Panorama Norteamericano

"Donald Trump ha convertido a Estados Unidos en un agujero negro"

2018-04-18

Algunas han sido fáciles de tumbar por simples motivos procesales -estaban mal formuladas en...

AITOR HERNÁNDEZ-MORALES | El Mundo

Desde 1920 la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, según sus siglas en inglés) lucha para defender los derechos individuales y las libertades garantizadas a los ciudadanos estadounidenses por las leyes y la Constitución de ese país.

En su casi un siglo de existencia, la organización sin fines de lucro ha velado por los intereses de publicaciones anarquistas que el Gobierno intentó suprimir, los derechos reproductivos de mujeres que luchaban por el acceso amplio a la píldora anticonceptiva y los derechos de expresión de todos, desde grupos religiosos que buscaban hacer declaraciones públicas de su fe, hasta colectivos neonazis que querían desfilar por las calles. Hoy cuenta con más de 1,2 millones de afiliados y ofrece asistencia legal a toda persona que se encuentre en una situación en la que sus derechos civiles estén siendo cuestionados.

Como presidenta de la ACLU desde 2008, la jurista constitucional Susan Herman ha plantado cara a las últimas directrices de la Administración Bush y los excesos legislativos de Barack Obama, proporcionando apoyo legal en la campaña para dar derechos civiles completos a los homosexuales y defendiendo a objetores como Chelsea Manning, que filtró documentos clave sobre las actuaciones ilícitas de las Fuerzas Armadas estadounidenses.

Sin embargo, Herman reconoce que las luchas legales de la última década han sido poca cosa comparadas con las que han surgido en apenas un año de la Administración Trump. "Nunca he visto una Casa Blanca tan empeñada en recortar los derechos civiles como la de Donald Trump", declara la jurista a EL MUNDO desde Lisboa, donde participó recientemente en una serie de conferencias. "Desde su elección hemos visto cómo se ha convertido en un agujero negro en términos de derechos humanos, compasión, civismo. La ACLU trabaja en 14 áreas diferentes -libertad de expresión, justicia racial, derechos LGBT, de la mujer, de los inmigrantes, etcétera-, y este Gobierno ha intentado recortar la libertad en cada una de ellas".

¿Hay algún colectivo que esté siendo especialmente perseguido por la Administración Trump?

Los inmigrantes. Trump se ha dedicado a atacar los derechos civiles de los que están indocumentados, como también se ha mostrado especialmente despiadado en su veto a los refugiados e inmigrantes de seis países con mayorías musulmanas. Emitió esa orden ejecutiva a las cinco de la tarde de un viernes y con efecto inmediato. Uno de los afectados fue Hamid Darwish, un intérprete iraquí que había puesto su vida en peligro para auxiliar a tropas americanas y que ya había pasado por dos años de formularios y entrevistas para conseguir el visado que Trump canceló mientras volaba hacia Nueva York. Pasó 19 horas detenido en el aeropuerto, pero conseguimos liberarle y tumbar la orden.

¿Anticipaban tanta actividad por parte de la Administración Trump en este respecto?

No esperábamos que lo haría con este frenesí. Pero estábamos preparados. Trump emitió la orden contra los inmigrantes de países musulmanes a las cinco de la tarde, y dos horas más tarde ya teníamos reunido nuestro equipo legal, que se puso manos a la obra para frenar su aplicación. 

¿Cómo valora el rigor de las ordenes emitidas por esta Casa Blanca?

Algunas han sido fáciles de tumbar por simples motivos procesales -estaban mal formuladas en un sentido estricto de la palabra-, mientras que otras se apoyaban en argumentos fácilmente desmontados. No fue complicado demostrar que el veto sobre los inmigrantes de esos seis países se fundamentaba sobre un prejuicio contra los musulmanes: el texto de la orden ejecutiva literalmente hacía una excepción para los inmigrantes cristianos de esos países. Creo que se están moviendo por impulso, sin cuidar el trabajo. Aunque conseguimos frenar las acciones ilegales de la Administración, es preocupante ver que no dudan en hacer caso omiso de la legislación vigente.

¿Le preocupan los ataques de Trump hacia la prensa?
    
Sí. Algunos se divierten con sus tuits agresivos, pero nosotros lo vemos como una señal de un creciente autoritarismo y una falta de tolerancia hacia puntos de vista que no comulgan con los suyos, con su versión de los hechos. Nuestra Constitución consagra el principio de la libertad de expresión absoluta, y no podemos permitir que él la intente limitar.
 



regina