Internacional - Seguridad y Justicia

Escuadrón de policía filipino eleva muertes en guerra contra las drogas de Duterte

2018-04-17

Había 10, dijo a Reuters su jefe, Lito Patay, quien asumió el mando de la...

Por Clare Baldwin y Andrew R.C. Marshall

CIUDAD DE QUEZÓN, Filipinas (Reuters) - Los policías que irrumpieron en la casa de Kathrina Polo en una lluviosa noche en agosto de 2016 y le dispararon a su marido en la cabeza y el corazón hablaron un idioma que reconoció pero no entendió: el cebuano.

Es una lengua común en el sur de Filipinas. Pero en el vecindario pobre de Polo en la ciudad de Quezón, a cientos de kilómetros al norte, el cebuano rara vez se escucha. “La policía siguió hablando cebuano porque sabían que yo no entendía”, recordó. El idioma fue una pista sobre la identidad de los asesinos de su marido.

Los agentes pertenecían a lo que se convertiría en la estación de policía más mortífera del distrito policial de la ciudad de Quezón. La llamada Estación 6, o Estación Batasan, se encuentra al frente de la guerra del presidente Rodrigo Duterte contra las drogas.

De las 12 estaciones de policía en la ciudad de Quezón, la Estación 6 fue la más letal, por lejos. Sus oficiales mataron a 108 personas en operaciones antidrogas entre julio de 2016 y junio de 2017, el primer año de la campaña, lo que representa el 39 por ciento del recuento de cadáveres en la ciudad, según informes delictivos del Distrito policial de Quezón revisados y analizados por Reuters.

Casi todos los asesinatos fueron responsabilidad de la unidad antidrogas de la Estación 6, según los informes. Los oficiales que formaron el núcleo de esa unidad provenían de Dávao -la sureña ciudad natal del presidente Duterte- o de sus cercanías. Se hacían llamar los “Davao Boys” y hablaban en el idioma de la región, el cebuano.

Había 10, dijo a Reuters su jefe, Lito Patay, quien asumió el mando de la Estación 6 en julio de 2016, poco después del inicio de la guerra contra las drogas de Duterte.

Patay también es de Dávao, donde una vez dirigió una unidad de policía paramilitar. Cuando se le preguntó acerca de la alta cifra de muertes de la Estación 6 bajo su comando, Patay dijo que sus oficiales solamente mataron a sospechosos armados. “No me siento mal porque nos estamos defendiendo”, dijo en noviembre. “Siempre respetamos el estado de derecho”.

Patay dijo que los hombres habían servido bajo su mando en Dávao, pero se negó a identificarlos. Pero ocho de los nombres de los “Davao Boys” aparecen en una orden de transferencia policial que uno de ellos publicó en Facebook.

Los nombres coincidían con los informes de delitos de Quezón revisados por Reuters. Los informes mostraron que este pequeño grupo de hombres estuvo involucrado en más de la mitad de los asesinatos relacionados con las drogas de la Estación 6, 62 de 108 muertes.

Solamente uno de los oficiales, Charles Owen Molinos, aceptó ser entrevistado por Reuters. Cuando se le preguntó qué tenía de especial la policía de Dávao, sonrió y dijo: “Habilidades especiales para matar”.

Reuters pasó cuatro meses recorriendo el camino mortal de los “Davao Boys” en la ciudad de Quezón, hablando con decenas de agentes de policía y deudos, y analizando miles de informes de crímenes policiales que cubren el primer año de la guerra contra las drogas.

Los informes no especifican qué oficiales apretaron el gatillo, pero generalmente nombran a quienes participaron en una operación. Después de llegar a Quezón, los “Davao Boys” se involucraron rápidamente en decenas de asesinatos en lo que la policía describió como redadas de drogas legítimas, pero familiares, grupos de derechos humanos y abogados dicen que a menudo fueron ejecuciones.

Lo que surge es un retrato íntimo de cómo una unidad antidroga secreta se movilizó y asesinó, para luego desaparecer a la espera de nuevas órdenes.

La historia de los “Davao Boys” también muestra una dinámica más generalizada: muchos de los policías clave de la guerra contra las drogas provienen de la ciudad natal de Duterte, donde los métodos brutales de la campaña se originaron durante su época de alcalde.

La Coalición contra la Ejecución Sumaria, un grupo de derechos humanos con sede en Dávao, culpó a los escuadrones de la muerte de la ciudad de 1.424 asesinatos entre 1998 y 2015, en su mayoría de delincuentes y consumidores de drogas. Duterte, quien fue alcalde durante gran parte de ese período, negó cualquier participación.

Al momento de la publicación, la oficina de Duterte y la Policía Nacional de Filipinas no habían respondido a las preguntas de Reuters.

El oficial de policía más prominente de Dávao es Ronald Dela Rosa. Cuando Duterte se convirtió en presidente en junio de 2016, lo nombró como su jefe de la policía nacional y le dio autorización para implementar el modelo de lucha contra el crimen de Dávao en todo Filipinas. “Me deja todo a mí”, dijo Dela Rosa a Reuters en ese momento.

Desde entonces, la policía dice que han matado a casi 4,000 sospechosos, todos en defensa propia. Los activistas de derechos humanos culpan a la policía por miles de homicidios, pero la fuerza niega cualquier participación en esas muertes.

Dela Rosa contó con la ayuda de oficiales de Dávao a los que conocía y en quienes confiaba, como Lito Patay. Dela Rosa eligió a Patay para dirigir la Estación 6 en Quezón, dijo a Reuters el hermano de Dela Rosa, Ruel. Dela Rosa y Patay se conocieron en concursos de tiro, dijeron Ruel y Patay.

Al igual que Dela Rosa, Patay tiene fama de ser un oficial al que le encanta la acción: le dispararon en el brazo en 2008 mientras combatía a los rebeldes comunistas y odia las drogas. “Estamos muy enojados con las personas involucradas en las drogas”, dijo Patay a Reuters, levantando la voz para realzar sus palabras. “Queremos aplastarlos. Ese es nuestro adoctrinamiento”.

Los funcionarios locales en Quezón señalan que el apellido de Patay suena como la palabra filipina para “muerte”. Involúcrate en drogas, bromean y “patay ka kay Patay”: estás muerto para Patay. Un funcionario que lo conoce bien dijo que Patay también bromeó sobre su nombre, y configuró el tono de llamada de su teléfono celular con una melodía que usan las carrozas fúnebres locales.

En agosto, Dela Rosa felicitó a la Estación 6 por su “gran logro” durante la guerra contra las drogas. Un mes después, Patay fue promovido y transferido a una unidad de elite policial llamada Grupo de Detección e Investigación Criminal.

“SE APROXIMA EL CAMBIO”

La Estación 6 rige seis grandes distritos, que incluyen complejos gubernamentales, un vertedero gigante y algunos de los vecindarios más violentos del país. El área tiene focos de prosperidad, principalmente comunidades cerradas que no han sido tocadas por la guerra contra las drogas. Las áreas más pobres han sentido la furia de la campaña de Duterte y del escuadrón.

La llegada de Patay a la estación en julio de 2016 coincidió con una purga dramática. El Distrito de Policía de Quezón relevó a toda la unidad antidrogas de la Estación 6 -53 oficiales según reportes de la prensa local- por la sospecha de que estaban involucrados en drogas, extorsión y otros delitos. La purga le dio a Patay la libertad de armar un nuevo escuadrón de drogas, con sus “Davao Boys” en un rol central.

Los “Davao Boys” habían servido bajo su mando en misiones policiales anteriores, dijo Patay a Reuters. “Me conocen”, dijo. “Saben de mi integridad y saben que una vez que les haya dicho que esto es algo que deben hacer, tendrán que hacerlo”. “Tienen que obedecer”, agregó.

Uno de ellos fue Charles Owen Molinos. Según los informes policiales revisados por Reuters, Molinos participó en 29 operaciones que dejaron 56 muertos. Fue uno de los seis “Davao Boys” que participaron en la operación que mató al marido de Kathrina Polo, Cherwen, en la noche lluviosa de agosto de 2016.

Al menos cinco “Davao Boys” tienen cuentas públicas de Facebook que proporcionan muchos detalles personales, pero algunos de ellos, en un aparente intento de ocultar sus identidades, deletrean sus nombres al revés. Charles Molinos, por ejemplo, confirmó que él es Selrahc Sonilom.

El 5 de julio de 2016, ocho agentes de la policía fueron reasignados de la Oficina Regional de Policía 11 -es decir, la región de Dávao- a Manila, que incluye la ciudad de Quezón, “por orden del director de policía Dela Rosa”, según una foto de la orden de traslado que Molinos publicó en Facebook.

El comentario de Molinos al lado de la foto dice: “Se aproxima el cambio”, el eslogan de campaña de Duterte. Molinos también publicó una foto de una tarjeta de embarque para un vuelo del 4 de julio a Manila. “Adiós, Dávao, nos vemos pronto”, escribió.

Con la transferencia de Dávao a Quezón, en la isla de Luzón, Patay habló y actuó como si él y sus hombres estuvieran entrando en territorio enemigo. Los policías de Davao no toman dinero de la droga, dijo Patay a Reuters, pero en Luzón “incluso los generales (de la policía) son corruptos”. No dio más detalles.

Antes del traslado, Patay dijo que le dio a su equipo una gran charla. “Iremos a Manila. Somos un equipo”, señaló. “No deberíamos corrompernos allí (...) Rezaremos a Dios para resistir las tentaciones”. En Manila, Patay alojó a los “Davao Boys” en un cuartel improvisado en el último piso de la Estación 6 y se aseguró de que solamente confraternizaran con otros oficiales.

Ronnick de Ocampo, miembro del escuadrón antidroga de la Estación 6, pero no un “Davao Boy”, dijo que los hombres de Patay tenían más de 30 o 40 años y se llamaban “hermano” o su equivalente filipino: “tol”. De Ocampo no quiso identificarlos, se agitó y cambió de tema cuando se le presionó sobre el asunto.

Los hombres de Patay eran una raza aparte. Llevaban chalecos antibalas incluso cuando salían a comprar cigarrillos, dijo Reynaldo Esteban, un oficial del equipo de relaciones comunitarias de la estación, quien contó que parte de la rutina matutina de Patay consistía en hacer prácticas de tiro seco, es decir, disparar con una pistola descargada, en la azotea.

“Él ama su arma calibre .45”, relató.

Los “Davao Boys” se mantuvieron distantes, pero su propósito y decisión para librar la guerra contra las drogas fueron claros para Esteban, que trabaja en campañas contra las drogas. “Somos la prevención. Ellos son la cura”, dijo sobre los hombres de Patay antes de agregar nerviosamente: “¡Era broma!”

EL ESCUADRÓN DE LAS DROGAS

Los datos analizados por Reuters contienen nombres de 78 oficiales asociados con asesinatos en la guerra contra las drogas de la Estación 6, incluidos Patay y los “Davao Boys”. Algunos pueden no haber estado directamente involucrados en matar sospechosos.

Podrían haber protegido perímetros o se hicieron pasar por compradores de drogas durante operaciones encubiertas conocidas como “compras fallidas”, dijeron agentes a Reuters. Al menos un tercio de los informes no incluye una lista completa de los oficiales involucrados en la operación.

Patay dijo que ordenó a su equipo de Dávao liderar las incursiones de “compras fallidas”, pero que también movilizó a todos los oficiales de la Estación 6 para ayudar a asegurar el perímetro durante operaciones en áreas “muy peligrosas”. “No somos súper policías”, dijo.

El oficial De Ocampo dijo que el escuadrón antidroga tenía 30 integrantes, incluidos los policías encubiertos que se hicieron pasar por compradores y los oficiales armados, como los “Davao Boys”, que los respaldaban. El escuadrón usualmente se coordinaba mediante mensajes de texto o a través de Facebook Messenger, destacó, y se esperaba que sus miembros pudieran presentarse en la estación en 15 a 20 minutos.

Un comandante de la policía filipina dijo a Reuters en febrero que las compras fallidas son en realidad ejecuciones bien planificadas. Los distribuidores pueden detectar fácilmente a los policías encubiertos y no les venderán drogas, sostuvo. Pero los agentes de la policía ejecutaron a sus objetivos, que generalmente estaban desarmados, y luego colocaron armas y drogas para justificar el uso de la fuerza letal, señaló.

Patay dijo que sus oficiales únicamente dispararon en defensa propia. Antes de cada operación, contó, rezaba con sus hombres. Oraron por su propia protección, dijo, pero también “por la de nuestros objetivos y de la comunidad”.

Metho Andres, el capellán de la policía en la Estación 6 que oró con los oficiales, dijo a Reuters que la Biblia justifica el asesinato. Citando Romanos 13, dijo que Duterte es un “agente de la ira” designado por Dios a quien la policía debía obedecer sin cuestionar. Culpó a los usuarios de drogas por las muertes.

“Eso es una consecuencia de la desobediencia”, sostuvo el pastor. “Hay ira para los que no obedecen”.

Entre los hombres transferidos de Dávao a Manila también estaba Richard Timon.

En la Estación 6, Timon participaría en operaciones policiales en las que al menos 60 personas fueron asesinadas, de acuerdo a los reportes policiales. Otros cinco “Davao Boys” fueron relacionados con la muerte de al menos 50 personas: Molinos; Michael Maderable; Ronie Banggat; Jun Ralph Piñero y Emmanuel Ibit.

Otros dos, Renante Solomon y Dennis Pal, estarían involucrados en operaciones en las que al menos dos decenas de personas fueron asesinadas.

Patay y dos de sus superiores se negaron a permitir que Reuters entrevistara a los “Davao Boys”. Uno de ellos, Pal, accedió a ser entrevistado, pero luego canceló el encuentro abruptamente y dijo a Reuters que contactara a sus superiores. Maderable, Ibit y Solomon no respondieron los mensajes en Facebook. Reuters no pudo ubicar a Banggat, Timon y Piñero.

Solamente Charles Owen Molinos aceptó hablar con Reuters. Molinos, quien se entrenó como oficial de SWAT en Dávao, tiene poca empatía por los sospechosos de drogas a los que combatió en Quezón. “Destruyeron a mucha gente”, dijo. “Así que este es el momento en que sufren las consecuencias”.

Molinos estuvo involucrado en operaciones que dejaron al menos 56 muertos, de acuerdo con los datos analizados por Reuters. Al principio, negó haber matado a alguien en Quezón. Luego dijo que sí. Cuando se le preguntó cuántos, respondió: “Cero”. Cuando se le consultó sobre el conteo de 56, no respondió.

Una de las víctimas fue el esposo de Kathrina Polo.

Para el momento en que los “Davao Boys” entraron a su vecindario poco después de la medianoche del 15 de agosto de 2016, con rifles de asalto y usando lo que Polo describió como “equipo de batalla completo”; el escuadrón antidrogas de la Estación 6 mató a ocho personas en seis operaciones, según los datos analizados.

Esa noche, el escuadrón sumó otras cinco muertes: el esposo de Polo, Cherwen, un vecino y tres personas con las que había estado celebrando su cumpleaños 39.

Cuando la policía entró a la casa, dijo Kathrina, ella estaba en una trastienda y Cherwen arriba con sus amigos, durmiendo por la borrachera. Ella escuchó pasos y luego seis disparos.

Ella dijo que encontró al menos cinco policías en su casa. “¡Señor, no dispare porque hay niños aquí!”, suplicó. Un oficial con acento de Bisayas le ordenó a Kathrina que saliera junto a sus dos hijos, relató. Cuando se marcharon, escuchó más disparos.

La operación fue legítima, dijo la policía en un informe sobre el incidente. Cuando Cherwen Polo se dio cuenta de que estaba vendiendo drogas a un oficial encubierto, según el informe, él y sus compañeros sacaron armas y abrieron fuego. Los oficiales no tenían “otra opción más que tomar represalias”, dijo Patay en otra declaración.

La policía dijo que luego comenzó un tiroteo en el que mataron a los cinco hombres e hirieron a un sexto. Según una autopsia, las balas atravesaron la cabeza, el corazón y el antebrazo de Cherwen Polo. No hubo informes de lesiones entre los oficiales. Patay y las autoridades de la fuerza no respondieron a las preguntas de Reuters sobre el incidente.

La policía no usó máscaras, dijo Polo. Cuando se le preguntó si reconocería a los hombres si los volvía a ver, respondió sin vacilación: “Sí”. Reuters mostró a Polo fotos de los “Davao Boys” de la página de Facebook de Molinos, y ella señaló a un hombre que reconoció: Michael Maderable, quien figura en el informe como uno de los participantes.

Su nombre también aparece en la orden de transferencia de julio de 2016. Una cuenta de Facebook con el nombre y la foto de Maderable dice que es de Taúm City, donde Patay era jefe de policía antes de asumir el mando de la Estación 6.

Según los informes, Maderable estuvo involucrado en operaciones que dejaron al menos a 55 muertos en el primer año de la guerra contra las drogas. Reuters no pudo contactarlo para que hablara del tema y sus superiores se negaron a ponerlo a disposición.

Molinos y Maderable estuvieron entre los cinco “Davao Boys” involucrados en la operación más letal de la Estación 6, que también fue la operación policial más mortífera en toda la ciudad de Quezón en el primer año de la guerra a las drogas.

En septiembre de 2016, la policía ingresó a la localidad de Old Balara alrededor de la medianoche y disparó contra siete sospechosos en una acción calificada como defensa propia. La policía dijo que después, en un intento por salvar vidas, llevaron a sus víctimas al hospital, donde fueron declaradas muertas al llegar.

Una investigación de Reuters en junio descubrió que la policía usó hospitales para esconder asesinatos de la guerra contra las drogas. A la mayoría de los siete hombres les dispararon en la cabeza y el pecho, dijo el médico que los declaró muertos. La fuerza niega que haya encubrimiento.

“Sintiéndonos orgullosos de la Estación de policía 6”, publicó Molinos en Facebook cinco días después. “Ya hemos contribuido mucho aquí”, escribió.

TODO IGUAL

En 2017, la tasa de muertes de la Estación 6 comenzó a caer, de acuerdo a los registros. De julio a diciembre de 2016, en los primeros meses de la guerra contra las drogas, murieron 87 personas. En los siguientes seis meses la cifra cayó a 21. Esto tenía sentido para Patay, quien dijo que la “primera salva” había asustado a los sospechosos.

Pero también había otras fuerzas ocupadas. En enero, el país se enteró de que los oficiales del escuadrón habían secuestrado y matado a un empresario surcoreano en la sede de la policía nacional en Manila. El asesinato alimentó la creciente oposición pública a la fuerza y sus métodos brutales.

Duterte detuvo las operaciones policiales antidrogas durante la mayor parte de febrero y prometió desmantelar las unidades. “Parece que (significa) volver a casa para nosotros porque todas las unidades de drogas fueron abolidas”, comentó Dennis Pal en Facebook el 29 de enero.

Pero las operaciones no fueron desmanteladas. Los escuadrones fueron rebautizados. Las “unidades antidrogas ilegales” se convirtieron en “unidades antidrogas”. Los “Davao Boys” se quedaron quietos y Molinos apareció en Facebook con una camiseta con el nuevo nombre, con una calavera con ojos rojos y una mandíbula grotescamente alargada.

El 28 de febrero, Duterte ordenó que la policía reanudara las operaciones, y el número de asesinatos en la Estación 6 siguió aumentando. Ocho “Davao Boys” participaron en una operación que mató a Bernabé Sabangan, de 23 años, y a un amigo en mayo de 2017. La policía lo registró como una redada.

Mariel Sabangan relató a Reuters que su hermano había estado cocinando y viendo televisión cuando los hombres de Patay irrumpieron y lo esposaron. Les suplicó que lo dejaran ir, pero los agentes la sacaron a ella y a su esposo del lugar. Un minuto después, escuchó tres disparos. “Ya estaba llorando. Me estaba volviendo loca porque sabía lo que significaba”, dijo.

Luego de eso, los policías se quedaron a jugar baloncesto fuera de su casa durante alrededor de media hora, antes de llevar los cuerpos de su hermano y su amigo al hospital, donde fueron declarados muertos a su llegada, recordó. Los oficiales bebieron el café de su hermano muerto y le robaron joyas, teléfonos celulares, alcancías de niños y una motocicleta.

Cuando Reuters le mostró a Mariel fotos de la página de Facebook de Molinos, dijo: “Mi corazón late rápido”. Reconoció a tres hombres, incluido Molinos, de quien dijo que vestía “equipo de combate”.

Molinos y otro hombre tenían acento de Bisayas: “igual que el presidente”. Molinos puso una pistola en el cuello de su marido mientras lo empujaba fuera, recordó Mariel. El informe policial nombra a Molinos como uno de los oficiales que participaron en la operación.

Mariel dice que ahora tiene problemas para dormir. “Siento que la policía podría regresar en cualquier momento”, relató.

Patay y Molinos no respondieron a pedidos de Reuters para que comentaran el episodio.

“MERECEN MORIR”

Patay esperaba una obediencia total y transparencia de sus hombres. Él también tenía que seguir órdenes. Hizo hincapié en que en la Estación 6 no estaba implementando “mis propias políticas”, sino las del gobierno y del liderazgo de la policía.

Patay sostuvo que los políticos locales habían temido desde hace mucho tiempo entrar a ciertas zonas. Dijo a Reuters que los convenció con un mensaje: “Este no es el momento de tenerle miedo a los criminales. Este es el momento adecuado para que los criminales nos tengan miedo”.

Los métodos de Patay generaron reacciones encontradas. Crisell Beltrán, capitana del distrito de Bagong Silangan, donde fue asesinado Bernabé Sabangan, los calificó como “positivos y negativos”. “Los asesinatos hicieron que algunos vecindarios fueran más pacíficos”, señaló antes de reconocer que “lo negativo, por supuesto, es que murió gente”.

Beltrán sostuvo que la Estación 6 nunca le informó antes de lanzar lo que llamó “operaciones especiales”. La oficial dijo el 8 de octubre que no podía recordar un solo asesinato policial en su distrito desde que Patay fue transferido en septiembre. Patay y las autoridades policiales no respondieron a una solicitud de comentarios.

El capitán del distrito vecino de Commonwealth, Manuel Co, dijo que siempre fue advertido sobre las operaciones de la Estación 6 y destacó que incluso se unió a algunos de ellos, llevando un rifle de asalto que estaba apoyado detrás de su escritorio cuando Reuters lo entrevistó.

“Esos drogadictos hijos de puta no deberían tener derechos humanos. Merecen morir”, dijo Co. Pero Patay era “provida”, sostuvo Co. “No quiere que muera nadie. La única razón por la que la gente muere es porque se defienden”.

Co dijo que la guerra contra las drogas hizo caer el crimen de forma dramática en la zona. Los datos cuentan una historia más ambigua. Pese a toda la sangre, -la Estación 6 tuvo un tercio más de asesinatos relacionados con las drogas que cualquier otra estación en Quezón durante el año inicial de la campaña- hubo un impacto limitado en el delito.

Desde julio de 2015 hasta junio de 2016, el año anterior a que Duterte lanzara su campaña, la Estación 6 registró 1.129 delitos graves, incluidos asesinatos, violaciones y robos. En el primer año de la guerra contra las drogas, registró 931 crímenes graves, una caída del 18 por ciento, según los informes.

Pero la proporción de delitos graves cometidos en el área de la Estación 6 en relación con toda la ciudad de Quezón aumentó del 12 al 15 por ciento. En otras palabras, el área de la Estación 6 se volvió más peligrosa en comparación con otras partes de la ciudad.

Patay ahora es un comandante regional con una unidad de élite que investiga crímenes de alto perfil, el Grupo de investigación criminal y detección. El CIDG responde directamente al jefe de policía Dela Rosa.

Patay habló con Reuters en octubre en la oficina del CIDG en la ciudad de San Fernando, a unas dos horas al norte de Manila. El estante detrás de su escritorio contenía trofeos de concursos de tiro.

Patay dijo que espera reunirse con los “Davao Boys” en el CIDG. Cuando se mudaron con él a Manila, dijo, tenían una solicitud: unirse a él en su próximo destino y “no quedarse atrás”. Ahora esperan su transferencia formal, comentó.

Por ahora, los hombres que lideraron el escuadrón de la droga más mortífero de Quezón están en el limbo. Según Molinos, el equipo vivía en una propiedad en Pasong Tamo, un distrito de Quezón, pero sostuvo que no podría informar su ubicación exacta.

“Era una casa segura”, sonrió Molinos. “Solo para ‘Davao Boys’”. 


 



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