Internacional - Política

Las sanciones fantasma por las que Irán culpa a Estados Unidos de violar el acuerdo nuclear

2018-05-08

Algunos creen que Rohani, en plena efervescencia electoral, exageró al prometer beneficios...

LLUÍS MIQUEL HURTADO | El Mundo

O no invertir en Irán o arriesgarse a tener problemas para renovar el software estadounidense de la empresa. En este brete se vio una empresa tecnológica europea tras recibir una advertencia extraoficial contra sus planes de emprender una aventura comercial con una socia iraní. Según ha podido saber EL MUNDO, este no ha sido el único caso. Al menos dos empresas españolas, dispuestas a aprovechar el levantamiento de sanciones nucleares en 2016 para invertir en Irán, han recibido mensajes disuasorios de una presunta ONG estadounidense.

Son lo que el Guía Supremo Jamenei tildó la semana pasada de "guerra económica". La razón por la que Irán lleva meses acusando a Washington de incumplir su parte del acuerdo nuclear. "Si una empresa occidental quiere invertir en Irán se encuentra con problemas en el mismo momento en que tiene intereses en Estados Unidos, o en que los bancos europeos que deberían financiar sus operaciones los tienen, y rechazan hacerlo", resume a EL MUNDO un funcionario diplomático iraní, hablando bajo preceptiva condición de anonimato.

El pasado enero, el presidente de EU Donald Trump dio unultimátum a la Unión Europea: tenían 120 días para arrancar a Irán un compromiso de prolongar de por vida la suspensión de enriquecimiento de uranio al nivel fijado en el pacto, de no desarrollar misiles balísticos y de no influir en la región como hasta hoy. De no lograrlo antes del 12 de mayo, Washington retiraría su firma y forzaría así la reimposición de las sanciones nucleares que, entre 2006 y 2015, perjudicaron severamente la economía y el bienestar de la población. Finalmente, Trump ha adelantado cuatro días la fecha de caducidad de su órdago.

"Ni externalizaremos nuestra seguridad ni renegociaremos o agregaremos a un acuerdo que ya hemos cumplido de buena fe", sentenció este jueves un circunspecto canciller iraní, Mohamed Yavad Zarif, en un videocomunicado atípico. "Con sus inspecciones, la OIEA ha acreditado diez veces que Irán cumple con su parte del acuerdo", secunda el diplomático consultado por este periódico. "De siete países firmantes del pacto, hay uno que no lo está cumpliendo y que encima está imponiendo sus exigencias al resto", remacha.

El acuerdo nuclear, recuerdan analistas, consiste en un intercambio: Irán renunció a perseguir el arma atómica a cambio de que EU y el resto de firmantes levantaran las sanciones vinculadas al programa nuclear iraní. Y algo más, que los iraníes explican recurriendo al Anexo 2 del texto del pacto: el epígrafe 26 compromete a los signatarios a "evitar interferir con la realización del beneficio completo por parte de Irán" de las sanciones alzadas; el 29, a "abstenerse de cualquier política específicamente destinada a afectar directa y negativamente la normalización de las relaciones comerciales y económicas con Irán".

Sanciones de facto

Aunque las sanciones nucleares se suspendieron en 2016, cuando entró en vigor el acuerdo nuclear, la presión informal desde EU y la hostilidad de Trump con el acuerdo, que se remonta incluso a antes de su llegada al poder, actúan como unas sanciones fantasma, invisibles pero funcionales. "Su empleo es sofisticado pero efectivo", opina Sharoj Habibi, fundador de la consultoría de negocios Ibero Persia. "Sin que prospere la parte económica, este acuerdo es como dar la libertad de Irán para poder hacer transacciones comerciales, pero sin dinero".

Aunque el mismo Trump intentó persuadir a sus socios europeos hace un año para que dejasen de comerciar con Irán, hay datos positivos. Según el FMI, la economía iraní creció un 12,5% en el primer año fiscal tras la firma, gracias al fin de las sanciones a la exportación de hidrocarburos. En el año siguiente se quedó en el 4,2. La inflación bajó de dos dígitos de la época Ahmadineyad. Además, Irán ha podido repatriar más de la mitad de sus cerca de 100 mil millones de dólares en activos en el extranjero, congelados hasta 2016.

Pero, aunque Irán ha logrado absorber ocho mil millones de dólares en inversión extranjera directa desde la firma del acuerdo, y firmar algunos macro contratos, como el que permitirá a la francesa Total operar en un yacimiento de gas por 4,800 millones de dólares, hay señales de alerta. La empresa aeronáutica Boeing ha buscado otros compradores para amortiguar una hipotética cancelación de un jugoso contrato de compra, por 17 mil millones de dólares, de 80 aviones para la aerolínea Iran Air. Otras compañías podrían imitarla.

La atmósfera desfavorable para los negocios con Irán se cuantificó en un informe publicado en enero pasado por el think-tank International Crisis Group y la sociedad de negocios Bourse & Bazaar. Tras el órdago de Trump en octubre, indicaron, el 51% de los ejecutivos consultados reconocieron que los planes de Donald Trump "de no certificar el cumplimiento iraní del acuerdo nuclear habían afectado negativamente a los planes de su empresa de operar en el mercado iraní en el año siguiente [2018]".

"Si preguntabas específicamente [a los empresarios sondeados] te hablaban del riesgo de sanciones. Aunque, asociados a este, te mencionaban otros riesgos políticos en la región", recuerda Esfandyar Batmanghelidj, director de Bourse & Bazaar e impulsor del estudio. "No existe sólo un miedo al fin del acuerdo nuclear y a más sanciones, sino también a un incremento de tensión en la región. Miran de reojo las rivalidades entre Irán y Arabia Saudita e Israel. Saben que la postura de EU está muy claramente del lado de Israel".

Un pacto menos fructífero de lo esperado

El presidente de Irán, el aperturista Hasan Rohani, fue artífice de un pacto nuclear que ha defendido a capa y espada contra sus rivales políticos de la línea dura, para quienes el modus operandi de EU reafirma su anti occidentalismo y les permite poner contra las cuerdas al jefe del Ejecutivo. "América ha vuelto a demostrar a Irán que es incapaz de mantener su palabra. No es de fiar", dice a EL MUNDO Mohsen Rezaí, ex comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, leal al Líder Supremo, y actual secretario del Consejo de Discernimiento. "No hay luz en el horizonte para una cooperación entre los dos países".

Algunos creen que Rohani, en plena efervescencia electoral, exageró al prometer beneficios económicos del pacto atómico. Hoy, la impresión general en la calle es que estos no han llegado en la medida esperada. Datos del Centro de Estudios Internacionales y de Seguridad de la Universidad de Maryland indican una evolución a la baja de la sensación sobre la situación económica post acuerdo. Para junio de 2017, sólo el 39% de los encuestados creía que había mejorado tras su firma; la mitad, que había empeorado.

La consecuencia ha sido una frustración acentuada, según numerosos analistas, por un incremento del paro, problemas de impago en algunas empresas, una percepción de corrupción generalizada, la fuerte devaluación que ha sufrido la divisa local -que ha forzado la imposición de severas restricciones a la adquisición y el ahorro en dólares- y la caída de varias entidades de ahorro, producto de años de prácticas irregulares aprovechando un sistema que el Gobierno trabaja para reformar, pese a los obstáculos que impone el mismo sistema iraní.

Uno de los síntomas más evidentes de este descontento fueron las protestas de finales de 2017 y principios de 2018, en más de ochenta localidades del país, en las que participaron mayormente trabajadores y ciudadanos de clase humilde. "Es justo trazar una relación entre la desaceleración económica y las frustraciones que llevaron a las protestas", opina Esfandyar Batmanghelidj. "El empleo es una cuestión importante. Si baja la inversión, Irán pasará una mala época creando puestos de trabajo, especialmente para los más jóvenes".

"Para Rohani, es importante mostrar que se crea empleo", incide el director de Bourse & Bazaar. "El informe muestra claramente que los retos externos son la principal razón para que las empresas decidan no invertir. Con todo, no es menos importante el trabajo interno que debe hacer Irán", añade. "Abordar la corrupción o mejorar la protección de las inversiones son reformas que se deben tirar adelante, si se quiere demostrar a la comunidad internacional, incluso ahora, la disposición de Irán a ofrecer oportunidades de negocio".

Las manecillas avanzan inexorablemente hacia las dos de la tarde en Washington (a las 20, la hora de Madrid), de este martes, Donald Trump anunciará su decisión. Irán ha puesto casi todos los huevos en el cesto de la UE. Su esperanza es que su deseo de mantener el acuerdo íntegro se imponga al de contentar a un Trump dispuesto, creen, a destruirlo a cualquier precio. Teherán, además, ha advertido de que tampoco aceptará la continuación del vigente con su funcionamiento actual. Concluye el diplomático: "¿Para qué tantos años negociando, si al final sólo beneficia a una de las partes?".



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