Policrato Philodemos

Segunda vuelta electoral

2018-04-30

Uno de los grandes obstáculos que están provocando el ajetreo politico, se debe a la...

Almte. Manuel Rodríguez Gordillo

"No puede existir la democracia ante una simulación perversa
cuando subsiste la imposición de una minoría"

"Necesidad ante la fragmentación ideológico partidista"

Nunca en los últimos cien años  los mexicanos nos habíamos encontrado ante la difícil problemática, dentro de un proceso electoral tan abigarrado de aspirantes a la primera magistratura del país, para elegir democráticamente a un ciudadano que fuese apto y verdaderamente calificado para ocupar el alto cargo de presidente de la república.

Uno de los grandes obstáculos que están provocando tal situación política, se debe a la fragmentación excesiva de los partidos políticos, quienes carentes de coherencia ideológica dejan la impresión de ser pandillas políticas en busca del poder y de los jugosos presupuestos a su favor que se derivan del subsidio oficial, que en este período electoral ha tenido una vergonzosa secuela degradante de mercadotecnia política plagada de  mentiras y promesas extralógicas durante el jaloneo de esta campaña electoral, especialmente en el reciente debate protagonizado por los cinco contendientes -tres apoyados por coaliciones de partidos y dos independientes- que aspiran la primera magistratura. A este escenario de conflicto deben sumársele los desahogos estridentes y fanatizados de las faunas de acompañamiento y de los apologistas a sueldo de cada uno de los candidatos.

Entre los lineamientos de la ley electoral vigente no existe disposición alguna que limite el número de partidos políticos, así como de los candidatos que pueden inscribirse y competir para ocupar la silla presidencial, ya sea avalados por alguno de los partidos, por coaliciones de ellos,  o compitiendo de manera independiente, como es el caso de la actual contienda electoral que se definirá el próximo primero de Julio, en la que habrá cinco contendientes para ocupar la primera magistratura.

Si bien es cierto que en nuestro país la democracia legal se obtiene a través del sufragio y en el caso de los comicios presidenciales quien obtiene la mayor votación es el que llega a la primera magistratura, también es cierto que entre más fragmentado se encuentre el escenario político partidista habrá un mayor número de candidatos a elegir, por lo que lógicamente el ganador de los comicios solamente podrá alcanzar un pequeño porcentaje de votos a favor, y por dicho motivo nunca llegará a obtener una verdadera mayoría; esto significará que quien gobierne a México estará solamente avalado por un pequeño grupo de votantes que nunca constituirán una mayoría superior al 50% de los ciudadanos que forman el padrón electoral, y menos aún del número de votantes que acudieron a las casillas de votación si consideramos el ya endémico abstencionismo, que en México es de alrededor del 35% del padrón electoral.

Ante un voto pulverizado por la cantidad de partidos políticos (muchos de ellos manejados como empresas familiares o mafiosas), y por el gran número de candidatos, podremos constatar que la legalidad democrática se cumple, pero..... ¿Acaso de esa manera se podrá legitimar una democracia?.... dado que el ganador de los comicios escasamente podría alcanzar el 25% (o muy optimísticamente quizá el 30% ),  de los votos del padrón electoral, lo que también significaría que el ganador fue rechazado por la mayoría de los ciudadanos en un porcentaje mayor al 70%, estigma que el presidente electo arrastrará durante todo el ejercicio de su cargo, con las secuelas de impopularidad, rechazo, y denostaciones, tan conocidas que ya son parte del imaginario popular y de nuestra historia reciente.

Ante la urgente necesidad de limpieza en nuestra política electoral y con el fin de poder alcanzar una democracia ampliamente legitimizada por la ciudadanía y respetada en el escenario internacional, se hace necesario adoptar el mecanismo electoral de una segunda vuelta electoral cuando, siguiendo la normatividad electoral vigente, el candidato ganador no alcance una votación mayor al 50% de la totalidad de votos computados.

Siguiendo con esta propuesta, los 2 candidatos que obtuvieran la mayor votación en las urnas, tendrían que pasar por el filtro de nuevos e inmediatos comicios (dentro de un plazo máximo estimado en un mes), en donde el ganador obtendría necesariamente el voto y el apoyo mayoritario de la ciudadanía, ya que aritméticamente habría alcanzado en las urnas una cantidad de votos superior al 50% de toda la votación posible, mayoría absoluta que le otorga un mayor poder decisorio y autoridad en el ámbito internacional, dado que estaría avalado por la mayoría del pueblo de México.

Cabe mencionar también que para alcanzar dicho estado comicial democrático, es necesario que las cámaras legislativas (Diputados y Senadores), modifiquen la legislación electoral vigente.



JMRS