodean, están severamente limitadas mientras se prepara para un nuevo mandato.

Una opción que se explora es tratar de ampliar las divisiones en Occidente cortejando a Francia y Alemania. Otra es acercarse a China e India. Pero la relación con Washington aún es vista en Moscú como central para la política exterior rusa.

“Washington se obsesionó con la lucha contra una llamada amenaza rusa, que es inexistente”, dijo el miércoles Sergei Naryshkin, jefe de la agencia de inteligencia exterior de Rusia.

“Esto alcanzó tales proporciones y adquirió características tan absurdas que es posible hablar de un retorno de los tiempos oscuros de la Guerra Fría”.

El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, dijo esta semana que el enfrentamiento era peor que durante la Guerra Fría entre el Este y Occidente tras la Segunda Guerra.

“Entonces, se preservaba algún tipo de reglas y apariencias. Ahora, como lo veo yo, nuestros socios occidentales (...) han dejado de lado todas las propiedades”, dijo Lavrov.

En la Guerra Fría, la Unión Soviética se enfrentó contra Estados Unidos, con la amenaza latente de una guerra nuclear hasta el colapso de la URSS en 1991.

Pero el riesgo estaba controlado por tratados de armas, cumbres de superpotencias y reglas tanto escritas como informales sobre cómo relacionarse.

El nuevo enfrentamiento, crudo e impredecible, ha sido comparado con una “pelea sin reglas” por Konstantin Kosachev, jefe de la Cámara alta del comité de asuntos exteriores del parlamento ruso.

El riesgo de errores de comunicación, fallas de cálculo y escaladas abruptas en una guerra acalorada es mayor que durante la Guerra Fría original, dijo.

ALA DURA

La designación del mes pasado por parte de Trump de Mike Pompeo y John Bolton, a quienes Moscú considera duros con Rusia, en puestos clave de política exterior, ha agriado aún más el humor en Moscú, dicen analistas y personas cercanas a funcionarios rusos.

Cuando se trata de Estados Unidos, esas fuentes dicen que Moscú no está dispuesto a cambiar de curso, hacer concesiones o lanzar nuevas iniciativas.

Rusia por lo tanto continuará involucrándose solo si y cuando Estados Unidos esté dispuesto a hacerlo, y, enfrentada a más acciones hostiles -como nuevas expulsiones diplomáticas- responderá de igual forma, dicen personas cercanas a los tomadores de decisiones.

“Lo único que podemos hacer es dejar la puerta abierta a la negociación y esperar para ver qué ocurrirá. Esa es la visión predominante”, dijo Andrey Kortunov, jefe de un grupo de expertos cercano al Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia.

En particular, Moscú mantiene la puerta abierta a una posible cumbre entre Trump y Putin, una idea que deslizó el mandatario republicano, y también está deseoso de sostener charlas estadounidenses-rusas sobre estabilidad nuclear estratégica para evitar una costosa carrera armamentista.

Pero su escenario básico es una espiral descendente de los vínculos.

“Washington es el portaestandarte de una nueva Guerra Fría”, escribió Fyodor Lukyanov, un experto en política internacional cercano al Kremlin, en el diario gubernamental Rossiyskaya Gazeta tras las expulsiones diplomáticas de Estados Unidos la semana pasada.

“No tiene sentido esperar una mejora de los lazos o algún avance en cualquier área por el futuro previsible”, dijo Lukyanov, quien ha advertido a la elite rusa que se prepare para unas vastas sanciones al estilo de las que fueron aplicadas a Irán. 



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