Tras Bambalinas

Miguel Díaz-Canel, el Deng Xiaoping de Cuba

2018-04-18

Con solo 31 años fue elegido miembro del Comité Central del PCC y con 34 años...

DANIEL LOZANO | El Mundo


El dedo de Raúl Castro ha elegido a Miguel Díaz-Canel, actual primer vicepresidente del Consejo de Estado. El Richard Gere cubano, como le llaman sus admiradoras, llega a la Historia de Cuba dispuesto en un principio a mantener al precio que sea la revolución castrista.

A punto de cumplir 58 años y líder de una generación de cargos provinciales del Partido Comunista de Cuba (PCC), la designación de este ingeniero electrónico, que se aprovechaba de su altura para jugar al baloncesto en la Universidad, supone, en la teoría, un cambio mayúsculo: no se apellida Castro, culmina el ascenso de un civil a la primera magistratura gobernada desde 1959 por dos militares uniformados de verde olivo y consolida el relevo generacional con un político formado por la revolución que no luchó en Sierra Maestra porque no había nacido.

"Díaz Canel es, dentro de su generación y de otras, el que logró llegar a la sucesión paso a paso, bajo los controles del sistema y las suspicacias de los líderes históricos", destaca para EL MUNDO Arturo López Levy, profesor de la Universidad de Texas y autor de 'Raúl Castro y la nueva Cuba'.

Con solo 31 años fue elegido miembro del Comité Central del PCC y con 34 años ya gobernaba en la provincia de Villa Clara, todo un hito en la revolución. En esa época comenzó a demostrar su fama de eficaz, al encargarse del traslado de los restos del Che Guevara a la plaza de Santa Clara. Ya jamás saldría de la órbita de los hermanos Castro, pero fue Raúl quien le nombró ministro de Educación Superior en 2009, vicepresidente del Consejo de Ministros en 2012 y primer vicepresidente del Consejo de Estado en 2013. "No es ni un novato ni un improvisado", justificó aquel día el presidente.

Cautela en sus declaraciones

La narrativa que rodea al poder cubano ha calificado a quien será nuevo presidente como un funcionario gris, influida por la comparación con quienes le antecedieron y fracasaron (Carlos Lage, Robertico Robaina o Felipe Pérez Roque). Se equivocan. Quienes conocen bien a Díaz-Canel saben que es un tipo inteligente y hábil como para mantenerse en segundo plano mientras otros dotados de mayor carisma o popularidad iban cayendo como frutas maduras, incluidos los elegidos en primera instancia por Fidel.

Tanto se cuida el futuro presidente, conocido por sus visiones más moderadas durante sus mandatos locales y regionales, que en los últimos meses ha extremado sus declaraciones más ortodoxas, incluyendo filtraciones de la Seguridad del Estado, para que nadie pueda pensar que se trata del Gorbachov cubano.

"Si (los disidentes entran al Parlamento) sería una manera de legitimar dentro de nuestra sociedad civil a la contrarrevolución", aseguró vehemente Díaz-Canel en un vídeo que circuló en las redes sociales antes de que la Policía impidiera a los candidatos de Cuba Decide participar en las elecciones locales. Una estrategia que ha provocado que se le vea como una marioneta de Raúl, cuyos hilos serían movidos a placer de militares de la vieja guardia y del PCC.

"Ha demostrado obediencia, lealtad y capacidad de gestión. Tiene la imagen de un cuadro político eficiente, de posturas dialogantes y prácticas populares dentro de los sectores revolucionarios, con manejo más moderno de los nuevos códigos. Tiene a su favor un grupo de cuadros en provincias y el aparato central del gobierno, además de cargos en el partido que crecieron bajo su tutela y guía", resume López-Levy.

Un modelo de liderazgo incierto

¿Cuál será el modelo a seguir del nuevo líder? "Ni Gorbachov ni Maduro, Deng Xiaoping", apuesta para EL MUNDO el pensador e historiador Armando Chaguaceda. Ni Gorbachov como el gran reformador que dinamitó el Muro de Berlín ni Maduro como el elegido por Chávez para seguir sus lineamientos políticos al pie de la letra, incluso radicalizándolos. "Con los datos que tenemos Díaz Canel apunta a una continuidad con una apertura económica. Insisto en que no se sabe la personalidad ni la agenda real en un régimen como este donde han rodado tantas cabezas en la coyuntura actual. Y en los meses que sigue no va tampoco a revelarlo en la medida que va a estar acompañado y vigilado por los históricos y el aparato de la policía política", describe.

Lo que hizo a nivel local es ambivalente: tuvo una buena gestión en Santa Clara, donde nadie olvida que permitió las noches libertarias para modernos, transexuales y rockeros en el conocido local Mejunge. En cambio, "después en Holguín tuvo una gestión que han criticado, por sus políticas con los campesinos, la compra de la leche. Ha hecho lo que ha podido para estar allí. Pero no tiene muertos en su conciencia, no estuvo en guerra, no participó en actos represivos", concluye Chaguaceda.

Queda por saber cuál será la arquitectura del poder que elija Raúl para el futuro, "ya que no existe la necesidad institucional de que un Castro (Fidel o Raúl) ejerza al mismo tiempo la presidencia del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros", adelanta el politólogo Álvaro Alba, quien apuesta por una reforma constitucional para separar esos dos poderes.



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