Nacional - Seguridad y Justicia

Sacerdotes se protegen de asesinatos

2018-04-30

Además, han reforzado las puertas y ventanas, evitan que personas extrañas ingresen a...

 

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 29 ABR - Los sacerdotes mexicanos viven atemorizados y toman previsiones ante la ola criminal que los ha hecho uno de sus blancos favoritos, instalando cámaras de circuito cerrado y contratando personal de seguridad en templos y casas parroquiales.
    
Además, han reforzado las puertas y ventanas, evitan que personas extrañas ingresen a las instalaciones de las iglesias por las noches y tienen cuidado de contratar personal de confianza como asistentes, según testimonios diversos.
    
En el estado sureño de Guerrero, por ejemplo, hay versiones de que a veces los sacerdotes se desplazan con guardaespaldas o que ofician misas con chalecos antibala.
    
El arzobispo de Morelia, Carlos Garfias, señaló que "en un momento una mala palabra dicha por un padre provoca que lo busquen para matarlo".
    
Al menos tres sacerdotes fueron asesinados en una semana en México, lo que elevó a 24 la cifra de homicidios de presbíteros desde 2012 y 41 desde 2006.
    
El Centro Católico Multimedial (CCM) estima que México es el país que registra el mayor número asesinatos de sacerdotes en América Latina, superando ya a Colombia, que por muchos años ostentó este dudoso liderazgo, seguido de Brasil, Guatemala, El Salvador y Perú. Además, es el país donde más religiosos murieron en el mundo el año pasado, con cuatro, y este año se perfila para repetir esta marca.
    
Omar Sotelo, director del CCM, señaló que desde que se inició la estrategia contra el crimen lanzada por el ex presidente Felipe Calderón en 2006, con apoyo del Ejército y la Marina, cuando se abrió una era de horror en el país, los religiosos se convirtieron en algunas las víctimas principales.
    
El CCM contabilizó más de 80 denuncias en un año interpuestas por sacerdotes por extorsión, amenazas de bandas organizadas, extorsiones, secuestros y tortura.
    
El 80 por ciento de los casos de asesinatos de sacerdotes, que se registran sobre todo en la capital, el vecino estado de México, y los estados sureños de Guerrero, Veracruz y Michoacán, han quedado impunes.
    
Los jerarcas de la Iglesia temen que la violencia contra los sacerdotes se agudice en el corto y mediano plazo, a menos que se adopten medidas urgentes para frenar esta preocupante tendencia.
    
La pregunta de por qué se asesina a sacerdotes en México ha estado en la boca de muchos en los tiempos recientes, pero la respuesta no es sencilla.
    
El "mensaje" que pretenden difundir es "muy claro: si puedo matar a un sacerdote, puedo matar a quien sea", señaló Omar Sotelo.
    
"Matar a un sacerdote es como matar una mujer, que es el centro de la articulación de la familia, así como aquel es el centro de articulación de la sociedad", señaló el obispo Raúl Vera, de la diócesis de Saltillo.
    
Pero esta explicación no siempre explica bien la causa de la ola de asesinatos.
    
El exfiscal del estado sureño de Guerrero, Xavier Olea, que en febrero pasado tuvo que lidiar con el homicidio de dos sacerdotes al regreso de una fiesta patronal en una zona peligrosa, generó polémica cuando señaló que los religiosos "no fueron víctimas, sino pertenecían a un grupo delictivo".
    
Luego fueron difundidas fotografías que mostraban al párroco Germaín Muñoz, uno de los asesinatos, portando un arma de grueso calibre y en compañía de hombres fuertemente armados pertenecientes a una banda local.
    
En realidad, los eclesiásticos suelen convivir en festejos, bautizos y comuniones con capos de la droga y aparecen retratados con ellos, por la naturaleza de su trabajo, señalan fuentes de la propia Iglesia.
    
El obispo Salvador Rangel, de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, provocó un fuerte escándalo hace unas semanas cuando reveló haberse reunido con un líder no identificado del crimen en su conflictiva jurisdicción, para pedirle que dejara de asesinar a sacerdotes.
    
Rangel propuso dialogar con los jefes de las bandas para evitar que sigan matando a personas inocentes, lo que provocó una fuerte controversia. 


 



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