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España: un pacto nacional

2018-05-28

Trenzar un acuerdo entre fuerzas políticas de intereses electorales antagónicos en el...

 

El imprescindible cambio de Ejecutivo que exige la conducta política y delictiva del partido gobernante es una mala noticia. España afronta una grave crisis institucional a causa del independentismo catalán y encara una desigual y endeble recuperación económica que un sobresalto de la envergadura de una crisis de Gobierno puede truncar. El veredicto del caso Gürtel no deja otra salida y los dirigentes políticos debieran saber gestionarla. Se trata de buscar un pacto nacional con el supremo objetivo de preservar la economía y gestionar el desafío secesionista. Es una tarea ardua que requiere tiempo y, sobre todo, un Gobierno al mando con la autoridad y la legitimidad que otorgan las urnas.

Trenzar un acuerdo entre fuerzas políticas de intereses electorales antagónicos en el marco de un tablero político extremadamente cambiante es un asunto complejo, pero no insuperable. Tal como está la correlación de fuerzas políticas en el Parlamento hay una mayoría para descabalgar al Gobierno y en ese sentido los socialistas han allanado el camino para sacar a Rajoy de La Moncloa. Era el único partido que, en solitario, podía hacerlo. El problema es que no hay mayoría parlamentaria para conformar el Ejecutivo que lo reemplace.

El programa de Gobierno que ha esbozado Pedro Sánchez jugaría a favor del PSOE al requerir que dicho partido se mantuviera a los mandos durante mucho más que unos pocos meses y desde luego mucho más de lo que es aceptable en la situación actual. El país no puede permitirse la audacia que propone Sánchez. La interinidad gubernamental nunca favorece a la economía y la deriva de los independentistas catalanes bloquea cualquier posibilidad de contar con su concurrencia para reforzar al Estado del que quieren separarse. Sería una incoherencia que debilitaría aún más la credibilidad de la política española.

Con esta visión de vuelo raso, la política española podría volver al bloqueo que hace solo dos años obligó a repetir las elecciones generales. Si Podemos cumple su promesa de no exigir condición alguna a la moción que puede arrebatar a Rajoy la presidencia, Ciudadanos tiene entonces en su mano la posibilidad de llegar al único acuerdo posible y deseable, dadas las circunstancias: poner fecha para las elecciones sin más dilación. Solo ese movimiento puede desembocar en unas elecciones limpias sin que quienes lo promueven hagan ventajismo. Los daños electorales para cada formación —en caso de haberlos— deberían ser considerados de menor cuantía en esta crisis provocada por el Gobierno de Mariano Rajoy.

El PP ya se ha lanzado a atacar a los socialistas acusándoles de un supuesto pacto con los independentistas. Es, sin duda, el punto débil de una moción de censura que saliera adelante sin los votos de Ciudadanos. Tampoco al PSOE le interesaría a largo plazo el éxito de esa fórmula. El momento es crítico y los partidos de la oposición están obligados a intentar resolver en tiempo y forma una crisis que solo Rajoy y los suyos han agravado. La desconfianza y la insatisfacción de los españoles respecto a su democracia y su sistema político están por encima de la media europea y el partido gobernante tiene una enorme responsabilidad en todo ello.



Jamileth